(Por Josefina Marcuzzi) Con la consigna de debatir sobre la trama de medios a 40 años de la recuperación democrática, periodistas y figuras de las ciencias sociales intercambiaron hoy en el marco del Proyecto Ballena distintas miradas sobre la validación de los discursos de odio en los medios en nombre de la libertad de expresión y los formatos emergentes que surgen de la hibridación del periodismo con el entretenimiento, en un escenario "donde todavía el periodismo tradicional no termina de morir y tampoco terminan de nacer las nuevas opciones que vienen a ocupar su lugar".
El periodista Diego Iglesias, la socióloga y periodista Danila Saiegh y el filósofo y periodista Tomás Balmaceda debatieron esta noche en una charla que tuvo lugar en la Casa Patria Grande Néstor Kirchner, sobre el rol de los medios en la sociedad contemporánea, la irrupción de las nuevas plataformas y el lugar que ocupan los streamers en el ecosistema de medios tradicionales y no tradicionales.
Imaginación política, Proyecto Ballena 2023.
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En un rincón de la sala, una pantalla proyecta la silueta de una ballena. Un poco más allá, sobre una pared revestida de madera antigua, hay un cuadro enorme con una foto icónica del expresidente Néstor Kirchner que sintetiza el espíritu de la casa donde los oradores conversan. El eje son los 40 años de democracia y el modo en que el periodismo y los medios de comunicación transitan esta época en donde el debate que se abre es si hay (o no) una democracia en riesgo y un periodismo en crisis. Y las posturas son variadas.
Con la irrupción del candidato libertario Javier Milei como personaje central del debate público, el periodista Diego Iglesias sugiere que quienes hacen periodismo deberían obligadamente hacerse algunas preguntas: qué debates hay que dar, qué información divulgar y qué consecuencias tienen esos debates.
Si escucharan realmente a Javier Milei, de seguro mucha gente no lo votaría. En términos generales el periodismo mainstream lo construyó como un personaje curioso. El foco estuvo puesto en la generación de rating, no había preguntas sobre a dónde se llevaba el debate público. Son preguntas que estaban anuladas ante la línea clave: el rating. Se construyó así un personaje que tuvo un enorme alcance y que luego se potenció con las redes sociales, introdujo Iglesias.
El debate sobre la irrupción del dirigente puso en cuestión entre los oradores si una figura como él puede poner al filo la democracia como tal, o no. Y aunque no hubo una postura definitiva entre los tres, el cruce derivó en el rol de la libertad de expresión y los discursos de odio legitimados por los medios de comunicación tradicionales.
El fenómeno Milei o las nuevas derechas tienen mucho que ver con una idea para mí equivocada de la libertad de expresión. Lo que nos tiene que preocupar es la libertad de expresión de los y las débiles. De los que están fuera del poder. Y los discursos de odio están legitimados con cierto discurso de la 'necesaria libertad de expresión, dijo en su primera intervención Saiegh.
La conversación continuó en torno a la crisis global e irresoluble que sufre el periodismo en distintas partes del mundo, en un escenario en donde todavía el periodismo tradicional no termina de morir y tampoco terminan de nacer las nuevas opciones que vienen a ocupar su lugar.
Es una crisis que, como es una transición, genera monstruos. Estamos en un contexto en el que cerró hace muy poco Buzzfeed News, por ejemplo, que para mí es un referente de los nuevos modos de consumir noticias. Es una crisis que además lleva a muchos de nuestros colegas a trabajar en creación de contenidos en lugar de periodismo, agregó Balmaceda.
Inmediatamente el debate tomó ejemplos particulares de formas de hacer periodismo (¿o entretenimiento? ¿o ambas cosas?) que se detectan hoy como ejemplo de éxito ante una audiencia que crece y crece: "La Cruda", el podcast de entrevistas en profundidad de Migue Granados, o "El método Rebord", el ciclo de entrevistas que conduce Tomás Rebord en su canal de Youtube.
Nosotros competimos todo el tiempo con el marketing de la intimidad. Lo que hay en fenómenos como 'La Cruda' es ver a Migue, escuchar a Migue. La construcción de intimidad y de cercanía con el personaje. En ese contexto los periodistas ya no tenemos un trabajo de 8 horas: tenemos también redes, otros trabajos, plataformas, charlas, que son también modos de promocionarnos y construir intimidad, agregó Saiegh en su intervención dentro del debate.
Los oradores coincidieron en este punto en que tanto 'La Cruda' como 'El método Rebord' tienen en común una característica, y es que podrían encuadrarse dentro del periodismo o dentro del entretenimiento, y esa dualidad es lo que produce un híbrido que resulta interesante en ciertas audiencias que buscan consumir formatos no tan estructurados.
¿Qué sucede con la precarización y las condiciones materiales dentro del periodismo? ¿Cómo afectan estas variables la construcción del debate público y de la opinión pública?
Hay una ausencia de preguntas acerca de qué es lo que estamos haciendo cuando escribimos, cuando hablamos o cuando hacemos televisión. Y en eso hay multiplicidad de factores: la precarización es clave, porque implica menos tiempo para formación, pensamiento y armado de equipos. Y también, creo, hay un desinterés generalizado por formularnos preguntas, sobre todo cuáles son las consecuencias de nuestro trabajo, formuló Iglesias.
En este sentido, el periodista, que lleva más de 25 años trabajando en diferentes medios de comunicación, hizo hincapié en que desde el periodismo se puede sembrar ciertas semillas en torno a algunos debates para disputar ideas dominantes, aunque el principal ejecutor del cambio es, en definitiva, la política.
Hay, por otro lado, una relación de afinidad electiva entre lo que sucede en los medios y lo que sucede en las redes que es muy importante. Qué es primero y qué responde es un debate como el huevo y la gallina, y no importa. Pero se retroalimentan, agregó Saiegh y mencionó como ejemplo el caso del militante de Libertad Avanza que, tras el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner, dijo en una nota en TN que hicieron lo que los periodistas dicen.
Los oradores abrieron la conversación a la opinión y a las preguntas del público, que en general eran personas jóvenes, cuando el eje de la charla viró hacia los nuevos formatos de streaming y tomaron como ejemplo el caso de LuzuTV, el canal de streaming creado por el influencer Nicolás Occhiato.
Se trata de un fenómeno que convoca audiencias de nicho, streamers que muchas veces reúnen 50, 60 o 70 mil personas en una transmisión en vivo. Ese podría ser un número pequeño en términos de rating clásico de televisión, pero esos contenidos luego se replican en pequeños cortes que circulan una y otra vez en redes y no hay modo de controlar en qué dimensión y alcance.
No me gusta Luzu, obviamente, porque no está hecho para mí. Pero creo que es producción de contenidos, no hay pretensión de hacer periodismo. Son contenidos para el entretenimiento, en algunos casos con cierto nivel de profundidad. Son formatos que se permiten tener tiempo para conversar, y eso es virtuoso. Pero luego comentan qué comieron o qué hicieron la noche anterior, y eso no es periodismo. Pero es a su vez la intimidad que construyen con su audiencia, intervino Iglesias.
Hablar de rating en 2023 y en este escenario podría ser viejo y los oradores lo saben. Y por eso mencionaron el factor de audiencias fragmentadas, el imperio de la métrica como ordenador de todo lo que sucede en el debate público y la cuantificación como una variable imposible de obviar.
Hacia el cierre, y entre risas, ante la pregunta de si es posible llegar a esas audiencias jóvenes e irreverentes con un discurso más nutrido de ideas, la respuesta de los oradores fue unánime: no hay pista. Y ese constituye hoy el principal desafío.
Con información de Télam