El 11 de agosto de 2014 el mundo se tiñó de negro ante la noticia del suicidio de Robin Williams, querido actor y protagonista de decenas de éxitos y clásicos nostálgicos del cine como El hombre bicentenario, Jumanji, Mrs Doubtfire y La sociedad de los poetas muertos, entre otros títulos, y 8 años más tarde su viuda rompió el silencio para compartir cómo fueron los meses previos a su trágico final.
Aunque trascendió que Robin peleó durante un tiempo con una enfermedad neurodegenerativa llamada Demencia de Cuerpos de Lewy (la tercera causa de demencia después del Mal de Alzheimer y la demencia vascular), poco se supo hasta ahora sobre los últimos meses con vida del actor. Susan Schenider, su pareja desde 2011 hasta su fallecimiento, contó que todo comenzó cuando él se empezó a quejar de un "malestar estomacal". A ese síntoma le siguieron un temblor en la mano izquierda, calambres estomacales, acidez estomacal, problemas digestivos, pérdida de vista y pérdida de olfato.
“Fue como un desfile interminable de síntomas, y no todos se hacían presentes a la vez. ‘¿Qué síntoma le toca este mes?’ Llegué a preguntarme si mi marido era hipocondríaco. Acudimos a todo tipo de especialistas, pero no había respuestas. Lo intentamos todo”, indicó Susan en declaraciones a la prensa, sobre el terrible dolor que sufrió el actor.
Mientras los especialistas intentaban dar con el diagnóstico del actor, este empezó a desarrollar trastornos de sueño. Por ello los médicos recomendaron a la pareja dormir en camas separadas, medida que agravó el estado anímico de la estrella de cine: “Él me dijo, ‘¿esto significa que estamos separados?’ Ese fue un momento shockeante, el instante en que te das cuenta que hay una especie de abismo entre vos y tu mejor amigo, tu compañero, tu amor. Ves realmente dónde se genera, pero te das cuenta que no está basado en la realidad. Fue un momento muy difícil”.
“Había un problema de enfoque que lo frustraba, había problemas asociados con cómo se sentía y también desde una perspectiva neurológica no se sentía bien. Estaba muy incómodo. Esas drogas no son una broma. También son muy duras para la mente y el cuerpo”, finalizó Susan.