En la previa de los Juegos Olímpicos ocurrió algo que es sumamente difícil de entender. Un hombre fue desalojado en Tokio para poder hacer un estadio para el certamen, pero lo insólito es que es la segunda vez que le pasa la mismo.
Se trata Kohei Jinno quien fue desalojado de su casa para la construcción del Estadio Nacional que albergó los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. En ese momento, e sintió triste pero orgulloso de contribuir con Japón en un momento de triunfo nacional. No obstante, años más tarde, le volvió a ocurrir el mismo problema, ya que en 2013, a sus 80 años, para reconstruir el estadio para Tokio 2020, tuvo que ser desalojado otra vez.
Las obras lo obligaron a él y a su esposa, Yasuko, a dejar una comunidad muy unida en el vecindario de Kasumigaoka, donde habían vivido durante más de medio siglo. "Fue muy difícil irme", recordó Jinno, ahora de 87 años. "Era el lugar en el que había vivido más tiempo en mi vida".
Jinno no quería que los Juegos Olímpicos se celebraran en Japón porque opinaba que era demasiado pronto para organizarlos de nuevo. Acusó que el anuncio de que casi 200 familias, en su mayoría ancianos, serían expulsadas de su complejo de viviendas, ubicado a la sombra del estadio, surgió de la nada.
"No hubo ninguna consideración. Si sólo hubiera habido una muestra de amabilidad, por ejemplo decir 'se le pide que se mude, ¿podría cooperar?'", dijo Jinno. "En cambio, fue más como 'vamos a realizar los Juegos Olímpicos, tienes que irte'", sumó. Las familias se mudaron a otro complejo de viviendas públicas, pero la comunidad quedó destrozada.
"Realmente, me hubiera gustado algo de comprensión sobre cómo nos sentimos", expuso al tiempo que recordó: "Nos dieron 170.000 yenes (1.500 dólares). ¿Qué puedes hacer con eso? Me tuve que reír. Se necesitaron 1 millón de yenes (9.000 dólares) para la mudanza". Un funcionario de la ciudad de Tokio reveló 170.000 yenes es la compensación estándar en esa situación.
Los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio se negaron a dar declaraciones, destacando que el estadio es responsabilidad del Consejo Deportivo de Japón (JSC, por su sigla en inglés) y que la reubicación fue manejada por el gobierno japonés de acuerdo a sus leyes.
Jinno, cuarto de nueve hermanos, nació en Kasumigaoka, cerca de la ahora elegante zona de Omotesando, en el centro de Tokio. Después de que esa casa se quemara en la Segunda Guerra Mundial, la familia se mudó a 20 metros de distancia, donde Jinno tenía una tienda de tabaco adjunta a la casa familiar.
Su familia fue desalojada para permitir la construcción del estadio para Tokio 1964 y un parque circundante. El sitio de su casa fue pavimentado, la vegetación que cubría el área fue cortada y un río cercano enterrado en concreto. "Nunca me quedé sin gente con quien hablar", recordó.
Jinno, quien ahora vive con su hijo en el oeste de Tokio, visita su antiguo vecindario cada pocos meses. "Nací aquí, me crié aquí", declaró. "Cuando miro estos árboles a lo largo de la calle, que no han cambiado en absoluto, me siento nostálgico pero al mismo tiempo rebosante de un sentimiento de tristeza y soledad", cerró.
(Reuters)