Con el cielo despejado, las probabilidades de que se pueda ver el bólido perdido eran muy altas: alrededor de las 12.30 de este viernes fue la hora clave en la que el cohete del gigante asiático pasaba sobre los millones de habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), de acuerdo con una investigación de la agencia Noticias Argentinas.
En ese momento, desde las alturas de una torre de un barrio capitalino cercano a la avenida General Paz, el oeste del Conurbano, se veía ensombrecido por la contaminación y alguna nubosidad, lo mismo que todo el cinturón que marca al Gran Buenos Aires, no tanto en la zona del Río de la Plata.
El último paso por el cielo argentino fue en el borde noroeste de la provincia de Misiones, a las 11 de este viernes. El Larga Marcha-5B Y2, que llevó a bordo el módulo central para la construcción de una futura estación espacial china, fue lanzado con éxito al espacio el jueves de la semana pasada. Sin embargo, a poco de su lanzamiento la etapa central del cohete experimentó dificultades y entró inadvertidamente en la órbita terrestre baja.
Desde Roscosmos, la agencia espacial rusa, y el Comando Espacial de Estados Unidos informaron previamente esta semana que están monitoreando el cohete: según estimaciones, caerá sobre la Tierra ente este sábado y domingo en Centroamérica.
El cohete pesa 22 toneladas. Entre los eventos más probables se encuentra que los restos que sobrevivan a las elevadas temperaturas de la órbita caigan en el océano (el 70% del planeta tierra) o en zonas deshabitadas.
La trayectoria del cohete chino en vivo
El cohete chino que tiene preocupado al mundo se aproxima a la Tierra y todavía no está claro dónde impactará, aunque en las últimas horas los expertos que monitorean su trayecto redujeron las áreas donde podría precipitarse. Los restos del cohete Gran Marcha 5B (Changzheng wǔ) acabarán entre el 8 y el 9 de mayo en el sur del océano Pacífico, según la primera previsión hecha por la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Beijing, tras permanecer en silencio varios días, decidió restarle importancia al asunto asegurando que no había peligro. “La probabilidad de causar daños es extremadamente baja”, dijo el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin. “La mayoría de los componentes se destruirán” al entrar en la atmósfera, agregó uno de los principales voceros chinos.