El Comité Nobel noruego anunció este viernes en Oslo que la ganadora del Premio Nobel de Literatura es la francesa Annie Ernaux, una autora de 82 años reconocida a nivel mundial por escribir relatos no ficcionales. Una de sus obras, el Acontecimiento, narra su propio aborto y fue utilizada para realizar una película bajo el mismo nombre que se estrenó con éxito de la crítica en 2021.
Sus otras obras cuentan la vida de su madre (Une femme), el ascenso social de sus padres (La place, La honte), su adolescencia (Ce qu'ils disent ou rien), su matrimonio (La femme gelée), la enfermedad de Alzheimer de su madre (Je ne suis pas sortie de ma nuit) y su cáncer de mama (L'usage de la photo).
De esta forma, el Nobel de Literatura mantiene desde hace años la entrega de premios a autores no tan conocidos y no reconoce a escritores de masas como el japonés Haruki Murakami.
De los 118 galardones entregados desde la creación del premio en 1901, en 95 casos lo recibieron autores europeos o norteamericanos. Existe también una gran brecha de género en la entrega: el Nobel de literatura ha distinguido a 102 hombres y 16 mujeres, dos de ellas premiadas en los últimos años (en 2018 Olga Tokarczuk y en 2020 Louise Glück). Abdulrazak Gurnah en 2021 fue el quinto africano que consiguió el galardón, después de Wole Soyinka (1986), Naguib Mahfouz (1988), Nadine Gordimer (1991) y J M Coetzee (2003).
Hace 12 años que el Nobel no lo gana un latinoamericano
Los latinoamericanos que recibieron el Premio Nobel fueron Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Gabriela Mistral, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda y Octavio Paz. Ningún argentino recibió la condecoración pese a que el país tuvo grandes referentes como Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.
La poeta chilena Gabriela Mistral recibió el Nobel de Literatura en 1945 y sin dudas la suya es de una naturaleza singular: fue la primera autora iberoamericana en recibir el premio, la primera de América Latina y la quinta mujer que integra la escueta lista de escritoras distinguidas a lo largo de la historia del premio, ya que desde que lo ganó sólo otras once mujeres fueron laureadas a lo largo del tiempo y eso que pasaron ni más menos que 76 años.
Y es también una de las contadas plumas que se llevó el galardón con un nombre que no es real, porque Gabriela Mistral es el seudónimo que eligió la poeta en su poema "Del pasado", que se publicó por primera vez en 1908 en el diario El Coquimbo. Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, tal su nombre que consta en actas, fue considerada por la Academia Sueca como un "símbolo" de las "aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano".
Pero no sólo Mistral jugó con su nombre; otro compatriota chileno también que entra en ese selecto ejercicio de crearse un nombre propio fue Pablo Neruda, cuyo nombre completo es Neftalí Ricardo Reyes Basoalto. En 1971, dos años antes de que la dictadura de Pinochet derrocara al gobierno popular de Salvador Allende, el poeta y militante comunista capaz de escribir "los versos más tristes esta noche" fue reconocido por una obra cuya acción y "fuerza elemental" revive "los sueños y el destino de un continente".
Entre los dos chilenos, Mistral en 1945 y Neruda en 1971, hubo un guatemalteco: Miguel Ángel Asturias. Se llevó el galardón de la Academia Sueca en 1967 por una literatura "vívida" y arraigada "en los rasgos nacionales y tradiciones de los pueblos indígenas de América Latina". Asturias es autor de la novela "Hombre de maíz", donde justamente se expone la tensión entre los grupos culturales, en un momento de transformación donde la modernización y la expansión del territorio choca con las formas de vida de otros pueblos y sus tradiciones.
Con dos décadas seguidas de Premios Nobel de Literatura de origen latinoamericano (Asturias en el 60 y Neruda en el 70), la década del 80 no quedó atrás: en 1982, el colombiano más universal, Gabriel García Márquez, se alzó como referente de una generación y de un movimiento arrasador en el continente, como lo fue el realismo mágico. La Academia reconoció en el autor de "Cien años de soledad", "Crónica de una muerte anunciada" y "El amor en los tiempos del cólera" eso que llamamos realismo mágico: el cruce entre "la fantasía y la realidad, así como "la rica composición de un mundo de imaginación que refleja la vida en el continente y sus conflictos", según dice el fallo.
En 1990 -otra década continuada de Nobel literarios para la región- llegó el turno del mexicano Octavio Paz, también comprometido con las causas sociales, como su amigo Neruda, y autor de obras como "Piedra de sol", "Pasado en claro" o el ensayo "El laberinto de la soledad", en el que indaga en la identidad y la naturaleza del ser mexicano. El Comité del Nobel lo eligió por su "escritura apasionada" y su "integridad humanística".
Tuvieron que pasar 20 años para que la Academia Sueca posara de nuevo su elección sobre esta región. Fue en el año 2010 cuando eligió al escritor peruano Mario Vargas Llosa, radicado hace años en España, como el sexto Nobel de Literatura de origen latinoamericano. Y el último desde entonces y el único vivo. El autor de "Conversación en la Catedral" y "Pantaleón y las visitadoras" fue parte del llamado boom latinoamericano y una de las plumas más destacadas de la región y como sus pares también el activismo político retratan al personaje, ya que desde la década del 80 representa al Movimiento Libertad y se define como "liberal".