02 de julio, 2021 | 09.50

COVID-19: las vacunas reducen siete veces la posibilidad de morir en el grupo de 70 a 79 años

Un estudio del Ministerio de Salud mostró su alta efectividad en la vida real; el riesgo decrece con el tiempo.

Si el país hubiera contado con las vacunas contra la Covid-19 desde el inicio de la pandemia, probablemente no se hubiera producido. Pero si de todos modos ocurría, y todos nos hubiéramos vacunado, más del 70% de las muertes podrían haberse evitado. 

Esto es lo que sugiere un estudio dado a conocer por el Ministerio de Salud de la Nación que analizó el plan de vacunación que se viene aplicando en el país desde enero y su impacto en la reducción de la mortalidad por el cuadro generado por el SARS-CoV-2. Los resultados preliminares de esta estimación indican que las tres inmunizaciones de la estrategia implementada hasta ahora tienen alta efectividad medida en la vida real (fuera de un estudio controlado) y que supera este porcentaje. Con el programa de vacunación efectivamente aplicado en el país, se calcula que ya se evitaron entre 9.500 y 10.000 muertes.

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La efectividad con una dosis de Sputnik V es del 74%, con AstraZeneca del 79,5% y con Sinopharm, del 61,6%

“Es lo que uno esperaba y lo que el mundo entero está viendo –opina Gabriela Barbás, secretaria de Epidemiología del Ministerio de Salud de Córdoba–. Alto porcentaje de protección para todas las vacunas. Esto indica que está bien diseñada la estrategia. Ahora hay que ponerle ‘mucha pila’ a completar los esquemas”. 

En el trabajo se incluyeron personas mayores de 60 años notificadas como casos sospechosos de Covid-19 y se cruzaron estos datos con los del Registro Federal de Vacunación Nominalizado. En la primera etapa se estimó el efecto en todos los casos sospechosos notificados al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS), y sobre estos se discriminó entre los que resultaron con diagnóstico para SARS-CoV-2 detectable y no detectable. En la segunda, se realizó un estudio longitudinal retrospectivo para evaluar la letalidad entre los casos confirmados. 

Con el programa de vacunación efectivamente aplicado en el país, se calcula que ya se evitaron entre 9.500 y 10.000 muertes.

El análisis comparó la efectividad de la primera dosis en las tres fórmulas y encontró que ésta es mayor en las vacunas basadas en vectores virales no replicativos (AstraZeneca y Sputnik V) y menor para todas las dosis en las personas de 80 años y más.

Según los resultados difundidos por la cartera de Salud,  la efectividad con una dosis de Sputnik V es del 74%, con AstraZeneca del 79,5% y con Sinopharm, del 61,6%. Con el esquema completo (las dos dosis), la efectividad de Sputnik V asciende al 93,3%, la de AstraZeneca al 88,8% y la de Sinopharm al 84%.

Cuánto protegen las vacunas

Estos números varían levemente según la franja etaria. En el grupo de personas de entre 70 y 79 años, el de mayor mortalidad, “El trabajo parece indicar que si uno tuviera la misma cantidad de vacunados y no vacunados, el número de los primeros que mueren asciende a solo un 13% de los segundos: siete veces menos”, explica Roberto Etchenique, químico analítico de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. 

Los datos reunidos muestran en general para todas las vacunas cuántas personas más se salvaron por la inmunización. “Hablar de una diferencia entre vacunas, para mí, es hilar demasiado fino a esta altura del partido –agrega Etchenique–, porque la única claramente diferente es la de Sinopharm, pero se le administró a personas de rangos etarios donde no es tan importante la vacunación. En la práctica, dos dosis de Sinopharm otorgan un poco más de protección que una de AstraZeneca o de Sputnik”.

El análisis se realizó en meses de alta transmisión viral, incluyó casos de las 24 jurisdicciones y circulación predominante de las variantes Alpha (del Reino Unido), Gamma (de Manaos) y Lambda (Andina). 

“Al analizar la efectividad en el tiempo de la primera dosis de las vacunas basadas en vectores virales no replicativos, se observa que la misma se mantiene estable durante el periodo de tiempo estudiado”, afirman los autores. 

En el país,  uno de cada dos mayores de 20 años recibió al menos una dosis. En el grupo de 50 años y más ese número alcanza al  84%.  El 45.8% de las personas de 80 años y más y el 34.7% de las de entre 70-79 años ya completaron el esquema de dos dosis.

Acortar los plazos

Tomando en cuenta éste y otros estudios realizados en distintos países, ayer el Consejo Federal de Salud, integrado por los ministros del área de las distintas provincias y la Ciudad de Buenos Aires, decidió implementar una nueva recomendación de la Comisión Nacional de Inmunizaciones. Consensuaron acelerar la vacunación en mayores de 40 años, y en personas de entre 18 y 59 con condiciones de riesgo.

También se acordó acortar los intervalos a ocho semanas para las vacunas basadas en plataformas de vectores virales (Spuntik V y AstraZeneca), y a cuatro semanas para las desarrolladas con virus inactivos (Sinopharm).

Para Etchenique, acelerar la vacunación con segundas dosis en mayores es correcto. Al acortar los plazos tendrán menor respuesta inmune y no más, pero se previene la amenaza que presenta el ingreso de la variante Delta. Sin embargo, no es buena la idea “dejar afuera” a los jóvenes. “Se debería permitir la vacunación de todos los menores de 40 que quieran inmunizarse, porque van a ser pocos y eso es lo malo”, comenta. 

Según explica el investigador, la probabilidad de morir disminuye a lo largo del tiempo después de la vacunación. Tal como muestra el estudio realizado por el ministerio, entre 0 y 14 días, baja globalmente un 30%. “Esto significa que en las dos primeras semanas uno se tiene que cuidar lo mismo que antes –dice Etchenique–. Incluso en las dos siguientes. Solo después de un mes está más o menos seguro”.  

Como el 80% de la población mayor ya está vacunada con una dosis desde hace aproximadamente un mes, la efectividad total de las muertes que se hubieran producido baja al 64%. Esto se explica así: “Si el 20% no se vacunó, en un 80% de los individuos la probabilidad de morir se redujo siete veces, pero en el otro 20% no bajó nada –calcula el científico–. Muy probablemente, ese 20% que no se vacuna también incurre en otras conductas de riesgo y por lo tanto mantiene alto el riesgo de morir. Para el sistema de salud, la gente que no se vacuna es un problema”. 

Para Barbás es importante conocer la efectividad un poco menor de Sinopharm y tenerlo en cuenta cuando se analiza la posibilidad de combinar vacunas. “Un esquema heterólogo podría muy bien incluirla como segunda dosis –destaca–. De acuerdo con todos los indicios que tenemos hasta ahora, podemos esperar que la combinación de vacunas dé resultados favorables”.

En los Estados Unidos, una informe difundido ayer por la Associated Press sugiere que las infecciones en personas completamente vacunadas suman 1200 entre más de 107.000 hospitalizados, equivalente al 1,1%. Y solo 150 de más de 18.000 muertes por Covid ocurridas en mayo se dieron entre los inmunizados (0,8%). Los números surgen de información de los Centros de Control Epidemiológico de los Estados Unidos, aunque el organismo no realizó el análisis debido a lo que consideraron “limitaciones de los datos”. A principios de este mes, un ex asesor del presidente Biden, Andy Slavitt, sugirió que entre el 98 y el 99% de los norteamericanos que estaban muriendo de Covid-19 no habían sido vacunados. En ese país, alrededor del 63% de los mayores de 12 años recibieron por lo menos una dosis de alguna vacuna.