Las políticas de ajuste de la casta mileista multiplicaron la desigualdad en el país. El Coeficiente de Gini amplió su diferencia hacia una sociedad más injusta, al pasar de 0,417 a 0,436 para el segundo trimestre de 2024. La brecha entre los ingresos de los más ricos con los más pobres se amplió de 16 a 19 veces. Esta es una de las consecuencias principales de la aplicación oficial de un programa de hambre, con la licuación de los ingresos de toda la población, sumado al recorte arbitrario de partidas claves del presupuesto nacional. Los datos surgen del reciente informe del Indec sobre la distribución del ingreso que confirma el abrupto salto de la pobreza e indigencia para el primer semestre de este año.
El Coeficiente de Gini mide los niveles de desigualdad e igualdad en una sociedad. Cuanto más cerca de cero, más igualdad de ingresos entre la población, todo lo contrario a lo que viene sucediendo durante la gestión de la casta mileista. En el primer semestre de este año, el Gini se ubicó en 0,436 puntos, cuando para el mismo período de 2023 se había ubicado en 0,417. “Esto demuestra un importante aumento de la desigualdad”, concluyó el Indec.
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El informe da cuenta de los magros ingresos que reciben los trabajadores y trabajadoras de todos los deciles de la sociedad, situación que configura el escenario (que ya podría definirse de estructural) de trabajadores pobres. Desde la llegada de la casta mileista, más empobrecidos aún. El ingreso total individual que mide el Indec incluye las diversas fuentes de ingreso de las personas, tanto las laborales como las no laborales. Es decir, comprende los recursos provenientes del trabajo y de otras fuentes, por ejemplo, jubilaciones y pensiones o subsidios.
Según el último informe oficial, al primer semestre de este año el 90 por ciento de la población recibía ingresos por debajo de los 778.000 pesos (promedio), cuando el costo de la canasta básica total de junio se había ubicado en los 873.169 pesos. Es decir, el 90% de la población no llegaba a cubrir una canasta básica.
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Para medir de manera más acertada los niveles de pobreza hacia el interior de los hogares, el Indec consigna el ingreso medio por decil de todos los habitantes dentro de una vivienda. El 70 por ciento de la población vivía en hogares con ingresos que no superaban los 860.000 pesos, el umbral mínimo para medir la pobreza según el costo de la canasta básica al cierre de junio de este año.
Trabajadores cada vez más precarizados
Según los datos del informe sobre la distribución del ingreso, la cantidad de trabajadores con descuento jubilatorio se ubicó, al primer semestre de este año, en los 6.206.203 casos cuando un año atrás llegaban a 6.104.912. En definitiva, tener un trabajo en relación de dependencia ya no garantiza acceder a condiciones dignas de vida. También se produjo un salto de la población que no recibe ningún tipo de ingresos: al primer semestre de 2023 representaban el 37,3% de la población (10.964.868) mientras que para este año llegaron al 37,5% (11.106.798).
“El empobrecimiento no es un efecto colateral, sino un objetivo de las políticas implementadas por el gobierno actual. Las medidas económicas adoptadas desde diciembre, como el retraso del salario mínimo, la congelación de subsidios y la reducción del poder adquisitivo de las jubilaciones, han buscado inducir una recesión para recomponer las cuentas externas y desacelerar la inflación a cualquier costo. Estas políticas han provocado un shock regresivo que ha llevado a un deterioro acelerado de las condiciones de vida de la población, especialmente entre los más vulnerables”, puede leerse en un reciente informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) que conduce el titular de UP, Claudio Lozano.
La pobreza entre los asalariados y asalariadas formales pasó del 13,7% al 29,4%. “Esto significa que en solo seis meses, 1,5 millones de trabajadores formales cayeron en la pobreza. La indigencia en este grupo se cuadruplicó, pasando del 1,2% al 4,8%, lo que revela que, incluso entre aquellos con empleo formal, las condiciones han empeorado drásticamente”, concluyó el informe del IPyPP.
La vulnerabilidad social aumentó en más de 16 puntos porcentuales al pasar del 38,6% al 54,9%. Al extender el dato a todos los aglomerados del país (y no solo los 29 que mide el Indec), la población bajo la línea de pobreza llegó a los 26 millones, mientras que la indigencia alcanzó a 5 millones de personas.