El FMI advirtió por la dolarización "a la Milei" que se aplica en Uruguay

Según el organismo de crédito internacional, la competencia de monedas que plantea el presidente libertario para la Argentina genera en Uruguay debilidades ante shocks externos, inflación y fragilidad económica.

27 de noviembre, 2023 | 21.44

El presidente electo Javier Milei sostiene que la dolarización de la economía “no es negociable”, aunque todavía no le puso fecha a esa medida que impactará negativamente en la actividad económica, específicamente en empleo y salarios. De acuerdo al supuesto cronograma, al que discrimina como políticas de primera, segunda, tercera –y así sucesivamente—generación, prevé en un primer momento habilitar una competencia de monedas; es decir, la coexistencia del peso con el dólar para distintos usos. Sin embargo, un informe del Fondo Monetario alertó sobre los riesgos de una dolarización de hecho, como la que exhibe Uruguay.

“La inflación y las variaciones del tipo de cambio podrían causar mayores niveles de dolarización y, simultáneamente, mayores niveles de dolarización podrían debilitar la transmisión del canal de tasas de interés de la política monetaria”, destacó el documento publicado por el organismo que conduce Kristalina Georgieva.

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El término “dolarización” tiene diferentes dimensiones. Algunos países adoptan esquemas de dolarización total, bajo los cuales un país abandona oficialmente su propia moneda y adopta una moneda más estable de otro país como moneda de curso legal. Por otro lado, algunos otros países tienen economías de doble moneda o dolarización parcial. Los esquemas de dolarización parcial también pueden tener diferentes alcances. Por ejemplo, la dolarización financiera se entiende como la dolarización de contratos financieros (normalmente préstamos y depósitos), mientras que el término dolarización real se utiliza para identificar economías con contratos de precios y salarios denominados en dólares (utilizando el dólar) como unidad de cuenta y medio de cambio).

A diferencia de Uruguay, los niveles de tenencia de dólares en Argentina está fuera del sistema. Se estima que existen fuera del país o en los “colchones” más de 400.000 millones de dólares. La dolarización se ha arraigado profundamente en la economía uruguaya y se ha convertido en un problema de larga data característica. El modelo publicado por el FMI también indica una relación inversa entre la dolarización y el desarrollo financiero, la restricción de las cuentas financieras y la apertura comercial.

Uruguay alcanzó uno de los ratios más altos de depósitos en divisas sobre depósitos totales entre los países latinoamericanos. La dolarización ha sido una característica persistente de la economía uruguaya durante un período prolongado. Al pico de dolarización de 2002/2003 siguió una tendencia de desdolarización, pero ese proceso perdió impulso durante la crisis financiera mundial. Desde entonces, la dolarización financiera se ha estabilizado. De acuerdo con las cifras del organismo, alrededor del 75 por ciento del total de los depósitos en el sistema bancario están en dólares, predominantemente en manos de hogares. Los hogares representan el 72 por ciento de los depósitos en divisas del sector privado, mientras que las empresas representan el 28 por ciento restante.

La concentración es aún más pronunciada en el caso de los préstamos privados en moneda extranjera, donde el 97 por ciento de la cartera de préstamos corresponde a préstamos corporativos y sólo el 3 por ciento a hogares. “Además, la dolarización de los precios prevalece en la economía, siendo el mercado inmobiliario y de bienes duraderos los más afectados, cotizado principalmente en dólares. Los precios de bienes raíces, electrodomésticos, joyas, ganado y otros artículos de alto valor muestran un grado significativo de dolarización”, destaca el informe del organismo.

El sendero uruguayo

La amplia dolarización en Uruguay, en múltiples niveles, “genera riesgos para la estabilidad financiera”. Los altos niveles de deuda pública denominada en dólares y una proporción considerable de prestatarios sin cobertura amplifican los riesgos asociados con la dolarización. A finales de 2021, aproximadamente el 50 por ciento de la deuda de mercado del gobierno central está denominada en moneda extranjera y más del 75 por ciento de la deuda corporativa está en dólares.

Los orígenes de esta aceptación generalizada del dólar se remontan a la década de 1960, cuando los depósitos en dólares se introdujeron como un medio más seguro de almacenar valor. Al igual que en otros países del mundo, el aumento de la dolarización en Uruguay puede atribuirse a períodos de pronunciada inflación y cambios cambiarios. La depreciación, que erosionó la confianza y debilitó la demanda de la moneda local.

La dolarización (es decir, préstamos al sector privado en moneda extranjera) podría hacer que los países sean menos tolerantes a los grandes tipos de cambio. La dolarización podría fortalecer el canal de transmisión del tipo de cambio a los precios internos –el traspaso de una devaluación a los precios internos—, particularmente cuando precios y dolarización cultural están presentes. La dolarización alcanzó su punto máximo en Uruguay después de la crisis de 2002, cuando el sistema de tipo de cambio fijo fue abandonado, lo que resultó en una depreciación significativa del peso uruguayo.

Las economías dolarizadas enfrentan una serie de riesgos importantes derivados de la dependencia de una moneda extranjera como medio de cambio. El principal de estos riesgos es la mayor vulnerabilidad sobre la volatilidad del tipo de cambio. “Las economías dolarizadas pueden sufrir una fragilidad financiera amplificada y un aumento susceptibilidad a shocks financieros externos, ya que la dolarización expone a los bancos y prestatarios nacionales a riesgos cambiarios”, sostuvo el FMI. “La dolarización puede disminuir el control de los países dolarizados sobre la política monetaria”, agregó.

La dolarización podría profundizar el canal de transmisión del tipo de cambio a los precios internos, particularmente cuando precios y dolarización cultural están presentes. Además, los países con un régimen de tipo de cambio flotante y una dependencia significativa de sus exportaciones de los precios internacionales podrían tender a sobre-reaccionar a los movimientos del tipo de cambio. La dolarización (es decir, préstamos al sector privado en moneda extranjera) podría hacer que los países sean menos tolerantes a los grandes tipos de cambio.

En materia financiera, el Banco Central perdería una herramienta de política de estabilización. “Dado que la elevada proporción de préstamos y depósitos del sistema bancario en dólares están vinculados a las tasas de interés internacionales más que a las tasas internas, esto debilita el canal de tasas de interés y limita la capacidad de la política monetaria para controlar los precios internos”, explicó el Fondo. “Esto limita, mecánicamente, el efecto de la tasa de política monetaria sobre la actividad económica, creando un ciclo de retroalimentación negativa mediante el cual episodios de inflación alta e inestable conducen a altos niveles de dolarización y, al mismo tiempo, los altos niveles de dolarización obstaculizan la capacidad de controlar inflación”, ejemplificó.

La dolarización afecta la eficacia de la política monetaria porque podría aumentar el traspaso del tipo de cambio a los precios internos. Esta falta de soberanía monetaria restringe la eficacia de la política monetaria interna para controlar la inflación, fomentar el crecimiento y estabilizar la economía durante períodos de crisis.

“Los mayores niveles de dolarización también están asociados a otros factores estructurales, a saber: (i) menor desarrollo económico, (ii) menores indicadores de calidad de la gobernanza, (iii) mayores niveles financieros y apertura comercial, y (iv) mayores entradas de remesas”, de acuerdo con el informe del FMI. La literatura también enfatiza varios costos asociados con la dolarización. Una cuestión clave es la mayor vulnerabilidad debida a la dolarización de la deuda pública y privada, lo que genera un problema de "descalce de monedas" en el que los pasivos están denominados en moneda extranjera mientras que los activos y los ingresos están en la moneda local, lo que afecta la salud financiera de los hogares y las empresas son más vulnerables a las fluctuaciones del tipo de cambio.