La humanidad experimentó un notable aumento en la longevidad en los últimos siglos. Desde principios del siglo XIX, donde la esperanza de vida era de aproximadamente 30 años, hasta hoy en día, donde los niños de los países más desarrollados superan los 80 años de expectativa de vida.
Este fenómeno fue posible gracias a los avances médicos y en salud pública, que superaron todos los límites teóricos establecidos previamente. Sin embargo, a pesar de los progresos alcanzados, todavía persiste la interrogante de cuánto tiempo más podrán vivir los seres humanos.
Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Aging sugiere que el aumento radical en la esperanza de vida que se experimentó en el siglo XX se está desacelerando. Los científicos analizaron datos de mortalidad de varias regiones del mundo entre 1990 y 2019 y encontraron que las mejoras en la esperanza de vida se han vuelto más lentas en los últimos 30 años.
Jay Olshansky, profesor de la Universidad de Illinois y autor del estudio, afirmó que "la revolución de la longevidad se está acercando a su punto máximo". Aunque aún es posible aumentar la esperanza de vida mediante la reducción de enfermedades, las ganancias en longevidad serán cada vez más pequeñas.
Según los datos recopilados, solo en Corea del Sur y Hong Kong se mantuvo un ritmo acelerado de aumento de la esperanza de vida en los últimos 30 años. En el resto de las regiones estudiadas, el aumento anual fue inferior a 0,2 años.
Los investigadores aseguran que es "poco probable" que en este siglo haya más del 15% de mujeres y el 5% de hombres que lleguen a los 100 años de edad. Aunque se realizaron investigaciones para encontrar terapias que ralenticen el envejecimiento humano, hasta el momento los resultados fueron limitados.
Para lograr una segunda ola de prolongación radical de la vida y alcanzar una expectativa de vida al nacer de 110 años en el futuro, se requeriría que el 70% de las mujeres sobrevivan hasta los 100 años. Estos datos demuestran que alcanzar una expectativa de vida de 122 años, como lo logró la francesa Jeanne Calment, considerada la persona más longeva de la historia, es extremadamente difícil.
A pesar de estos hallazgos, los científicos señalan que todavía hay espacio para el optimismo y que una segunda revolución de la longevidad podría estar cerca. Sin embargo, en las regiones estudiadas, es poco probable que haya una prolongación radical de la vida en este siglo.
La investigación también destaca la importancia de adoptar estilos de vida saludables y reducir las desigualdades en el acceso a la atención médica para seguir mejorando la esperanza de vida.