El rebote en la demanda de electricidad luego de la crisis económica y sanitaria del coronavirus podría traer al menos tres años más de volatilidad y precios altos en el mercado internacional de la energía, estimó hoy la Agencia Internacional de Energía (AIE).
El alza sin precedentes en el costo de la energía, que lideró junto con otras commodities como los alimentos, la suba en el costo de vida y la inflación en el mundo durante 2021, podría mantenerse durante los próximos tres años, indicó el organismo en su Reporte del Mercado eléctrico.
Además, debido a la lentitud para realizar cambios estructurales en el sector, se estima que las emisiones contaminantes provocadas por la generación del insumo se mantendrán altas.
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Durante 2021 la demanda global de energía creció un 6%, la mayor suba desde 2010 (periodo posterior de recuperación a la crisis financiera global de 2008), y, si se lo considera en términos absolutos, el incremento equivalente a 1.500 terawatts por hora fue el mayor de la historia.
En el plano local, en Sudamérica la demanda creció también un 6%: Brasil registró una suba de 7,5% mientras que se estima que fue del 7% en Perú y Colombia y cerca del 3% en Argentina y Chile.
El alza se vio motivada tanto por el rebote tras la crisis del coronavirus y su consecuente liberación de restricciones, como a periodos invernales que fueron más fríos de los usuales.
Asimismo, la oferta fue insuficiente para poder contener a la demanda, registrándose escasez de gas natural y carbón, lo cual derivo a precios volátiles y efectos negativos especialmente en China, Europa e India.
Casi la mitad del crecimiento en el consumo de energía correspondió a China, donde se estima que la demanda creció un 10%.
Las fuertes escaladas en los precios de la electricidad en los últimos tiempos causaron tiempos difíciles para los hogares y las empresas alrededor del mundo y el riesgo es que sea un puntapié para tensiones sociales y políticas, manifestó Fatih Birol, el director ejecutivo de la AIE.
Los gobernantes deberían tomar medidas ahora para aliviar el impacto en los más vulnerables y para corregir las causas que están por detrás de la suba, agregó Birol, quien señaló que una mayor inversión en tecnología baja en dióxido de carbono como los renovables y la energía nuclear" podría ayudar a terminar con las dificultades actuales.
Los datos de los precios registrados por la AIE son elocuentes: su índice de precios mayoristas de 2021 duplicó al de 2020 y creció un 64% respecto al promedio de 2016-2020.
En Europa solamente, el promedio de precios mayoristas en el cuarto trimestre de 2021 más que cuadriplicó al de 2015-2020.
Por su parte, la electricidad generada por renovables creció un 6% en 2021, pero fue insuficiente para atender a la demanda y derivó a que, por ejemplo, la generación por carbón (la vía más contaminante) se incrementara un 9%, atendiendo a más de la mitad de la suba en la demanda global de energía, y alcanzando así un nuevo récord.
En ese sentido, las emisiones de dióxido de carbono provocadas por la generación de energía se incrementaron un 7%, otro récord, e interrumpiendo una baja en los dos años precedentes.
Respecto al escenario futuro, se espera que la demanda de energía crezca 2,7% en promedio por año entre 2022 y 2024, aunque tanto la persistencia de la pandemia como los altos precios de la energía traen incertidumbre a esta previsión, aclara el informe.
Las energías renovables crecerían 8% por año en promedio absorbiendo más del 90% del incremento en la demanda en dicho periodo, mientras que la generación nuclear lo haría en un 1% anual.
En una mirada más optimista, la AIE espera que como consecuencia de la ralentización en la demanda y la mayor producción de renovables, la generación de combustibles fósiles entre en estancamiento en los próximos años, con una ligera caída de la generación por carbón.
Con información de Télam