Los astrónomos acaban de descubrir un nuevo cometa que, de cumplirse las predicciones, se podría volver tan brillante que será visible a simple vista a finales de este año. Catalogado como C / 2021 A1, ha sido bautizado coloquialmente como Leonard, en honor a su descubridor, el investigador Gregory J. Leonard, quien lo vio por primera vez el pasado 3 de enero desde el Observatorio Mount Lemmon.
En el momento de su hallazgo, su luz era muy débil: de magnitud 19 o, lo que es lo mismo, casi 160.000 veces más tenue que las estrellas más débiles visibles sin necesidad de telescopio. Leonard lo descubrió cuando se encontraba a unas 5 unidades astronómicas de nuestra estrella (una unidad astronómica o UA la distancia media entre la Tierra y el Sol, 149.565 millones de km), cerca de Júpiter. Sin embargo, su aproximación es inminente -hablando en términos espaciales-: los astrónomos calculan que a finales de diciembre se acercará a 'solo' 34,9 millones de kilómetros de nosotros, lo que permitirá que lo veamos con nuestros propios ojos, tan solo alzando la vista al cielo.
Cómo es Leonard
Los cometas están compuestos principalmente de gases congelados que se calientan a medida que se acercan a las estrellas. Una vez incrementan mucho su temperatura, se expanden, y el viento solar (partículas subatómicas que se irradian desde el sol) expulsa ese material hacia la típica cola del cometa. Pero no todos son visibles a simple vista: de media, son observables uno o dos cada década o década y media, aproximadamente.
Cuando se avistó al cometa Leonard por primera vez, su distancia con el Sol hacía que el metanol (CH3OH) y el agua de su composición comenzasen a sublimarse; en otras palabras, pasaron directamente de un estado congelado a un gas. De hecho, en algunas imágenes incluso se podía apreciar una débil cola.
Los primeros cálculos demostraron que viaja en una órbita elíptica aplanada excesivamente larga que lo llega a alejar en su punto más distante del Sol hasta 3.500 UA: 523 mil millones de km. Allí, las temperaturas son solo una fracción de grado por encima del cero absoluto: menos 459,67 grados Fahrenheit (menos 273,15 grados Celsius), tan frías que las partículas dejan de moverse. En esencia, después de estar literalmente congelado durante decenas de miles de años, el cometa Leonard acababa de despertar de su largo letargo.
¿Se podrá ver a simple vista?
Hay un par de razones por las que los astrónomos aseguran esto. Según explican desde Space.com: por una parte, la propia órbita del cometa. Su trayectoria demuestra que no es un cometa 'nuevo' que viene directamente de la nube de Oort, una capa helada alrededor del Sistema Solar donde los cometas parecen originarse. Leonard viaja en una órbita cerrada y probablemente visitó las cercanías del sol al menos una vez antes, hace unos 70.000 años.
Eso es una buena noticia porque un cometa que nunca antes ha pasado cerca del Sol puede tener su superficie cubierta con material muy volátil, como dióxido de carbono congelado, nitrógeno y monóxido de carbono. Estos hielos tienden a vaporizarse lejos del Sol, dando a un cometa distante un aumento de brillo que puede generar expectativas poco realistas. Pero luego, a medida que se acercan al Sol, su brillo se apaga repentinamente.
Por otro lado, podemos ser optimistas porque Leonard se acercará 'bastante' a la Tierra y al Sol. El 12 de diciembre pasará a menos de 34,9 millones de kilómetros de la Tierra, y el 3 de enero de 2022 pasará a menos de 92 millones de kilómetros del sol. Cuando se utilizan fórmulas estándar de ley de potencias, teniendo en cuenta qué tan brillante es el cometa ahora frente a cuánto más cerca estará para fin de año (tanto de la Tierra como del sol), la expectativa actual es que el cometa podría alcanzar un brillo de cuarta magnitud, haciéndolo lo suficientemente brillante para ver sin ayuda óptica en un cielo oscuro. Sin embargo, los astrónomos avisan de que los cometas recién descubiertos son bastante impredecibles, por lo que habrá que seguir atentos de las nuevas noticias sobre Leonard.