Halfon: "Lo que realmente vale en lo que yo quiero decir es lo que escribí"

01 de noviembre, 2022 | 18.14

"Escribir no es ser escritor, escribir es un acto solitario, es oficio, es lidiar con lenguaje, es vencer la resistencia, el miedo, el escepticismo", dice Eduardo Halfon, el guatemalteco que se lanzó a la escritura hace más de dos décadas para construir un proyecto literario que gestionó de forma autodidacta entre lecturas y escrituras, como quien descifra el código del lenguaje que busca habitar.

En una videollamada que coordina en los lapsos que le permite el cuidado de su hijo, el autor de "Un hijo cualquiera", el libro que lo tiene de entrevista en entrevista tras su publicación, separa los asuntos que supone su trabajo. Hace tiempo decidió parar un poco con los viajes, la seguidilla de charlas y presentaciones, cuando advirtió que todas esas actividades "periféricas" le sacaban mucho tiempo de su vida cotidiana, en su casa, y de lo importante del asunto: escribir. Incluso esta entrevista. "La gente te quiere hacer preguntas y yo igual como lector me gusta escuchar y leer las entrevistas de los autores a quienes, pero es otro oficio, no es la escritura. Es es necesario, pero resulta una pose, un disfraz que tienes que ponerte y jugar el papel de escritor", dice.

"Cualquier cosa que te pueda decir es periférica a la escritura: no es la escritura, no es el libro que acabo de publicar. Lo que realmente vale en lo que yo quiero decir es lo que escribí. Cualquier cosa que diga sobre lo que escribí ya es parte de esta postura".

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La llegada de su hijo, que imprime el contexto de escritura de su último libro, desmanteló algunas ideas preconcebidas sobre su tarea: "Sin dudas, un hijo trae mucho sonido allá afuera, o sea, realmente los gritos y el nivel de ruido en la casa, pero también mucho ruido interno. Y eso es quizás lo que más le afecta a un escritor porque lo que necesitas para escribir es concentración y silencio. O al menos lo que yo necesito", dice.

"Ahora bien, estos últimos tres o cuatro años han sido los más fecundos en mi carrera literaria. Han sido años de absoluto desorden por la pandemia, porque hemos estado viviendo un año en cada ciudad, en casas prestadas, con becas, con mucha mudanza, mi hijo ha vivido en cinco países. Han sido años de mucho ruido, no solo debido a él, sino alrededor de él. Y yo hace seis años te hubiera dicho 'bueno entonces no voy a escribir más porque yo necesito silencio y necesito calma y bla bla'. Bueno, mentira mentira. Si tú tienes algo que decir vas a encontrar el momento y la manera de decirlo, entonces supongo que me he adaptado ese ruido o he sabido adaptarme. Esa idea preconcebida que yo tenía de concentración y silencio absoluto no va".

En uno de los relatos de su nuevo libro, Halfon establece una suerte de categorización de los perfiles que adopta como lector, del desenfrenado y voraz, al crítico y detallista.

Cuenta que en Guatemala quedó "estancada" su biblioteca y es ahí donde pudo ver la transformación de esos distintos lectores: "Llevo fuera desde 2007 y los libros que están ahí son mis primeros diez años de lectura, allí están las anotaciones que hice en los libros, los que leí durante la primera etapa, los libros que simplemente me deslumbraban como lector y las anotaciones son de un lector deslumbrado, de un lector buscando la belleza".

Pero luego, cuenta, "las anotaciones cambiaron y busco mi libro de Hemingway, de los cuentos de Carver o de Piglia y ahí las anotaciones se convierten en las anotaciones de un lector que quiere ser escritor, o sea, que está tratando de descifrar cómo hacen otros para lograr que un texto funcione. Entonces mi relación con esos libros es otra. Y luego, el tercer lector: mi relación ahora con los libros ya no me cae muy bien porque me he convertido en un lector cascarrabias, en un lector impaciente, con poco tiempo".

"Yo antes terminaba todo libro que empezaba y ahora ya no. Pero también me he dado cuenta que, desde que se publicó 'Un hijo cualquiera', que quizás empieza a asomarse un cuarto tipo de lector: el relector. Me he dado cuenta que cada vez más releo libros. Mis clásicos, los libros que llevo tanto tiempo acarreando conmigo. Estos autores que no me han abandonado y que yo no dejo que me abandonen y entonces vuelvo a ellos constantemente", dice.

Y si de volver se trata, el escritor también vuelve sobre sus propios temas en sus últimos libros: "Creo que todos mis libros están dentro de este proyecto. Unos quizás más en el centro y otros más en la periferia, pero todos están ahí todos, son la misma voz. Y si hay un proyecto que me sorprendió porque no me lo esperaba, nunca ha sido planificado, o sea, no sé qué libro viene después", concluye.

Con información de Télam