Mitos y verdades de las vacunas contra el COVID para chicos

Datos sacados de contexto, e informaciones falsas o erróneas que pueden confundir.  Cuáles son los más comunes a desterrar sobre las vacunas del COVID-19 en más chicos

13 de octubre, 2021 | 06.49

Se acaba de lanzar la campaña de vacunación para los alrededor de seis millones de chicos de entre 3 y 11 años, el último grupo que faltaba incorporar después de que se iniciara la de adolescentes sin comorbilidades. Primero se avanzará con los que tienen factores de riesgo, para luego continuar con el resto. Como en los chicos la infección por SARS-CoV-2 suele ser asintomática o con pocas manifestaciones, y además hay organizaciones que contribuyen a desinformar distribuyendo datos fuera de contexto o son sencillamente erróneas, es importante despejar la paja del trigo. Aquí, una breve lista de los principales malentendidos.

1. Los chicos no se infectan o, si lo hacen, no corren riesgo por Covid-19

Por el contrario: los chicos se contagian y contagian. Según un análisis realizado por el químico y bioinformático Rodrigo Quiroga, de la Universidad Nacional de Córdoba, en la Argentina tuvimos 120.000 casos, 3000 internaciones y 70 fallecidos reportados de chicos de entre tres y 11 años. Datos de Estados Unidos presentados por Asunción Mejía, infectóloga pediátrica del Centro Médico Southwestern de Dallas y Profesora asociada de la Universidad de Ohio, en un reciente webinario de la Sociedad Argentina de Infectología sugieren que entre el 1 y el 5% de las personas diagnosticadas con Covid en ese país tienen menos de 18 años. El rango de hospitalización va del 6 al 20%, especialmente en aquellos con comorbilidades (como la obesidad). Alrededor del 0,6 al 28% de los niños hospitalizados requirieron atención en unidades de terapia intensiva pediátrica y la mortalidad hospitalaria entre los casos graves fue del 4,2%.

Fuera de eso, está el problema del llamado long Covid: según datos del Reino Unido, incluso aunque el cuadro haya sido leve, aproximadamente uno de cada 200 chicos puede tener síntomas que impiden una vida normal (fatiga, falta de aire, confusión) y que persisten más de seis meses, puntualiza Quiroga.

La doctora Mejía agregó que, ocho a 10 semanas después de haber tenido la infección, están viendo chicos con síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (MIS-C), una respuesta inflamatoria exacerbada que por lo general requiere cuidados intensivos y se presenta en niñas y niños sin enfermedades de base, un cuadro que también se está estudiando en la Argentina.

 

2. La vacuna puede tener riesgos desconocidos 

Las vacunas a virus inactivados, como la de Sinopharm [o la de Sinovac (que se está aplicando en Chile)], son las más seguras de que se dispone y además se conoce muy bien su perfil de seguridad a largo plazo, explica Quiroga. En este tipo de plataforma se utiliza el virus entero, pero inhabilitado (por calor, por radiación o por otros medios para hacer imposible su replicación en el organismo mientras se conserva su valor inmunogénico). Ya antes de la aprobación por parte de la Anmat y el respaldo de la Comisión Nacional de Inmunizaciones, diferentes virólogos y especialistas en inmunización planteaban que, de todas las disponibles, las más adecuadas para iniciar la vacunación eran las de virus inactivados. ¿El riesgo es cero? No, pero es ínfimo. Esta plataforma es la misma que se usa año a año para la antigripal, la antipoliomelítica y la vacuna contra la hepatitis sin que nadie se inquiete. “El riesgo de las vacunas es mucho menor que el de contagiarse de Covid, incluso en el caso de los niños –subraya Quiroga–. Ahora estamos con baja circulación viral, pero eso puede cambiar, especialmente si no vacunamos niños y adolescentes, y se propaga la variante Delta”.

Por otra parte, algunos de los riesgos que se esgrimen para no vacunar a los chicos (como el peligro de miocarditis o inflamación del músculo cardíaco en uno de cada mil) están basados en estudios que fueron retractados por errores de cálculo y estimaciones exageradas. 

3. Hay que esperar que se terminen los ensayos clínicos de fase 3

No es cierto que sea obligatorio tener concluidos los estudios de fase 3 para autorizar el uso de una vacuna. Hay contextos en los que la autoridad regulatoria puede avanzar sin ellos, por diferentes razones. Una es que, habiéndose realizado los ensayos clínicos en decenas de miles de voluntarios, se perdería un tiempo precioso y no sería ético dejar desprotegidos a los miles de chicos que recibirían el placebo. “Si se hicieran todos los años ensayos de fase 3 para la antigripal, que se utiliza para proteger contra un virus que varía todos los años, ya se pasaría la temporada en que es necesario aplicarla –subraya el biólogo molecular y especialista en anticuerpos monoclonales, Ernesto Resnik–. Y lo mismo ocurre con la vacuna contra Covid: habiéndose aplicado miles de millones de dosis, y habiéndose probado su seguridad e inmunogenicidad (en junio de este año se publicó en The Lancet un artículo correspondiente a las fases 1 y 2 de la de Sinopharm que involucraron a 445 niños y adolescentes en las que se mostró que es segura y genera una fuerte respuesta inmune contra SARS-CoV-2), ya es suficiente para avanzar con la aprobación”. Y enseguida agrega: “La gripe termina en complicaciones en millones de personas cada año (muere cerca de medio millón en todo el mundo). El virus es estacional y la vacuna es que corto uso;  tres meses después ya empieza a ser tarde. Si se hicieran ese tipo de estudios clínicos, al terminar ya no sería de utilidad. Y lo mismo pasa con la de Covid”, destaca Resnik. 

Los resultados de los ensayos de Pfizer-Biontech para mayores de 12 años se pueden leer en el New England Journal of Medicine y el laboratorio está pidiendo la aprobación para chicos de 5 a 12 años. También sin tener estudios de fase 3.

4. Es mejor esperar la aprobación de vacunas de ARN (las de Pfizer/BioNTech y Moderna)

En realidad, se sabe mucho menos de los efectos a largo plazo de esta nueva plataforma, que se usa por primera vez en la historia, que de las de virus inactivados. Esperar sería someter a los chicos a un riesgo innecesario y prolongar la circulación del virus. Ernesto Kofman y el equipo de “Ciencia Rosarina contra el Covid” descubrieron (en estudios sobre la proporción de contagios ocurridos entre el 1º de enero y el 30 de junio de este año en personas que compartían el mismo techo, una de las cuales estaba vacunada con al menos una dosis y la otra, no) que el contagio “intrahogar” entre vacunados y no vacunados no solo es posible, sino que estos últimos son los que en mayor medida inician la cadena de transmisión. Otros trabajos muestran que los adultos vacunados se infectan y contagian menos que los niños sin vacunar. Por eso, según simulaciones realizadas por Rodrigo Quiroga y Totín Fraire, de la UNC, "De producirse una ola por la variante Delta la vacunación pediátrica y adolescente permitiría salvar unas 15.000 vidas”.

5. Los demás países no se avanzaron con la vacunación infantil 

La vacuna contra el Covid se está aplicando en menores de 18 en China, Emiratos Árabes Unidos, el Reino Unido, Canadá, Francia, España, Dinamarca, Uruguay, El Salvador, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana. En Chile, ya se vacunaron más de 400.000 chicos y Cuba se convirtió a principios de septiembre en el primer país en comenzar a vacunar a partir de los dos años.  

"Los efectos adversos reportados hasta el momento son leves: dolor en el sitio de la inyección, fiebre y, en muy pocos casos, tos", afirma la infectóloga Rosa Bologna, jefa del Servicio de Control Epidemiológico e Infectología del Hospital Juan P. Garrahan en una nota distribuida por Télam.

Según explicó durante un Instagram live dedicado al tema la presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología e Inmunología, Florencia Cahn, la vacuna solo está contraindicada si el/la pequeño/a tiene fiebre, dolores musculares y cuadro gripal, o es contacto estrecho de una persona con Covid, pero no si tiene mocos. Y si presenta antecedentes de anafilaxia (reacción alérgica grave que puede poner en riesgo la vida), debe consultar con su pediatra antes de aplicársela. Deberá recibir dos dosis separadas por 21 a 28 días y puede administrársele junto con o muy cercana a cualquiera de las otras del calendario nacional.

Con la inmunización de la población infantil no solo se intenta proteger a los chicos, sino también alcanzar el mayor grado posible de inmunidad colectiva, para cuidar a los inmutocomprometidos y las personas que poseen otros factores de riesgo, y a las de más edad. Otro dato importante es que también ayudará a garantizar la presencialidad escolar.