Todas las actividades productivas tienen un impacto determinado sobre el ambiente que es útil conocer para poder encarar diversas acciones que permitan mitigar las consecuencias negativas. Con ese objetivo en mente, y a partir de un convenio con la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), investigadores de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Mendoza (UTN FRM) y el CONICET desarrollaron una calculadora de huella de agua y de carbono para la producción vitivinícola.
La calculadora es de uso libre y gratuito, y ya está disponible para su uso en la web del Observatorio Vitivinícola Argentino (OVA). La herramienta está destinada a todos los actores de la cadena productiva de la elaboración del vino, desde productores de uva hasta bodegas, de cualquier tamaño y región del país, contemplando también la parte del transporte.
“La calculadora arroja los resultados de forma diferenciada por cada parte del proceso. Buscamos que el resultado no sea solamente decir cuál es la huella de carbono y de agua de un establecimiento, sino que además se pueda identificar el impacto que tiene cada eslabón de la cadena productiva. De esa manera, el usuario podrá identificar los puntos más críticos y tomar mejores decisiones para reducir el impacto”, explica a TSS la doctora en ingeniería Bárbara Civit, investigadora del CONICET a cargo del desarrollo.
No es casual que el desarrollo haya surgido en Mendoza: la provincia concentra alrededor del 68% de la producción de uva y más del 78% de la elaboración del vino. El equipo detrás de este desarrollo es el Grupo CLIOPE (Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable), perteneciente a la UTN FRM. En 2015, ya habían desarrollado una calculadora personal de huella de carbono y de agua llamada Yupi, pensada para una feria educativa.
Algunos años después, a partir de un proyecto cofinanciado entre la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) y COVIAR, trabajaron en la elaboración de un cálculo de la huella de agua, de carbono y el uso del suelo para la planificación de zonas vitivinícolas fuera de Mendoza. Luego, obtuvieron un financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para transformar esos cálculos en una herramienta tecnológica que sirva para productores y empresas del sector.
“La idea es promover un beneficio ambiental pero también económico para los productores porque, más allá de poder modificar las partes de su cadena productiva que tienen un mayor impacto negativo, también podrán usar esta herramienta para prever cómo afectará la incorporación de determinada tecnología o insumo antes de comprarlo”, señala Civit. De esta forma, los usuarios podrán calcular, por ejemplo, el impacto que tendría cambiar el tamaño de la botella, el método de control de helada, la cantidad de fertilizante utilizada, la distancia física de un proveedor, entre otras variables.
La huella de agua es una métrica que sirve para cuantificar el impacto que tiene su uso en determinado sistema, mediante la recopilación y evaluación de las entradas y salidas de flujos de agua. En tanto, la huella de carbono contempla la suma de los gases de efecto invernadero emitidos por una actividad productiva, expresada en kilogramos de dióxido de carbono por unidad de producto (por ejemplo, la uva o la botella de vino).
Para diseñar esta herramienta, las científicas se basaron en distintos documentos como las guías del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y resoluciones de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). También realizaron talleres con referentes del sector y utilizaron diversos parámetros para el análisis de ciclo de vida de los productos que permitieron producir información contrastable sobre cada etapa productiva.
El uso de la calculadora es muy sencillo: solo es necesario crear un usuario e ir completando la información requerida en cada módulo. Se trata de datos asociados a la producción, como cuánta agua se necesita para regar una superficie determinada, la cantidad y tipo de combustible utilizado en cada etapa, entre otros. Los usuarios también contarán con la Guía de Sostenibilidad de COVIAR para diseñar distintas alternativas de mitigación o compensación en las partes del proceso que generen mayores huellas.
La calculadora está disponible online desde el 15 de marzo. “En solo dos semanas, vimos 40 usuarios en la plataforma, así que consideramos que hay interés. También hemos tenido devoluciones por parte de una finca y una bodega”, cuenta la investigadora. Pueden utilizarla productores y establecimientos de cualquier parte del país porque las variables están adecuadas a los recursos disponibles en cada región.
“Más adelante, esperamos poder llevarlo a otros países. También nos gustaría que pueda ser una herramienta de pre-verificación que permita a los productores acceder a algún tipo de sello ambiental. Todavía no lo es, pero apuntamos a eso. De todos modos, para que esto crezca será necesario que haya una inversión en el proyecto, ya sea pública o privada”, finalizó Civit.
Con información de la Agencia TSS