Parecía no tener techo e incluso algunos, como si se tratara de un espectáculo, especulaban qué tan rápido el dólar blue rompería el techo de los $ 200. Aquellos que se desesperaron por meterse en esa escalada del billete, sin embargo, perdieron más de 20% en menos de un mes. El Gobierno cambió su estrategia después de la fallida que tomó a mediados de septiembre y pretende generar un puente de estabilidad hasta fin de año, cuando llegue la vacuna rusa y permita una mayor actividad económica.
Los grandes especuladores, que se volcaron a comprar verdes blue en medio de la escalada alcista, perdieron 22% desde el pico de $ 195 que registró el 23 de octubre a hoy. De hecho, el ilegal cerró el martes a $ 149, muy cerca de los $ 140 del tipo de cambio “solidario” (el oficial más el 65% de recargo).
Las empresas que compraron “contado con liqui” en su máximo de $ 181 del 22 de octubre vieron derrumbar sus activos 19%. Las cotizaciones sufrieron una sobrerreacción desde el 15 de septiembre, cuando el Banco Central anunció un refuerzo en los controles cambiarios, que incluyó el 35% de impuesto adicional a la compra de dólar oficial y una regulación más rígida para el CCL.
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Esto derivó en compras no planificadas, de grandes fondos que habían quedado atrapados con pesos y PYMES con algún exceso de flujo por la mejora en su facturación. "El dólar tiene la particularidad de que cuando baja se lo considera barato y cuando sube también se lo ve como barato", describió el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman. Desde que el Ministerio de Economía, de Martín Guzmán, anunció una subasta para dolarizar U$S 750 millones en bonos en moneda local y la emisión de títulos dólar linked, los gigantes especulativos dieron un paso al costado en la compra diaria.
Después de todo, el contado con liquidación consiste en una plaza marginal que puede llegar a operar en estos días U$S 50 millones diarios como mucho, una cifra menor para la enorme demanda de divisas de los fondos que vinieron a aprovechar la bicicleta financiera del macrismo y no pudieron salir desde el cepo cambiario de agosto de 2019.
El canje de bonos en pesos por dólares obtuvo ofertas por más del 200% de la cifra máxima autorizada a cambiar. Absorbió $ 43.000 millones y fueron adjudicados U$S 750 millones en títulos a 10 y 15 años. Los más interesados en participar fueron los fondos Templeton y Pimco.
Desde el Palacio de Hacienda advirtieron, a través de un comunicado, que el peligro por una nueva presión cambiaria se mantiene latente por grandes fondos que pretender dolarizar sus activos a través del CCL. “Aún convive en el mercado un universo de tenedores externos de instrumentos en pesos, cuyas estrategias y mandatos de inversión pueden redundaren comportamientos que afecten las condiciones de inestabilidad financiera y macroeconómica”, aclararon.
Emitir deuda externa fue una posibilidad descartada por Guzmán desde que asumió en Economía a excepción de casos puntuales como estos U$S 750 millones. De hecho, le enviará al Congreso un anteproyecto de ley para limitar la discrecionalidad del Ejecutivo para incrementar el stock de pasivos. Contrastada, la operación de esta semana resulta pseudo-marginal comparada con los U$S 6.600 millones de títulos de corto plazo denominados en dólares que fueron pesificados en su gestión.