(Por Leila Torres) "¿Cómo llegan las autoras y autores argentinos a ser traducidos a otras lenguas?" es la pregunta que guía el tercer informe "Extraducción" de la Fundación Teorías y prácticas de las artes, organización que desde 2009 releva información para poder conocer el panorama de la traducción literaria argentina y que, en esta nueva edición, arroja datos interesantes sobre la última década: aumentó el interés en la literatura argentina, la ficción resultó el género más vendido y Julio Cortázar, César Aira, Claudia Piñeiro, Roberto Arlt y Ricardo Piglia son los cinco autores con más licencias vendidas en el exterior.
A la hora de investigar el estado de la traducción argentina, el acceso a los datos es complejo. "Uno de los principales problemas del mercado editorial argentino, y que en parte es responsable de la dificultad para atacar otros problemas estructurales, es la ausencia de datos sistemáticos, actualizados, de los distintos aspectos de su funcionamiento. En el caso de la traducción, sin información, es muy difícil conocer los alcances y lógicas de la publicación de obras de autores y autoras argentinos en otras lenguas, y, más difícil aún, pensar nuevas acciones y estrategias para incrementar la visibilidad y circulación de nuestra producción editorial", explica Alejandro Dujovne, investigador de Conicet y Director del Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro (Eidaes-LM, Unsam), en diálogo con Télam.
"Programa Sur", una política pública que desde 2010 hasta el 2021 colaboró en la traducción de 1137 obras, resulta por ahora "la única fuente de información medianamente organizada sobre ventas de derechos argentinos", según se menciona en el informe. A esta fuente de información, las investigadoras Gabriela Adamo, Victoria Rodríguez Lacrouts, y con la colaboración de Victoria López Zanuso, agregaron la realización de entrevistas en profundidad con un grupo reducido de editores y agentes.
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Esta investigación, que abarca el período de 2010 a 2022, tuvo a favor dos estudios previos publicados por la fundación TyPA; lo que permitió realizar comparaciones, identificar continuidades y delinear posibles medidas en el mediano plazo. Desde el primer estudio realizado en 2009, la cantidad de licencias vendidas por año muestra una tendencia de crecimiento: el promedio aumentó de 117 a 149. Es decir, un 27% proporcional. En la última década, el total de licencias vendidas fueron 1787 y el total de títulos fue de 1224.
"Antes de contar con estos números teníamos algunos indicios de una creciente valorización de la literatura argentina en, por ejemplo, Italia, Brasil y los mercados de lengua inglesa. Este mayor interés ya lo podíamos observar tanto en las solicitudes de editores extranjeros al Programa Sur de apoyo a las traducciones, una acción clave en la promoción internacional de la cultura argentina que lleva adelante el Ministerio de Relaciones Exteriores desde 2009, como en los reconocimientos y premios internacionales recibidos por nuestros autores y, especialmente, autoras en los últimos años", advierte Dujovne.
¿De qué se habla cuando se habla de "licencias" y de "títulos"? Los libros, independientemente de su formato, son objetos que pueden reproducirse. Por esta razón, están protegidos por las leyes de propiedad intelectual. Las licencias son autorizaciones que el titular de los derechos concede a organizaciones y usuarios para que puedan reutilizar sus obras en actividades, adaptarlas, o incluso traducirlas.
¿Cuáles son las lenguas que más traducen la literatura argentina? ¿Y el género predilecto? El inglés, el italiano, el francés, el alemán y el portugués son los cinco idiomas a las que más se traducen. "Estas cinco lenguas componen el 65% del total. El resto de los idiomas muestra un comportamiento mucho más disperso: la media es de 10 licencias traducidas por cada uno", se detalla en el informe. En ese sentido, se puede observar que hay una concentración de las traducciones en pocos idiomas, considerados "centrales".
El género favorito es la ficción (es decir, novelas y cuentos). "Fiammetta Rocco, gerenta general del premio, sostiene que hay tres razones para estos resultados: la gente viaja más y por la tanto siente más curiosidad; el éxito de las series extranjeras de las plataformas de streaming también alimenta ese interés; y cada vez hay más pequeñas editoriales prósperas que se dedican casi exclusivamente a publicar literatura traducida, generando nuevas audiencias", describe el informe. Además, señala como otra causa de esta moda las nuevas formas de circulación de los libros en redes sociales a partir de recomendadores que logan superar las fronteras nacionales.
En este panorama, llama la atención el crecimiento de las traducciones al inglés. Mientras que en el primer informe la traducción al inglés se encontraba en el quinto puesto, ahora se ubica en el primer puesto. El portugués sigue siendo importante para el país, gracias a que la mayoría de las traducciones hechas a esa lengua corresponden a editoriales del país vecino.
Italia, Estados Unidos, Francia, Brasil y Alemania son los cinco países que más licencias compraron. En el período que analiza el informe, todos estos países adquirieron más de 100 licencias, lo que significa un 55% del total. La mitad de esa porción fue comprada por Italia y Estados Unidos.
Entre las editoriales internacionales que se interesan por el mercado editorial argentino se destacan 10. De Italia, se encuentran Edizioni Sur, Edizioni Arcoiris y Fili D'Aquilone. De Estados Unidos, las editoriales New Directiones, Open Letter y Charco Press se encuentran entre las más compradoras. De Le Dernière Goutte y Asphalte Éditions fueron las que más adquirieron licencia de Francia y también ingresaron en este ranking Meander Publishing de la República Checa y, de Bulgaria, el sello Colibri.
En diálogo con Télam, Adamo explica que al analizar la traducción argentina "el tema de las licencias y los títulos siempre se presta confusión". "Cuando se venden muchas licencias del mismo título es que un libro se traduce a muchos idiomas. Eso es algo que suele suceder o con los clásicos como los libros de Cortázar, por ejemplo Rayuela se vendió al francés, al alemán, al inglés, al italiano, etc", detalla Adamo.
De esta manera, Rayuela de Julio Cortázar es un título que cuenta con muchas traducciones y por ende, con muchas licencias. Lo mismo sucede, según precisa Adamo, con los "bestseller coyunturales" como las novelas de Mariana Enriquez, Samantha Schweblin, Camila Sosa Villada. "Eso es el mejor escenario desde el punto de vista comercial, porque con el esfuerzo de promoción de un título se logran muchas ventas, pero es el caso más raro", puntualiza la editora.
"Extraducción III" arroja que la mayoría de los títulos solo vende una licencia. Un hecho que, según el informe, "no ayuda a la viabilidad del negocio" pero desde otro punto de vista, esto podría considerarse una "mayor diversidad en los libros, autores y editoriales que llegan a ser traducidos. Con la mirada puesta en la bibliodiversidad, sería una cualidad positiva (aunque, claro, lo ideal sería poder vender muchas licencias de muchos y diversos títulos y autores".
"Una novela, un ensayo, un libro de cuentos, un libro de poesías, con mucho esfuerzo se logra vender para que se traduzca solo al italiano o solo al griego y nada más", señala la investigadora y agrega: "Entonces ahí no cierran, muchas veces, los números porque el esfuerzo que se hace de viajar a una feria, de hacer una traducción de pruebas, de armar catálogos,, etcétera, no rinde porque es una sola venta y suelen ser números relativamente bajos los que se pagan por anticipo de traducción".
¿Qué estrategias podrían colaborar para enmendar este fenómeno? "Una de las cosas que sugerimos es que el Programa Sur tenga esto en cuenta y trate de apoyar libros que ya están traducidos, o sea, que trate de apoyar la segunda, tercera, cuarta venta de una licencia o por lo menos libro del mismo autor, como para darle solidez a cada autor que se traduce", reflexiona Adamo. Precisa, además, que "eso sería una opción y como todas las opciones a veces tienen contras y hay que discutirlas más". Según Adamo, la relación entre licencias y títulos es "un problema de cariz comercial".
Sin embargo, también se puede abordar desde otra óptica. "Si uno piensa que un derecho es un producto, tiene estas dos caras: la comercial y la cultural. Desde lo cultural, esto a lo mejor se puede leer muy distinto, y advertir que hay una enorme diversidad de títulos que se traducen y no solo siempre el mismo", señala sobre una lectura posible y distinta en el campo que necesita otras herramientas de análisis.
Con información de Télam