En el mundo existen cinco comunidades únicas donde las personas son más felices y viven mucho más tiempo. Estos lugares, conocidos como "Blue Zones" o Zonas Azules, son regiones geográficas en las que sus habitantes tienen una baja incidencia de enfermedades y vidas excepcionalmente largas, superando los 80 años cuando el promedio global es de 73.
Una de estas Zonas Azules se encuentra en Cerdeña, Italia. En la provincia de Nuoro, en las regiones montañosas, los hombres que nacen localmente viven más tiempo que en el resto de la isla. Aunque las razones de esta longevidad aún no están claras, se cree que la dieta mediterránea tradicional de la zona, rica en verduras y grasas saludables, junto con una menor cantidad de productos lácteos y cárnicos, puede tener un impacto en la salud de los habitantes.
Otra Zona Azul se encuentra en Ikaria, una isla ubicada en el mar Egeo, frente a la costa de Turquía. Aquí, se registran algunas de las tasas de mortalidad más bajas del mundo, así como una menor incidencia de demencia en la mediana edad. Se cree que la dieta mediterránea de la isla, junto con un estilo de vida físicamente activo, contribuyó a la longevidad de sus habitantes.
Siguiendo en el continente europeo, encontramos las tierras altas montañosas de la isla italiana de Cerdeña. Aquí se concentra la mayor cantidad de hombres centenarios del mundo. La población de esta región consume una dieta baja en proteínas, lo cual se asocia con tasas más bajas de diabetes, cáncer y muerte en personas menores de 65 años.
En la península de Nicoya, en Costa Rica, la gente suele vivir hasta los 90 años o más. Esto se atribuye a una dieta simple, rica en maíz, frijoles y frutas, así como a un estilo de vida activo físicamente. La península tiene la tasa más baja del mundo de mortalidad en la mediana edad y la segunda mayor concentración de hombres centenarios.
Por último, en Loma Linda, California, encontramos otra Zona Azul. La mayoría de sus residentes son miembros de la comunidad adventista del séptimo día. Esta ciudad tiene una de las tasas de longevidad más altas de los Estados Unidos, con una proporción significativa de la población que vive más de 100 años. Se cree que su dieta vegetariana y su enfoque en la espiritualidad y el descanso son clave para su longevidad.
Estos lugares se conocen como Zonas Azules porque, en un principio, fueron marcados en un mapa con círculos de tinta azul durante una investigación realizada por Dan Buettner, la National Geographic y otros expertos en demografía y antropología. Durante este estudio, se descubrió que todas las comunidades de las Zonas Azules comparten nueve características específicas, conocidas como los "Power 9".
Qué relación hay entre el ayuno y la longevidad, según un estudio
En el último tiempo el ayuno intermitente se volvió una moda y muchos consideran que trae consecuencias positivas en el organismo, entre ellas, la longevidad. Pero ¿están relacionados necesariamente? ¿Es bueno hacer una restricción calórica? ¿Qué rol juega la genética? Un estudio estadounidense buscó responderlo.
La revista científica Nature publicó un estudio liderado Gary Churchill, genetista del Jackson Laboratory (Maine, Estados Unidos) y el biólogo Andrea di Francesco, que se realizó en ratones genéticamente diversos donde se analizó cómo afectó la restricción calórica y el ayuno a la longevidad de los roedores y su salud. En sí, el trabajo quería probar hasta qué punto la genética podía condicionar los resultados. Por lo que sometieron a 960 ratones hembra genéticamente diversos a cinco intervenciones diferentes. Unos tendrían una dieta normal; otros, una reducción de la ingesta calórica del 20%; y los últimos, de hasta el 40%. Hubo dos grupos de ratones que se sometieron a una dieta de ayuno intermitente, en la que los roedores estaban sin comer uno o dos días consecutivos por semana.
Los especialistas descubrieron que “la restricción dietética aumentaba la esperanza de vida de los ratones en general”. Incluso en aquellos que se sometieron al plan más estricto de reducción de un 40% de su dieta normal, lo que sorprendió a los investigadores. “Es una restricción extrema. Pero no hubo ningún indicador de que algo fuera mal, aparte de que los ratones eran más pequeños de lo normal”, dijo Churchill. Además, se estableció que los efectos de la restricción calórica en la esperanza de vida eran distintos según el tipo de dieta seguida y la edad, la ascendencia genética e incluso la resistencia del ratón a su nueva situación.
"Los animales que fueron capaces de mantener sus grasas corporales y sus niveles de glucosa altos, vivieron más. Y mi suposición aquí es que estos animales tienen una resiliencia intrínseca”, explica Churchill marcando la diferencia con los humanos y añade: “Estas intervenciones son estresantes y los animales que están perdiendo peso te están demostrando que responden negativamente a la dieta. En este sentido, las dietas simplemente revelan algo sobre la naturaleza del animal”.