El medio británico Financial Times advirtió que la “Argentina se dirige hacia su séptima devaluación de la moneda en 20 años”, a medida que “aumenta la presión sobre el peso y los inversores pierden la fe en la capacidad del gobierno para estabilizar la economía”. En las últimas jornadas, la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el paralelo superó el 100%.
En el artículo firmado por Benedict Mander, se recordó que “el país llegó a un acuerdo para reestructurar 65.000 millones de dólares de deuda externa en agosto, postergando los pagos de la deuda hacia el futuro”. Sin embargo, apuntó: “Los mercados financieros siguen siendo frágiles. Los precios de los bonos han vuelto a bajar a niveles angustiosos, los precios de las acciones se han desplomado y la brecha entre los tipos de cambio oficiales y del mercado negro se está ampliando”.
Por este motivo, “los analistas e inversores piensan que, con solo 1000 millones de dólares en reservas líquidas a mano, el Banco Central de Argentina se verá obligado a endurecer las restricciones a las importaciones y restablecer el peso a un nuevo valor mucho más débil”. En ese sentido, citó a Alejo Costa, estratega de BTG Pactual, el banco de inversión de Brasil, quien sostuvo: “Están en curso de colisión [hacia una devaluación]. La pregunta es cuánto tiempo lleva”.
“Si siguen posponiendo una devaluación, el impacto inflacionario solo se hará mayor y más desestabilizador [políticamente]. . . pero este tipo de administración solo devalúa su moneda cuando se ve obligado a hacerlo. Los ahorristas y las empresas locales tienen poca fe en el valor del peso”, añadió. Asimismo, el Financial Times alertó: “Una devaluación plantea un problema porque impulsaría la inflación en un momento en que los precios ya están subiendo muy rápido. La tasa oficial del peso ya ha caído un 22 por ciento frente al dólar en lo que va de año, en una caída que se aceleró a principios de octubre después de que se introdujeron controles de capital más estrictos”.
Atrapado sin salida
“El gobierno ha tratado de controlar el ritmo de caída de la moneda, con medidas que incluyen controles de capital más estrictos y menores impuestos para los exportadores de soja de la potencia agrícola. Pero es poco probable que esas medidas tengan mucho impacto, dicen los analistas. Las reservas cayeron 1.200 millones de dólares en la segunda quincena de septiembre después de que fueran anunciadas”, puntualizó.
El artículo también menciona el rol del FMI, el cual podría “contribuir a la implementación de un plan económico para restaurar la calma en los mercados”. Y añadió: “El prestamista multilateral, que envió funcionarios a Buenos Aires en una misión de investigación la semana pasada, es poco probable que exija duras medidas de austeridad a cambio de asistencia en un momento en que la pobreza ha aumentado a más del 40 por ciento debido a la pandemia”.
Un exfuncionario al que el medio no mencionó sostuvo que "el gobierno se verá obligado a actuar a finales de noviembre, porque la depreciación constante de este año en el peso de alrededor del 2 al 3 por ciento al mes no ya sea sostenible. Aunque ganar tiempo podría ser una opción, “una tensión económica más profunda podría comprometer las posibilidades de reelección del gobierno peronista en 2023”, aclaró.
Por su parte, Graham Stock, jefe de investigación soberana de mercados emergentes de BlueBay Asset Management, indicó: “Pueden mantenerse durante mucho tiempo mediante controles de capital cada vez más estrictos”.
“Pero eso está moviendo la política en la dirección equivocada. Políticamente, eso es muy peligroso, ya que sería un símbolo de muy poca confianza en la gestión económica. Están atrapados entre la espada y la pared. No hay respuestas fáciles”, concluyó.