Durante la primera mitad del año las ventas al exterior alcanzaron los 44.377 millones de dólares, lo que representa el mayor valor histórico para un semestre en la historia argentina, superando incluso en un 13 por ciento al récord previo del primer semestre de 2013. El panorama, podría generar un relativo alivio al estructural problema de la “restricción externa” esto es, la carencia de divisas, porque si bien debido a la guerra los costos de las importaciones energéticas crecieron un 190 por ciento en el primer semestre del año, los 6.609 millones de dólares destinados a ese rubro no justifican por sí mismos la actual carencia de divisas.
De hecho, sobre los 44.377 millones de dólares que entraron al país en el primer semestre, a los que se deben sumar el desembolso del FMI por 4.475 millones, el Banco Central solo acumuló 3.191 millones en reservas en ese lapso, un monto que en gran medida ya se evaporó, pues las mismas descendieron lo que va de julio 2.622 millones. En tanto, la cotización de los dólares ilegales y financieros no paran de subir, superando ya la barrera de los 300 pesos, 50 por ciento más de lo que cotizaban a principio de año, cuando su costo era cercano a los 200 pesos.
Este fue en el marco en el que la vicepresidenta Cristina Kirchner dio cuenta de un “festival de importaciones”, que hasta junio totalizaron 41.284 millones de dólares. Sin embargo, de acuerdo al CEP XXI del Ministerio de Desarrollo Productivo, la actividad industrial creció 4 por ciento en el primer cuatrimestre de este año, 11,9 por ciento en mayo y se proyectaba a 5,8 en junio. Si se toma en cuenta que a causa de la fuerte dependencia de insumos importados, por cada punto de crecimiento de la actividad industrial nacional crecen cuatro puntos las importaciones, el incremento del 19,3 por ciento en cantidades no pareciera dar cuenta de un desborde en este ítem, sino más bien que la propia actividad industrial, sumada al incremento del 21 por ciento en los precios, explicó en gran medida el crecimiento del 44,4 por ciento en el valor de las importaciones con respecto al mismo período del año anterior.
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A dónde van los dólares
Con exportaciones record, el crecimiento de la actividad industrial y el aumento en el precio de las importaciones explica en parte la carencia de divisas, pero lo cierto es que existen otros elementos financieros que se suman para la actual “restricción externa”. El último Informe de Coyuntura del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, integrado por economistas de la Universidad Nacional de Rosario, exhibe que, en los primeros cinco meses del año, se habían fugados 375 millones de dólares, otros 1.638 millones habían salido para facilitarle a grandes empresas endeudadas con el exterior, 2.008 de intereses de deuda pública, 4.084 por el déficit en el área de servicios, (que en muchos casos es una forma encubierta de girar dólares) y 657 millones de otros componentes no especificados. De hecho, el Mirador concluye que debido a todos estos gastos, la entrada hasta mayo de 7.278 millones de dólares al descontar las importaciones, hubiera significado igualmente un déficit o rojo de 1.485 millones de dólares. Si en su lugar hubo un superávit de 2.990 millones, fue gracias a los 4.475 millones de dólares que ingresaron por el nuevo préstamo del FMI.
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Con todo, resulta evidente que, como en cualquier oportunidad, los préstamos del FMI no son la solución para la actual restricción externa. Si bien este organismo disminuyó en 650 millones de dólares la meta trimestral de acumulación de reservas, no modificó la meta anual de 5.800 millones de dólares, con lo que gran parte de los próximos desembolsos deberán orientarse a la devolución del préstamo a este mismo organismo.
El gobierno ya modificó los esquemas de importaciones, la exigir que las compañías con Licencias Automáticas (SIMI A) no superen importaciones por un 5 por ciento más que en 2021 o en un 70 por ciento más que 2020, y para las que poseen Licencias No Automáticas (SIMI B) que busquen financiamiento en el exterior por 180 días. Sin embargo, más allá de estos elementos, que sin dudas enfriarán la producción y la economía en general, no hubo novedades en relación a las erogaciones por deuda, fuga, y servicios. En un momento, además, en que según la consultora ABECEB se interrumpió el superávit comercial, pues con un déficit de 115 millones de dólares, el saldo comercial de junio resultó negativo por primera vez desde agosto 2018 -excluyendo la excepción de diciembre de 2020-, cuando en igual mes del año pasado había resultado superavitario en 1.101 millones de dólares.