Los precios mundiales de las commodities de alimentos continuaron en alza en septiembre, a causa de la "restricción de la oferta" y la "fuerte demanda", informó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) cuya sede se ubica en Roma, Italia.
El indicador que realiza la FAO y que registra los cambios mensuales en las commodities de alimentos más intercambiadas en el mundo promedió 130 puntos en septiembre, lo cual implicó una suba de 1,2% respecto de agosto y 32,8% en comparación con el mismo mes en 2020. Todas las categorías de alimentos registraron subas en cifras que se acercan a su nivel máximo (137,6 puntos), registrado en febrero de 2011.
En septiembre, el precio mundial de los cereales se incrementó un 2% respecto al mes anterior. Entre los demás commodities, el aceite vegetal aumentó 1,7% en septiembre, situándose 60% arriba del mismo mes de 2020.
Pese a que los valores de los aceites de girasol y de soja declinaron, el de palma alcanzó máximos en diez años a causa de la "robusta demanda de importación" y "el impacto en la producción en Malasia debido a la escasez de fuerza de trabajo", según explica la FAO.
En tanto, los productos lácteos subieron 1,5% mensual por la sólida demanda y factores estacionales. El azúcar, por su parte, registró un alza de 0,5% por las condiciones climáticas adversas y los altos costos del etanol en Brasil, el principal exportador mundial, a pesar de que una menor demanda y los buenos pronósticos de producción en India y Tailandia contuvieron la presión alcista.
Por último, en el caso de la carne, la FAO no consignó mayores cambios en los precios respecto al mes previo, pese a que se sitúan 26,3% por encima del año anterior. Las carnes bovina y ovina registraron subas por una caída en la oferta; mientras que las de aves de corral y de cerdo se contrajeron por la amplia disponibilidad de la primera y la menor demanda de la segunda en China y Europa, indicó el informe.
Presión sobre la inflación global
Analistas oficiales y privados de Europa, Estados Unidos, y organismos como el FMI y la FAO, advirtieron sobre las perspectivas de mayores presiones inflacionarias en los países desarrollados, en parte sostenidas por la suba de precios de alimentos y productos energéticos.
También preocupa la suba en los precios de la energía (incluyendo al gas y al petróleo), los cuales, a su vez, podrían provocar un traslado de la producción de alimentos (como el maíz y el azúcar) a la de bioenergía (biodiesel y bioetanol), agravando la situación actual.
A todo esto, se le suman las malas condiciones metodológicas que provocaron sequias en Estados Unidos y Rusia; y un exceso de lluvias en Europa que impactó en la calidad de los granos, con menor disponibilidad de aquellos aptos para los panificados.
En este contexto, el FMI pronosticó que la elevada inflación se mantendrá en los próximos meses antes de moderarse, hacia mediados de 2022, a los niveles previos a la pandemia.