Era un 23 de diciembre caluroso de 2009, se aproximaba la navidad, año nuevo, y en Argentina nacía una nueva era. En el barrio General Belgrano de la ciudad bonaerense de Berazategui la dificultad económica es una marca registrada y, como dice una canción, "en casa de pobre hasta el que es feto trabaja". Las familias se preparaban como podían para esa fecha y Laura sabía que ese día podía salvar la festividad entre la escasez.
Laura Soria es de familia cartonera y aún desempeña este trabajo con mucho orgullo. Vive en General Belgrano y su familia está compuesta por su marido, Leonardo, y sus cuatro nenas, de 14, 10 , ocho y dos años. Por las injusticias sociales sembradas en nuestro país durante décadas, tuvo que dejar la escuela a los 15 años, aunque con mucho esfuerzo retomó sus estudios a través del Plan Fines y actualmente está próxima a recibirse.
Cartonera "de siempre", hace dos años que forma parte de una cooperativa organizada por el Movimiento de Trabajadores Excluidos, lo cual otorgó una estructura para una actividad que debió ser transformada con la sanción de la ley de tracción a sangre. Laura milita, estudia, trabaja y lucha por el bienestar social del barrio: "Está jodido, hay mucha gente pero no hay cartón suficiente. Pero se lucha todos los días y se vive mejor que antes, por lo menos".
"Años atrás había mucha persecución policial de la municipalidad, ahora los compañeros están numerados, van a tener carnet de identificación. La mirada era siempre la misma: sos negro y no merecés trabajar, así te miran", deja en claro sobre la cruz del prejuicio con la que cargan las masas populares argentinas. Y si de luchar se habla, una madre sabe a la perfección de qué se trata, y Laura es mamá.
Pero no es cualquier mamá, es una de las primeras beneficiarias de la Asignación Universal por Hijo que tuvo nuestro país, un programa que cumple 12 años este 29 de octubre. El día que cobró la asignación pro primera vez parece haber sido guionado para una película. Una película conmovedora.
La navidad de Laura
"Había sido mamá cuando tenía 17 años y salió la AUH. Como la sede de Anses más cercana era muy pequeña, la Municipalidad se encargó de organizar un día para poder anotarnos en un gimnasio. Después de dos meses, me informaron que el trámite había salido bien y cobré un 23 de diciembre junto a mi sobrina. No teníamos un peso para comer ese fin de mes y de golpe salió. Esas fiestas las pudimos pasar en paz por la ayuda que representó la AUH en ese momento", relata Laura.
Según marca la estadística, la AUH es la política social nacional más masiva. Es un programa con un diseño muy sencillo: provee una transferencia monetaria mensual por niño menor de 18 años a aquellos hogares cuyos miembros no están registrados en el sistema nacional de seguridad social. El programa se focaliza en los hijos de los trabajadores informales, desempleados o inactivos. Dado que la informalidad y el desempleo están altamente correlacionados con la pobreza, resulta estar bien focalizado: alrededor del 80% de los participantes pertenecen al 40% más pobre del país.
"En aquel momento tenía mi hija más grande, era mamá soltera y después conocí a mi marido. Fue una linda experiencia, si no tenías para una leche, y tenías que salir a cartonear, no había nada para darle de comer y la AUH siempre te salvaba. Fue un golazo para todo el barrio", explica Laura a El Destape. La AUH tuvo un impacto positivo en varias dimensiones hasta 2015: contribuyó a reducir la pobreza y la desigualdad, y a promover la salud y la escolarización, en particular en el nivel secundario. Es que para poder cobrar el beneficio, las madres deben acreditar que sus hijos están escolarizados y que poseen el calendario de vacunación completo.
Sobre la miseria del "se embarazan por un plan"
Entre los cartones, la crianza y el estudio, Laura y miles de madres son el blanco de una campaña que hasta se hacen eco en los medios de comunicación para reproducir un discurso de odio contra la AUH. Igualmente, la asignación parece ser sólo una excusa para maquillar el inocultable resentimiento hacia los pobres, como ella misma cuenta.
"Cuando escucho el ´se embarazan por un plan´ me da bronca, impotencia, y ganas de llorar porque no entienden nada sobre lo que pasamos. Trabajo en una carnicería hace cuatro años, le saco la basura y ellos me dan carne. La semana pasada, mi marido estaba enfermo y no pudimos ir a trabajar. Me llamó la encargada para decirme que vaya de forma urgente o que no vaya más. Nadie, nunca, se pone del lado de nosotros", testimonia sobre la discriminación y el estoicismo para seguir adelante.
Sólo para contrastar con datos, un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda reveló que la Asignación Universal por Hijo no motivó un aumento de la natalidad ni tampoco puede establecerse una relación entre ambas variables. en 2009 se registraban 1,85 hijos en promedio por cada titular de AUH, mientras que en 2020 ese promedio se contrajo hasta 1,76.
Contexto histórico
Los antecedentes de la AUH se remontan hacia mediados la década de los noventa, cuando ya se discutía sobre el desarrollo de las políticas sociales de transferencias de ingresos. Desde ese momento, se planteaban diferentes iniciativas que señalaban la importancia de establecer la universalización de las asignaciones familiares o la implementación de un ingreso ciudadano para la niñez. Una de las propuestas fue la de un ingreso ciudadano donde los sujetos de la política serían todos los niños, niñas y adolescentes, y el adulto a quien se le asigna la prestación sería el medio para llegar al verdadero destinatario, el que efectivamente es titular de un derecho a un ingreso incondicional y universal. Otra de las propuestas de universalización de las asignaciones, suponía que los niños simplemente aparecerían como una “justificación” para transferir ingresos a los hogares.
Pero fue a partir de la crisis económica-política del 2001, y los elevados índices de desocupación, pobreza e indigencia, los cuales fueron profundizados por la crisis de la convertibilidad y su salida devaluatoria, que los sectores más golpeados reclamaron al Estado la implementación de planes sociales de alcance masivo.
Sólo a partir del año 2003 la situación comenzó a revertirse, y la economía a recuperarse, ya que se desaceleró la tasa de la pobreza e indigencia. En referencia a la políticas de ingresos, el gobierno ejecutó la prolongación del Plan jefes y jefas, aumentó salarios, asignaciones y haberes jubilatorios, y abrió la renegociación de los salarios mediante la paritarias. Todo esto conllevó que la tasa de desempleo que en el 2005 era de 13%, pase a ser del 9,8% en el 2007. Por lo tanto, debido a la recuperación económica, los niveles de pobreza descendieron del 44,3% en 2004 al 23,4% en 2007.
Luego del conflicto con el Agro en el 2008, el kirchnerismo fue en búsqueda de consensos para salir de la crisis financiera internacional que impactaba en el país. La llamada a los históricos reclamos fue respondida durante el 2009. En ese contexto, el Poder Ejecutivo creó mediante decreto la Asignación Universal por Hijo para la Protección Social (Decreto 1602/09), un subsistema no contributivo dentro del régimen de AAFF, y bajo jurisdicción de la Anses, destinado a los trabajadores informales y desocupados que no percibieran el seguro por tal condición.
El sube y baja de la AUH
Desde su lanzamiento, la AUH evolucionó de 3,2 millones en 2009 a 4,2 millones en la actualidad, mientras que la cantidad de titulares que cobran las asignaciones pasó de 1,8 millones en noviembre 2009 a 2,3 millones. Entre noviembre de 2009 y noviembre 2015, el monto de la AUH incrementó su poder de compra un 8,5%, pero a partir de julio de 2015, cuando se sancionó la Ley 27.160 que determinó la evolución del monto de la Asignación atado a la Ley de Movilidad Previsional, comenzó a perder poder adquisitivo. Entre diciembre 2015 y diciembre 2019, el monto de la AUH perdió un 18% de su poder adquisitivo. Pero hay una historia que explica la profundidad que representa este derecho en nuestra sociedad.
Respecto a cómo impactó en la cotidianeidad de las beneficiarias, Laura lo ilustra de la siguiente forma: "Con Macri no sabias que hacer, la plata cada vez alcanzaba menos, te subían el sueldo par contentarte y los precios se iban por las nubes. Lo peor es que lo que más aumentaba eran los fideos, los pañales, la carne".
En consonancia con las jubilaciones, la AUH aumentó en septiembre un 12,3% a $ 5.063 por hijo, de los cuales la ANSES retiene un 20% que luego se cobra de forma anual con la presentación de una libreta en la que se certifique la asistencia a la escuela y el cumplimiento del plan de vacunación. De este modo, el pago mensual asciende a $ 4.050. En paralelo, el Ejecutivo implementó desde el comienzo de su gestión la Tarjeta Alimentar, un beneficio complementario a la AUH que actualmente otorga $ 6.000 a las familias con un hijo de hasta 14 años, $ 9.000 a quienes tengan 2; y $ 12.000 a familias con 3 hijos o más.
De este modo, si se tiene en cuenta el impacto de este programa, los beneficiarios de la AUH con hasta dos hijos recibieron un incremento real del 36,1% en agosto con respecto a los montos percibidos en noviembre de 2019.
"La realidad se lleva, se va tirando, ahora se está comiendo más normal. La situación económica se va a arreglar, estaría bueno que los precios", apuntó Laura sobre la encrucijada económica actual. Una mamá con cuatro hijas que tiene bien ganado su derecho a vivir mejor.