Con indagaciones sobre el estatuto de las imágenes, la representación de los íconos populares y el juego de diferencias y aproximaciones entre lo artístico y lo decorativo, la artista Karina El Azem presenta a partir de hoy en el Museo Caraffa de la ciudad de Córdoba una muestra que pone en diálogo su recorrido creativo a lo largo de 30 años y la multiplicidad de los soportes que ha trabajado, desde pinturas e impresiones hasta video, maquetas y objetos.
"Ceremoniales Iconográficos" se llama la exhibición con curaduría de Patricia Rizzo que recupera los orígenes de la artista y se interna en la secuencia de sus trabajos más recientes: su reinterpretación de íconos históricos y populares de la identidad argentina como como el Gauchito Gil, la Difunta Correa o Eva Perón, uno de los ejes que tuvo también la muestra que bajo el título "No es oro todo lo que reluce" le dedicó el porteño Museo de los Inmigrantes en octubre del año pasado.
En aquella ocasión, como ahora en esta muestra que es una de las propuestas con la que el Museo Caraffa abre su temporada 2023, El Azem hacía confluir en un mismo hilo narrativo preocupaciones de diversa índole, desde la reflexión por los alcances de lo estético hasta el crecimiento de la delincuencia y la violencia urbana, una cuestión que irrumpe en impactantes obras cuya materia prima son balas y municiones de distinto calibre.
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"Estaban en la calle, en las armerías se vendían armas, municiones y se mostraban en las vidrieras como algo lindo, en la calle Paraná, en el centro, se vendían en todos lados. Entonces cuando vi balines de aire comprimido empecé a incorporar esos materiales al trabajo porque tenían un sentido más amplio e interesante para determinados objetivos de algunas ideas", explicaba la artista a Télam a propósito de su muestra anterior.
Las reflexiones sobre la violencia simbólica sugeridas por esta serie se funden o yuxtaponen con otras de orden artístico o estético, como los objetos que interpelan sobre el estatuto de la obra de arte y plantean si lo decorativo está absolutamente vaciado de significación, si el rasgo ornamentan obtura otras lecturas posibles.
"Alguna vez la artista ha declarado su intención de producir obras visualmente atractivas como elemento movilizador, la reflexión sobre lo estético en nuestro entorno es parte constitutiva de su trabajo", sostiene Patricias Rizzo en el texto curatorial.
En esa interrogación entra en juego también la relación entre forma y contenido, así como el vínculo de los diseños de patrones con la cultura de masas. "Una vez que consigue situarnos en una zona mental vulnerable, (El Azem) dispara aguda sobre aspectos sensibles de nuestra cultura atravesada por las imágenes que consumimos a diario. Así, su propuesta no exenta de dramatismo y crítica social, pero mediada por un humor ácido, cuestiona -situándose en una frontera que no admite posiciones inflexibles- el modo en que ciertas imágenes se instalan en nuestros hábitos mentales", plantea Florencia Ferreyra, del área de investigación del museo cordobés.
Y acota: "Imágenes que, por el modo en que se nos presentan, condensan, esconden o desnudan sentidos divergentes: íconos religiosos, íconos políticos, íconos populares, en definitiva, formas visuales de las cuales nos apropiamos diferentemente pero que, como miembros de esta gran ceremonia que llamamos cultura, conocemos al dedillo y utilizamos orgullosos o denostamos para sentirnos parte, para configurar nuestra subjetividad".
La muestra incluye también pequeños bustos de Eva Perón que replican la posibilidad de transición cromática según el clima en homenaje y parodia a los recordados souvenirs de la costa balnearia que tomaban la figura de un hipocampo, una ostra y otros íconos del paisaje marítimo. "Las Evitas y el Perón que cambian de color surgen por como cambian los tiempos y corren los climas políticos", dice la artista.
En paralelo a la poderosa imaginería que vuelve sobre los rasgos que sostiene la idolatría popular, El Azem se interna también en su genealogía árabe-española, reescribiendo los patrones de estas tradiciones a partir de obras que tienen como punto de partida las mostacillas típicas de los bordados, canutillos de vidrio, cuentas plásticas o perlas.
La muestra podrá visitarse hasta el 4 de junio en el Museo Caraffa de la ciudad de Córdoba, ubicado en Poeta Lugones 411.
Con información de Télam