Atletas olímpicos adoptan estrategias para combatir el calor de París

22 de julio, 2024 | 16.01

Mientras la mayoría de sus rivales se preparaban para la marcha atlética de 50 kilómetros en los campeonatos mundiales de Doha 2019, calentando con un traje deportivo completo bajo un calor de 32 grados centígrados, Evan Dunfee hizo todo lo contrario.

El canadiense de 33 años pasó los minutos previos a la carrera inmerso en un baño de hielo tratando de bajar su temperatura antes de competir en el Golfo Pérsico. Y la estrategia dio resultado.

En un mundo que se calienta, la aclimatación al calor ha pasado rápidamente de los márgenes de la ciencia del deporte a una preocupación generalizada.

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La adaptación al calor es ahora una parte integral de los programas de entrenamiento de los atletas, y la no aceptación de las diversas estrategias que se ofrecen puede marcar la diferencia entre una medalla y el temido "no terminó" (DNF, por su sigla en inglés).

Dunfee, cuyo trabajo sobre el calor con el fisiólogo deportivo canadiense Trent Stellingwerff es famoso en el mundo de la marcha atlética, declaró a Reuters: "Muchos de los chicos estaban derrotados incluso antes de que empezara la carrera en Doha".

"Alrededor de seis de nosotros nos metimos en baños de hielo y, como era de esperar, a los seis les fue muy bien".

En los Juegos Olímpicos de Tokio, uno de cada 100 atletas sufrió una enfermedad relacionada con el calor, según un estudio del British Medical Journal.

Los Juegos de París se inauguran el 26 de julio, más o menos la misma fecha en que los parisinos sudaron la gota gorda el año pasado durante una ola de calor extremo, en la que las temperaturas superiores a 40 C provocaron más de 5.000 muertes en Francia.

La mayoría de los atletas habrán entrenado bajo altas temperaturas antes de llegar a París con el entrenamiento en cámara de calor, uno de los métodos más avanzados.

Incluso en los días más fríos del norte de Inglaterra, la temperatura en el interior de la cámara ambiental de la Universidad Metropolitana de Manchester puede fijarse en unos abrasadores 40° C y un 70% de humedad.

"Somos capaces de reproducir cualquier condición ambiental del mundo", afirma Dale Read, profesor de rendimiento deportivo de la universidad.

El descenso de la temperatura corporal central, la frecuencia cardiaca y la temperatura de la piel son algunos de los principales beneficios.

Dunfee ve ahora el calor como una ventaja competitiva. Los marchadores se mantienen frescos llevando bufandas o gorros rellenos de hielo. Las mujeres se meten bolsas de hielo en el sujetador.

"Cuando consideras cuánto tiempo de tu vida pasas entrenando, no tener en cuenta estos pequeños porcentajes microscópicos podría marcar una gran diferencia en el gran esquema de las cosas", agregó.  

(Reportaje de Lori Ewing; Editado en español por Héctor Espinoza)