Carolina Castro: "Muchas mujeres son feministas y no lo saben"

La primera mujer en integrar el directorio de la UIA debate con referentes sobre los desafíos del feminismo.

25 de octubre, 2020 | 00.05

Carolina Castro es empresaria autopartista, la primera mujer en integrar la conducción de la Unión Industrial Argentina y la autora del recomendado libro Rompimos el Cristal (Paidós) donde entrevista a científicas, artistas, políticas, empresarias y referentes sociales acerca del feminismo. "Aquello que las mujeres deben comprender es que no es necesario ser brillante para ocupar espacios de decisión", afirma con voz clara al otro lado del teléfono. 

El libro reúne testimonio de mujeres prestigiosas en su rubro y analiza con ellas los condicionamientos que tuvieron en sus vidas, los dilemas que debieron afrontar y las referentes que las ayudaron a superarlos. 

Rompimos el Cristal (PAIDÓS) es una reflexión colectiva acerca del rumbo que debe tomar el feminismo. Entre las entrevistadas hay políticas como la actual titular de Aysa, Malena Galmarini, cineastas como Lucía Puenzo, artistas como Marilina Bertoldi, investigadoras como Analía Zwick y economistas como Mercedes D´Alessandro. 

"Me sorprendieron algunas mujeres que entrevisté no se cuestionaron los temas del feminismo hasta que se los pregunté para el libro", sostuvo Castro, quien cuenta que encontró en su madre una fuente de inspiración.  

-En el libro entrevistaste a empresarias, científicas, políticas, referentes sociales: ¿Qué fue lo que más te sorprendió?

-Te diría que en algún punto las similitudes entre las entrevistadas pese a que tuvieron recorridos distintos y son de diferentes regiones de la Argentina. La similitud está en los condicionantes que se encontraron las mujeres al intentar crecer y en esto no importa en qué rubro. Es algo que llama la atención para mal. Te encontrás con renuncias personales que cada una tuvo que hacer como las renuncias familiares. También me sorprendieron algunas mujeres que entrevisté no se cuestionaron los temas del feminismo hasta que se los pregunté para el libro. Cuando empezaron a indagar en las preguntas se dieron cuenta de que eran feministas, pero nunca se habían definido como tal. Eso me pareció interesante porque quizás se pusieron los lentes violeta que
nunca se habían puesto.

-¿Qué otras evidencias de machismo observaron las mujeres en el libro?
-Hay un tema que se encuentra en el libro y es que la mujer que rompe techos puede ser mal vista como "ambiciosa" por el entorno familiar y profesional. Cuando una mujer tiene ambición, entonces recibe una connotación negativa. Es la sensación de que por querer hacer algo similar a lo que hace un varón, a mí me juzgan de una manera distinta a un varón. Ese problema fue apareciendo a lo largo del libro y tiene que ver con la mirada negativa que existe sobre las mujeres que intentan desplegar su capacidad.


-¿Qué opinan sobre el cupo de género las mujeres que integran el libro?

-Es un debate que evidencia algo que en realidad es una falsa antinomia, porque al cupo se lo contrapone con la falta de meritocracia y esto no es así. Algo que quedó muy claro en la entrevista con Julia Pomares cuando comentó estudios que mostraron la forma en que se implementó el cupo en sociedades más desarrolladas donde se aplican estas llamadas garantías de equidad. Los estudios muestran que las personas que ingresaron por cupos son igual o mayormente meritocráticas que sus colegas varones. A lo largo del libro, salvo el caso de Lucía Puenzo, el resto se manifiestan a favor del cupo o proponen aplicarlos en algunos contextos. Es cierto que la sociedad argentina todavía tiene un prejuicio con respecto al cupo, todavía nos falta mucho por recorrer.
Ninguna lo dice en el libro, pero si vos mirás los medios te encontrás con que algunas mujeres reconocen que no les gustaría llegar por cupo a
un trabajo. Creo que lo que les falta es entender que el cupo no va en contra de la meritocracia.


-¿Quiénes fueron los referentes en tu vida?

-Mis fuentes de inspiración están en mi familia. Es muy importante para las mujeres comprender que pueden ocupar espacios de liderazgo y de poder, y que no necesitas ser una súper mujer para hacerlo. Mi mamá es una referente a la que yo siempre vi en lugares de liderazgo y de decisión. Ella me hizo comprender que no necesitamos ser demasiado especial para ocupar una mesa de decisión con otros varones. Eso no lo tienen muchas mujeres y son pocas las que tienen la posibilidad de que las inspiren así. En las figuras públicas, como muchas de las mujeres del libro, creo que Angela Merkel es un gran referente que nunca se masculinizó en el poder, sino que demostró que se puede ser fuerte y poderoso empatizando y dando lugar al diálogo y al consenso.

-En el libro planteas que una de las posibilidades de salir de la sociedad machista es la educación de las nuevas generaciones. ¿Es posible una respuesta más inmediata?

-Creo que es difícil pedirle inmediatez a una transformación que para romper con las brechas necesita de un cambio cultural. Ese cambio cultural se hace a través de generaciones. Vivimos en un mundo patriarcal hace milenios y pedirle a la sociedad que se vuelva igualitaria es algo que no se puede pedir a una única generación. Siento que se hace en la educación y también con la visibilización en la agenda pública. Los medios de comunicación tienen un rol fundamental, porque hacen a la cultura. Hoy los medios tienen agenda de género que es algo que hace dos años no existía. Hay además una movilización multitudinaria en las calles de la Argentina y del mundo.

-¿Cómo observas el cambio de gobierno en materia de género? ¿Qué medidas pueden tomarse?

-Creo que sucedieron muchas cosas positivas y entre ellas que se está generando una política de estado con respecto a esto, por ejemplo el otro día se anunció el presupuesto con perspectiva de género que lo que tiene es que identifica las partidas del presupuesto para saber si impactan o no en una mayor equidad en materia de género. Esa identificación de partidas se originó en la gestión anterior y en esta gestión nueva se tomó ese tema y se profundizó. Además el gobierno creó un Ministerio de la Mujer y las diversidades y creó un Gabinete donde la igualdad de género es una transversalidad. Otras medidas con respecto a esto se tomaron en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que es de otro signo político y se tomó también en provincias donde antes no había agendas de género. Esto demuestra que hay una política de Estado y eso es una buena noticia.