El Gobierno chino anunció hoy que la meta de crecimiento económico del país asiático para este año se situará en alrededor de 5,5%, el menor nivel desde 1990, y que priorizará la "estabilización".
"La pandemia de Covid-19 sigue su curso, la recuperación mundial carece de dinamismo y el precio de las materias primas sigue estando alto; lo que hace que la coyuntura sea volátil, difícil e incierta", dijo el primer ministro chino, Li Kequiang, al abrir la sesión anual legislativa, según consignan las agencias de noticias AFP y Bloomberg.
En las llamadas dos sesiones anuales celebradas en China durante marzo se reúnen la Asamblea Popular Nocional y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino.
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En dichas citas parlamentarias, que duran cerca de una semana, se reúnen los delegados de todo el país y uno de los ejes son los anuncios de las políticas económicas y sus respectivas metas anuales.
Tras sufrir las consecuencias de la pandemia, el impacto de una crisis de liquidez en el mercado inmobiliario, y la imposición de fuertes regulaciones en dicho sector, además del tecnológico y financiero, China ahora estableció la estabilidad económica como la prioridad máxima, según señaló Li.
En ese sentido, el funcionario subrayó en su discurso que China buscará mantener el empleo estable y prevenir riesgos.
Asimismo, reconoció que juzgando la situación local y externa, los riesgos y los desafíos que enfrentará el desarrollo del país se han incrementado significativamente durante este año.
Tras efectuar medidas de liberación del mercado, el país asiático comenzó a crecer desde los años sesenta en las comúnmente denominadas tasas chinas, a un promedio del 9,19% entre 1989 y 2021.
Si el Producto Bruto Interno (PBI) chino únicamente crece el 5,5%, como aspira Beijing, sería la menor tasa desde el año 1990, cuando creció al 3,9%.
Desde ese entonces, la única vez que la economía china creció por debajo de dicha cifra fue en 2020, durante la pandemia, año en donde no se fijaron metas y donde se registró una cifra del 2,2% anual, la única economía desarrollada con números positivos.
Tras ello, durante 2021, el PBI chino se expandió un 8,1%, superando la modesta meta oficial de 6%.
No obstante, el crecimiento se concentró en el primer trimestre, ya que en los últimos cuatro meses del año la economía se desaceleró al 4% anual, afectada, entre otros motivos, por los rebrotes de Coronavirus y las estrategias de confinamientos estrictos por parte del Gobierno que, a su vez, impactaron en el consumo interno.
La meta anunciada para este año del 5,5% se ubica por encima del consenso de los economistas que prevén un crecimiento cercano al 5%, y el pronostico del Fondo Monetario Internacional (FMI) que proyecta una expansión del 4,8%.
Se prevé asimismo un incremento del 8,4% para el gasto fiscal incluyendo un alza del 7% para el presupuesto militar, un déficit fiscal del 2,8% y la creación de 11 millones de empleos urbanos.
Con dicho contexto y en un año donde se espera que el presidente Xi Jimping anuncie su intención de permanecer como líder por un tercer periodo, además de estabilizar la economía, Li prometió impulsar los ingresos e incrementar el poder adquisitivo.
Entre las medidas anunciadas, el Gobierno incrementará los subsidios dirigidos al servicio sanitario público, además de financiar la compra de vehículos eléctricos.
Asimismo, si bien no formó parte de los anuncios, se espera que el banco central chino realice múltiples nuevos recortes en sus tasas de interés de referencia con el objetivo de inyectar mayor liquidez: una política que contrasta con las demás entidades monetarias del mundo que se encuentran realizando o a punto de realizar aumentos en sus tasas.
Según los economistas, la posibilidad de que China cumpla con sus metas no resultará fácil, y dependerá de su habilidad para motivar la inversión en infraestructura y sortear la crisis en su mercado inmobiliario con políticas que estimulen la demanda.
Con información de Télam