Un equipo de investigadores analizó una momia de entre 2500 y 3000 años y descubrió que no era un niño, tal como pensaban. De hecho, ni siquiera se trata de un cuerpo humano.
La figura de alrededor de un metro es conservada en el Museo Nacional Marítimo de Haifa, Israel, y durante mucho tiempo se creyó que correspondía a un niño. Sin embargo, luego de que se le realizara una tomografía, se comprobó que no es humana y que tiene un vínculo con Osiris, el dios de los Muertos.
En el estudio, se reveló que en verdad, la momia era un tipo de escultura de barro y granos que representa a Osiris. Además, descubrieron otro sarcófago en el que se encontraba un halcón momificado, animal relacionado a Horus, el dios de la realeza y el cielo.
La colocación de aves en las tumbas era algo habitual en el antiguo Egipto, ya que estas tenían un rol importante como protectores. Debido a la aparición de este animal, los investigadores creen que la momia podría haber estado enterrada en la tumba de algún faraón, donde eran más habituales las aves.