La Iglesia Católica celebra este miércoles de mayo la vida y el legado de San Maximino de Tréveris, un obispo valiente que luchó contra el arrianismo. Nació en el siglo IV en Poitiers, San Maximino se mudó a la ciudad alemana en su juventud, buscando la sabiduría del obispo San Agricio, quien se convirtió en su mentor. Tras la muerte de San Agricio, Maximino fue elegido como su sucesor de manera unánime en el año 332.
En ese momento, el emperador Constantino el Grande gobernaba y había desterrado a San Atanasio de Roma por ser contrario a la doctrina arriana, que negó la Santísima Trinidad. Fue durante su exilio que San Atanasio se encontró con San Maximino y juntos compartieron conocimiento y reflexión sobre los desafíos que enfrentaba la Iglesia.
Fue gracias a las palabras convincentes de San Maximino que Constantino ordenó la celebración del Concilio de Milán en el año 345. A pesar de los intentos de cuestionar sus argumentos, las palabras poderosas de Maximino lograron persuadir al emperador, quien se mantuvo firme en su fe cristiana y revocó el destierro de Atanasio.
Vuelto a su Iglesia, Maximino hizo frente a las necesidades, socorriendo a los pobres. Su familia residía en Poitiers y allá fue a visitarlos, pero murió al poco tiempo en esa ciudad. No se sabe con exactitud cuándo murió; pero se dice que su sucesor, Paulino, tomó posesión de la sede el año 347.
Además, San Maximino compuso muchas obras, pero no se conserva ninguno de sus escritos. La fecha de hoy recuerda la traslación de sus reliquias (sus objetos sagrados) a Tréveris.
Oración a San Maximino de Tréveris
Amado Jesús, mientras San Maximino era obispo, defendió a la Iglesia contra los que la perseguían. También protegió a otros obispos valientes cuando perdieron el favor del poder político. Le pido a San Maximino que interceda por mí cuando estoy muy preocupado por ser «políticamente correcta» en las opiniones que expreso o las elecciones de las palabras que utilizo. Ayúdame a no estar preocupado por la impresión que yo cause política o socialmente. Enséñame, amado Señor, a poner las verdades bíblicas por encima de las modas sociales y a preferir Tus pensamientos por sobre los de los demás. San Maximino, ruega por mí. Amén.