Otro virus mortal está encendiendo las alertas en África y todo el mundo. Dos personas murieron y otras 98 se encuentran en cuarentena a causa del virus de Marburgo desatado en Ghana, que está provocando temor por un posible brote masivo de esta enfermedad fuertemente infecciosa.
El Instituto Pasteur en Dakar recibió muestras de dos pacientes de la región ghanesa de Ashanti (sur), ambos fallecidos y sin parentesco, que mostraban síntomas que incluían diarrea, fiebre, náuseas y vómitos. El laboratorio senegalés corroboró los resultados recientes del Instituto Conmemorativo Noguchi para la Investigación Médica de Accra, que sugería que su enfermedad se debía al virus de Marburgo.
Un primer caso fue un hombre de 26 años que ingresó en un hospital el pasado 26 de junio y murió al día siguiente. El segundo corresponde a un varón de 51 años que se personó en el hospital el 28 de junio y falleció el mismo día. Ambos pacientes buscaron tratamiento en el mismo hospital con días de diferencia.
"Las autoridades sanitarias han respondido rápidamente, adelantándose a la preparación para un posible brote. Esto es bueno porque, sin una acción inmediata y decisiva, (el virus de) Marburgo puede descontrolarse fácilmente", afirmó la directora de la OMS para África, Matshidiso Moeti, en un comunicado.
"La OMS está apoyando a las autoridades sanitarias sobre el terreno y, ahora que se ha declarado el brote, estamos reuniendo más recursos para la respuesta", agregó Moeti.
En tanto, más de 90 contactos estrechos están siendo monitoreados, incluidos trabajadores de sanitarios y miembros de la comunidad afectada en Ashanti.
Qué es la enfermedad de virus de Marburgo
La enfermedad del virus de Marburgo es una fiebre hemorrágica casi tan mortal como el ébola. Según la OMS, la letalidad de la enfermedad es de hasta el 88%, pero podría ser mucho menor si se atendiera debidamente a los pacientes. La EVM se identificó por vez primera en 1967 tras registrarse simultáneamente brotes en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia).
Aunque los virus de Marburgo y del Ébola son virus distintos, ambos pertenecen a la familia Filoviridae y ocasionan enfermedades con características clínicas similares. Ambas son raras, pero las tasas de letalidad de sus brotes pueden ser elevadas.
Dos grandes brotes que ocurrieron simultáneamente en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia) en 1967 permitieron identificar la enfermedad por vez primera. Estos brotes se asociaron al trabajo en laboratorios con monos verdes africanos (Cercopithecus aethiops) importados de Uganda. Posteriormente, se notificaron brotes y casos esporádicos en Angola, Kenya, la República Democrática del Congo, Sudáfrica (en una persona que había viajado recientemente a Zimbabwe) y Uganda. En 2008 se notificaron dos casos independientes en viajeros que habían visitado una cueva habitada por colonias de murciélagos Rousettus en Uganda.
Cómo se contagia
Inicialmente, la infección humana por EVM se debe a la estancia prolongada en minas o cuevas habitadas por colonias de murciélagos Rousettus. La transmisión entre personas ocurre por contacto directo de la piel lesionada o las mucosas con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales contaminados con dichos líquidos, como ropa personal o de cama.
Se describieron casos de transmisión al personal sanitario que atiende a pacientes con EVM presunta o confirmada, a través del contacto estrecho sin las debidas precauciones de control de las infecciones. El contagio a través de materiales para inyección contaminados o de pinchazos con agujas se asocia a una mayor gravedad de la enfermedad, a un agravamiento más rápido y, posiblemente, a una mayor tasa de letalidad.
También se puede dar esta transmisión en las ceremonias funerarias en que los dolientes tienen contacto directo con el cuerpo del difunto. La infectividad persiste mientras haya virus en la sangre.
Síntomas de la EVM
El periodo de incubación (es decir, el intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días.
La EVM empieza bruscamente, con fiebre elevada, cefalea intensa y gran malestar, así como con frecuentes dolores musculares. Al tercer día pueden aparecer diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos. La diarrea puede persistir una semana. En esta fase se describió que los pacientes presentan "aspecto de fantasma" debido al hundimiento de los ojos, la inexpresividad facial y el letargo extremo. En el brote europeo registrado en 1967, la mayoría de los pacientes presentaron una erupción cutánea no pruriginosa de 2 a 7 días después del inicio de los síntomas.
Muchos enfermos tienen manifestaciones hemorrágicas graves a los 5 a 7 días y los casos mortales suelen presentar alguna forma de hemorragia, a menudo en varios órganos. La presencia de sangre fresca en los vómitos y las heces suele acompañarse de hemorragia por la nariz, las encías y la vagina. El sangrado espontáneo en los lugares de venopunción donde se administran líquidos o se extraen muestras de sangre puede ser especialmente problemático.
Durante la fase grave de la enfermedad, los pacientes presentan persistentemente fiebre elevada. La afectación del sistema nervioso central puede producir confusión, irritabilidad y agresividad. Se describieron asimismo casos ocasionales de orquitis (inflamación de uno o ambos testículos) en la fase tardía de la enfermedad (a los 15 días de su inicio).
En los casos mortales, la muerte suele producirse a los 8 o 9 días del inicio de los síntomas y se suele preceder de grandes pérdidas de sangre y de choque.
Diagnóstico
Desde un punto de vista clínico, puede resultar difícil distinguir la EVM de otras enfermedades infecciosas como el paludismo, la fiebre tifoidea, la shigelosis, la meningitis y otras fiebres hemorrágicas víricas. Para confirmar que la causa de los síntomas es el virus de Marburg se emplean los métodos de diagnóstico siguientes:
- prueba de inmunoadsorción enzimática (ELISA);
- pruebas de detección de antígenos;
- prueba de seroneutralización;
- reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR);
- microscopía electrónica; y
- aislamiento del virus en un cultivo celular.
El manejo de muestras de los enfermos expone a un riesgo muy alto y las pruebas analíticas de muestras no inactivadas deben realizarse en condiciones de máxima biocontención. Todas las muestras biológicas para transporte nacional o internacional se deben envasar con el sistema de triple envase.
Tratamientos y vacunas
Por el momento, no se autorizaron tratamientos ni vacunas para luchar contra la EVM. No obstante, la terapia de apoyo mediante rehidratación oral o intravenosa y el tratamiento de determinados síntomas mejoran la supervivencia.
También se podría probar el uso compasivo o mediante acceso ampliado como terapia para la EVM de algunos anticuerpos monoclonales en desarrollo y ciertos antivíricos que se han utilizado en estudios clínicos para tratar el ébola, como el remdesivir y el favipiravir.
En mayo de 2020, la Agencia Europea de Medicamentos concedió una autorización de comercialización a las vacunas Zabdeno (Ad26.ZEBOV) y Mvabea (MVA-BN-Filo) contra la EVM. Esta última contiene un virus denominado Vaccinia Ankara Bavarian Nordic que se ha modificado para que exprese proteínas del virus del Ebola-Zaire y de otros tres virus del mismo grupo (familia Filoviridae). Aunque esta vacuna podría proteger contra la EVM, todavía no se ha demostrado su eficacia en ensayos clínicos. (Fuente OMS)