Pocas historias cambiaron tanto como la de él. Desde el desconocimiento y las burlas, la opinión pública cambió rotundamente cuando se supo su historia. Se trata de Eric Moussambani, un nadador de Guinea Ecuatorial que, en Sidney 2000, se tiró al agua en una de las pruebas casi sin saber nadar. La historia del "antihéroe" que quedó entre los competidores más llamativos de la historia de los Juegos Olímpicos.
En un momento sin precedentes, Moussambani se tiró al agua en soledad. Muy lejos de la preparación que tenían los grandes atletas, el nadador de Guinea Ecuatorial completó las eliminatoria de los 100 metros en 1m52s72. Es decir su tiempo estuvo a más de un minuto de diferencia del campeón olímpico de ese año, el holandés Pieter Van de Hoogeband. Incluso, hizo peor tiempo que muchos nadadores de 200 metros. Sin embargo, su imagen dio vuelta al mundo porque Moussambani llegó a competir en los Juegos Olímpicos con un país en el que no había piletas de natación profesionales.
Moussambani aprendió a nadar tan solo ocho meses antes del evento. El COI había permitido que algunos atletas compitieran en disciplinas en las que no tenían marca para promocionar los diversos deportes. Por eso fue que Eric Moussambani llegó a ese lugar. No estuvo solo, si bien corrió solo, también estaban Karim Bare, de Nigeria, y Farkhod Oripov de Taykistán. Ellos, en la previa, quedaron descalificados porque se tiraron al agua antes de lo permitido.
En principio, el nadador de Guinea Ecuatorial, después de haber tardado más de un minuto, aparecía como un hazmereir. Sin embargo, después esa carrera se convirtió en histórica. Pasó de entrenar en una pileta de un hotel en Malabo a competir en un Juego Olímpico. Sin saber nadar, sin malla -le tuvieron que prestar una- y sin técnica. No obstante, se metió a la pileta y se convirtió en una verdadera historia de vida.
Más allá de ese momento, este ingeniero informático, desde 2012 Moussambani es el seleccionador nacional de Guinea Ecuatorial. Ahora está al mando del equipo que debería competir en Tokio 2020. "Desde entonces, la afición a la natación ha crecido mucho en Guinea Ecuatorial. Tenemos niños y niñas nadando en las categorías base, algo impensable cuando yo empecé. Y como es un deporte completo y saludable mucha gente lo practica por afición", relató el nadador en una entrevista con EFE el año pasado.
Ahora, solo resta observar como seguirá el futuro de la natación en Guinea Ecuatorial. De no haber piscinas a la actualidad donde hay un equipo olímpico constituido. Tiene, en un joven de 30 años, a uno de sus pupilos que también quiere llegar a los 50 metros.