Por el momento, quedó viejo. Se trata de un video difundido por la agrupación “Causa Nacional - Liberación o Dependencia”, una pequeña organización de base kirchnerista, que intentaba explicar la interna económica oficialista, dando cuenta además de la existencia de tres modelos económicos en el país, el neoliberal, el desarrollista, y el justicialista.
Su planteo, permitía observar las diferencias que, en el plano económico, se trazaban entre el kirchnerismo, referenciado en economistas como Axel Kicillof o Amado Boudou, y el sector de Alberto Fernández y Sergio Massa, quienes años atrás abandonaron este espacio político para competirle electoralmente en 2013, 2015, y 2017, secundados originalmente por economistas como Roberto Lavagna, Martín Redrado, y Guillermo Nielsen, y luego por Martín Guzman y Matías Kulfas, bajo un modelo económico que el video denomina “desarrollista”.
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Hoy, con la designación de Sergio Massa como “superministro”, el panorama busca acercarse a 2019, cuando en pos de la unidad el kirchnerismo pareció aceptar esta orientación económica, aunque solo con el fin de impedir una crisis de magnitud que, además, traería aparejada un nuevo triunfo de la derecha neoliberal.
Tal como se desprende del vídeo, los dos peronismos actualmente existentes rechazan el modelo neoliberal de valorización financiera y debilitamiento del entramado industrial que marcó las gestiones de la dictadura cívico militar, el menemismo, la Alianza UCR-Frepaso y la alianza Cambiemos PRO, UCR y CC. Pero tal como se verificó en los más de dos años del actual gobierno, se planteó como un aspecto fundamental el equilibrio macroeconómico, potenciado por la necesidad de cumplir con las metas acordadas con el FMI, ante el cual se postergaron las demandas de trabajadores y jubilados, intentando paralelamente sostener la tradicional aceitada relación de este peronismo con el establishment local, esto es los grupos económicos, las cúpulas sindicales, y en este nueva etapa, la cúpula de los movimientos sociales.
El sector ligado al kirchnerismo, en cambio, exhibió durante las presidencias de CFK que todas sus políticas públicas se enfocaban a mejorar la posición real de los sectores trabajadores, con resultados que pueden advertirse en un estudio del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), integrado por economistas ligados a la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que midieron cuanto sumaron los trabajadores registrados en los cuatro años de cada uno de los últimos cinco gobiernos en pesos constantes, es decir actuales (ver gráfico). El objetivo paralelo, era también lograr un mayor dinamismo en el consumo interno, que representó en su etapa cerca del 75 por ciento del PBI, y motorizar de esta forma la actividad del 98 por ciento de las empresas nacionales, las pymes, responsables estas del 65 por ciento del empleo privado.
Para ello, quedaban igualmente subordinados algunos equilibrios macroeconómicos, así como la relación con el establishment local, en la medida que no siempre era beneficiario directo de sus políticas.
Fundamentos y aspectos débiles
Desde el sector de centro derecha del peronismo, que podría referenciarse en el segundo peronismo, el duhaldismo y en parte del Gobierno de Néstor Kirchner, se sostiene que resulta macroeconómicamente insustentable un modelo de crecientes ingresos directos e indirectos en los sectores populares, por la dificultad de potenciar un consumo que activa ingentes demandas energéticas e industriales, ambas muy dependientes de insumos importados, es decir de dólares, lo que deriva tanto en restricciones fiscales para sostener dicho consumo como en la paulatina carencia de divisas, la famosa “restricción externa”, promoviendo crecientes brechas entre las cotizaciones de los dólares oficiales y financieros, con la consecuente creciente inflación.
Desde el sector kirchnerista, ligado lógicamente a las presidencias de CFK, pero también al primer peronismo de Perón y Eva Perón, al tercero de Perón y José Ber Gelbard, como así también a parte del de Néstor Kirchner, se plantea en cambio que los desequilibrios fiscales deben abordarse por medio de mayores presiones impositivas a los grupos económicos locales e internacionales, subiendo por ejemplo las retenciones o aumentando los controles y disminuyendo los subsidios a estos grupos, y que, desde el aspecto político, sostener o empeorar las condiciones de vida de las clases populares impidiendo su ascenso social y el dinamismo del mercado interno, no solo va en contra de ese peronismo que los sectores progresistas tienen como referencia en el aspecto económico, sino que además conduce a seguras derrotas electorales.
Consultado uno de los guionistas del video sobre como encaraban el problema de la mayor demanda de gasto público y divisas por la creciente demanda energética e industrial del grueso de la población y las industrias, respondieron que esas restricciones surgirían igualmente, pues si no era por el consumo de las clases populares, lo sería igualmente por las diversas fugas con las que habitualmente operan estos grupos y las multinacionales, así como también por la caída de la recaudación fiscal producto del descenso de la actividad económica y de las rebajas o exenciones impositivas a los grupos económicos.
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Sin embargo, ese veto no alcanza a explicar la resolución del conflicto que plantea el sector conservador del peronismo. Más allá, cierto es, de que el modelo que ellos denominan “desarrollista” no pudo demostrar que sus políticas económicas tengan sustentabilidad política, luego de la derrota del año pasado y el bajo índice de aprobación actual, incluso con un latente riesgo de insustentabilidad social.
La profundización de la crisis, llevó igualmente a una nueva posición de unidad, liderada como resultaría políticamente lógico por el sector más cercano al establishment y como tal, con más posibilidades de “tranquilizar” la economía, en palabras del ex ministro Martín Guzman.
Para adelante, es de esperar medidas pro mercado, que de tener éxito impedirán el actual deterioro económico y su consecuencia de mayores dificultades para los sectores populares. Por caso, fuentes cercanas al nuevo “superministro”, daban cuenta a El Destape de la intención de Massa de efectuar una devaluación del peso de entre un 20 y 30 por ciento para frenar la corrida cambiaria, aunque la medida estaría siendo resistida por el titular del BCRA Miguel Pesce.
Desde el kirchnerismo, igualmente, advierten que en el mediano plazo, aun cuando se logre controlar el dólar y la inflación, una política que no restituya parte de los ingresos que jubilados y trabajadores perdieron durante el macrismo, llevará a una derrota segura. Por eso, un vídeo que quedó viejo por la necesidad de unidad, podría igualmente tener un nuevo capítulo.