A la estructural “restricción externa” que sufre la economía argentina, esto es la carencia de dólares para abastecer las necesidades industriales, de turismo emisivo o de atesoramiento, la gestión de la alianza Cambiemos agregó otro agravante, como lo fue el megaendeudamiento que incluyo el pedido de salvataje al FMI. Fueron en total 100.166 millones de dólares (incluyendo la deuda con el Fondo), con el agravante de un cronograma que implicaba un gran número de vencimientos de corto plazo, pues cerca de 80.000 millones de dólares debían abonarse antes de 2024.
Si bien parte de estos vencimientos fueron reestructurados el año pasado, y se intenta terminar de reprogramar lo que compete a los 44.000 millones que otorgó el FMI entre 2018 y 2019, el impacto del sobreendeudamiento se seguirá sintiendo, pues los mercados privados internacionales de crédito continuarán cerrados por la desconfianza que provoca un país sobre endeudado y que, incluso en moneda nacional, incumplió sus promesas de devolución de pagos en agosto de 2019.
Por eso, crece como nunca la relevancia de la principal fuente de dólares para el país, los provenientes del sector primario, el “campo”, que de hecho resulto clave en 2021 tanto para impulsar el crecimiento como para evitar desbordes inflacionarios por la suba del precio del dólar.
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En efecto, de acuerdo a cifras del CEP XXI del Ministerio de Desarrollo Productivo basadas en los reportes de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), los ingresos de 2021 por 32.808 millones de dólares fueron récord en este siglo, superando en un 31 por ciento los ingresos de 2011, que fueron el récord previo, y un 61,8 por ciento los de 2020.
Así de cara a un 2022 en el que el Presupuesto estima un crecimiento del 4 por ciento, y por ende una mayor necesidad de importaciones para una industria nacional muy dependiente de los insumos extranjeros, los ingresos de divisas del campo volverán a ser claves para sostener el crecimiento, así como para evitar espiralizaciones del tipo cambio que repercutan en la inflación.
Entre el clima y la FED
2022 inició con un elemento que pareció interrumpir la buena racha del año pasado, como lo fue una fuerte sequía, que afectó sobre todo el área más productiva, la denominada “zona núcleo”. De acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario, la misma hizo caer las proyecciones de exportación de los principales productos derivados de la soja y el maíz en 13 millones de toneladas, lo que implicaría una pérdida de 2.665 millones de dólares en divisas a precios actuales, al punto que previo a la sequía se estimaban ingresos de divisas para 2022 por 36.700 millones de dólares. De hecho, fuentes del sector agrario recortaron la proyección de exportaciones de maíz de 39 a 36 millones de toneladas y de soja de 44 a 42 millones.
Sin embargo, el hecho de que está pérdida no rebaje de forma significativa los ingresos de 2021, lo marca la cotización de estos cultivos, que llegó en el caso de la soja a los 585 dólares la tonelada, un 17 por ciento por encima de enero 2020, y en el del maíz a los 255 dólares, 18 por ciento por encima de enero del año pasado. También el trigo marca la actual diferencia, pues según el último informe de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), este cultivo tiene una maduración anterior a la de las sequías, con lo que “logró preservarse y mantener elevados rindes y niveles de producción”, por lo que consideran que “los buenos números de trigo y el sostenimiento de los niveles de precios de harinas y aceite de soja compensarán la pérdida de rindes en el maíz”.
En efecto, desde el Ministerio de Agricultura estimaron una producción de trigo en 22,1 millones de toneladas para la presente campaña, es decir un 25,6 por ciento mayor a la del año anterior, lo que representaría un récord histórico para ese cultivo. Pero además, con cerca de 285 dólares la tonelada, su valor se encuentra casi un 20 por ciento por encima de los precios de enero durante enero del 2022, y de hecho se espera un crecimiento del 40 por ciento en el valor de la exportación de trigo.
La actual situación del trigo colaboró fuertemente para que las liquidaciones del agro en enero pasado, por 2.442 millones de dólares en dólares, hayan subido un 14 por ciento interanual y representen el segundo mejor enero de los últimos 20 años.
A futuro
Con todo, desde FIDE sostienen que se encuentran “expectantes” respecto al impacto en los precios de productos primarios de la nueva política monetaria del banco central de Estados Unidos, la FED. Sucede que la inflación norteamericana tocó, con un 7,5 por ciento interanual, un pico de suba de precios en cuatro décadas, lo que posiblemente produzca por parte de la FED un encarecimiento del dólar (suba de las tasas de interés), lo que redundará en un menor valor en dólares de las materias primas.
A esto se suma la incertidumbre por el clima futuro, pues según la Bolsa de Comercio de Rosario, “no es posible asegurar que, en el corto plazo, tendremos lluvias similares a las de los últimos quince días, y tampoco que no volveremos a experimentar otro pulso seco. Mucho menos que la de la primera quincena haya sido la última ola de calor del verano”.
Si bien tanto el clima como la FED pueden complicar las proyecciones, lo cierto es que el cultivo del trigo, a salvo de las sequías, y el precio internacional de las materias primas, proyectan una liquidación similar a los 32.808 millones de 2021, una de las más altas en términos históricos.