Síntomas del estrés: por qué no hay que desestimarlos

¿Conocés los síntomas del estrés?

30 de junio, 2021 | 10.52

Son tiempos de particulares exigencias laborales y desestabilidad económica. Esto se suma a las cuestiones personales de cada uno y a los efectos de la pandemia, que hasta hace poco eran inimaginables. En este contexto, los síntomas del estrés no tardan en aparecer.

Es sabido que hace años el modo de vida al que nos vemos empujados no es el óptimo para mantener una vida tranquila y relajada. Incluso, a veces parece que andar a las corridas es sinónimo de éxito.

Pero el estrés y los efectos que provoca en la salud de las personas no deberían ser subestimados. ¿Sabés reconocer los síntomas del estrés? ¿Conocés sus consecuencias?

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Te contamos todo lo que tenés que saber para no menospreciar las alarmas que nuestro cuerpo emite. El estrés es un problema de salud y debe ser tratado como tal. Te dejamos un breve video sobre los desafíos que presenta la pandemia de COVID-19 a nuestra salud mental.

 

En palabras sencillas: ¿qué es el estrés?

El estrés es básicamente tensión, que puede ser física o emocional, manifestada en nuestro organismo. Se trata de una reacción del cuerpo ante algún tipo de alarma, desafío o demanda. Estos varían de persona a persona: el origen del estrés es psicológico.

 

Esto significa que lo que es profundamente estresante para una persona, puede no serlo para otra. Pero los síntomas de estrés no varían tanto como sus causas subjetivas. 

 

Puede describirse como un estado de tensión y ansiedad. Y, aunque estamos acostumbrados a tratar de disminuirlo, no es siempre algo negativo.

 

El estrés es una respuesta natural a lo que percibimos como un alerta, y bien puede ser justificado. Entonces, la sensación que las hormonas del estrés generan en nuestro cuerpo cumple una función: evitar el peligro. ¿Sabés cuáles son esas hormonas? 

Hormonas del estrés

Ante situaciones alarmantes, el sistema neuroendocrino acelera el funcionamiento de las glándulas adrenales y todo comienza. La principal hormona del estrés es el cortisol, pero el proceso es complejo e involucra a muchas otras. Te lo explicamos acá:

Cortisol

El cortisol es la hormona que se segrega en mayor cantidad ante situaciones que nos resultan estresantes. Lo que hace, dicho de manera simple, es proveernos de la capacidad de responder más rápidamente a la situación que detonó este estado.

 

Estamos hablando del golpe de energía necesario para mantenernos a salvo ante una situación que, por el motivo que sea, percibimos como peligrosa. ¿Pero, de dónde sale esta energía? 

 

El cortisol produce una descarga de glucosa en la sangre. Gracias a esa descarga, nuestros músculos reciben la energía suficiente para moverse con mayor rapidez. Sin duda, se trata de un mecanismo indispensable para la supervivencia.

Adrenalina

La adrenalina aumenta la frecuencia cardíaca, dilata las vías aéreas y contrae los vasos sanguíneos. La función que cumple esta hormona frente a un factor estresante es la misma que la del cortisol.

 

Pone a nuestro cuerpo en óptimas condiciones para huir rápidamente del factor de alarma o enfrentarse a una situación de peligro. Pasado el momento de exaltación, se produce una sensación de agotamiento físico.

Glucagón

Su función principal está en el metabolismo de los hidratos de carbono. Se encarga de que el hígado libere glucosa cuando el cuerpo lo necesita. Esto puede ser porque los niveles de glucosa en sangre son bajos o por una situación estresante.

Alteración de las hormonas sexuales

La prolactina es una hormona cuya función no tiene que ver con el estrés. En mujeres, se encarga de la producción de leche en las glándulas mamarias. 

 

Sin embargo, la variación de sus niveles está relacionada con el estrés. Las personas con estrés crónico sufren de un aumento de prolactina.

 

Esta patología se llama hiperprolactinemia. Sus consecuencias más frecuentes son las alteraciones de los ciclos hormonales y la menstruación. La testosterona, los estrógenos y la progesterona también sufren alteraciones en su funcionamiento como síntomas de estrés.

 

Tipos de estrés

Cuando hablamos de este tema, no siempre nos referimos a lo mismo. Te explicamos la diferenciación básica entre tipos de estrés.

Estrés agudo

El estrés agudo es aquel que se manifiesta por un corto plazo. Es causado por una situación puntual que despierta en el cuerpo la sensación de alarma. Es algo común que todas las personas experimentamos en determinados momentos.

 

Sin embargo, hay diferentes grados. El llamado trastorno por estrés agudo es un tipo de trastorno de ansiedad. Se desencadena inmediatamente después de una situación altamente estresante. Puede durar entre dos días y cuatro semanas. 

 

¿Qué lo desencadena? Las causas de este cuadro son acontecimientos extremadamente alarmantes. Frecuentemente se trata de situaciones que ponen la integridad física, o incluso la vida, en peligro. 

 

El evento traumático es revivido de manera persistente. A través de sueños o recuerdos y hasta mediante la exposición a estímulos análogos al evento. Mientras tanto, el estado de alerta se mantiene. Esto se traduce en insomnio, irritabilidad y concentración dificultosa.

 

Los principales síntomas del estrés agudo son:

  • Sensación de desapego o ausencia de reactividad emocional

  • Dificultad para reconocer el entorno

  • Desrealización

  • Despersonalización

  • Amnesia disociativa

  • Malestar estomacal

  • Dolores musculares.

 

¿Qué se debe hacer ante un caso de estrés agudo? La respuesta varía según el caso. Los tratamientos posibles son diferentes tipos de terapias y reposo. Puede requerir o no la ayuda de ansiolíticos y antidepresivos.

Estrés crónico

Cuando la respuesta fisiológica a situaciones de alarma se sostiene de manera prolongada en el tiempo, estamos hablando de estrés crónico. La exposición cotidiana a situaciones que se perciben como estresantes tiene como consecuencia esta patología. 

 

Estas situaciones pueden ser de toda índole. Las causas del estrés son subjetivas. Pero sus consecuencias psicológicas y fisiológicas no son menores. El estrés contribuye a la ansiedad y la depresión. Estas, por su parte, implican sus propios riesgos. 

 

El estrés crónico es cada vez más común, lo cual preocupa a la comunidad médica. Al parecer, nuestro estilo de vida nos arrastra a este estado que genera un desgaste físico y emocional. A pesar de su creciente popularidad, el estrés crónico está infradiagnosticado. 

 

¿Por qué pasa esto? Pareciera que estamos habituados a convivir con esta sensación día a día.

Frecuentemente, el reconocimiento del estrés crónico como patología llega una vez que alguno de los síntomas del estrés se manifiesta con vigor. O, incluso, cuando aparecen graves consecuencias en la salud.

Frecuentemente el reconocimiento del estrés crónico llega una vez que aparecen graves consecuencias en la salud.

Síntomas del estrés: ¿cuáles son?

Los síntomas del estrés son diversos y varían en cada caso. Pueden presentarse solos o combinados, en mayor o menor intensidad.

 

¿Sufrís alguna de estas dolencias o molestias? Prestá atención. Tal vez el motivo sea que estás estresado.

Problemas para dormir

Son muchísimas las personas que sufren de insomnio como síntoma del estrés. La dificultad para descansar afecta el día a día de quien la sufre y es, de hecho, otro factor estresante.

El insomnio se genera como consecuencia de la hiperactividad del sistema nervioso. El estado de alerta en que nos sumerge el estrés imposibilita nuestra capacidad de relajarnos y conciliar el sueño.

¿Cómo saber si los problemas para dormir son síntoma de estrés? Este se manifiesta como dificultad para encontrar una postura cómoda en la cama junto a la aparición de pensamientos intrusivos e imágenes mentales.

Algunas recomendaciones para conciliar el sueño son:

  • Evitar usar pantallas antes de dormir

  • Hacer deporte (pero no en la noche)

  • Evitar estimulantes como el café

  • Practicar ejercicios de relajación.

Dolor de cabeza

Algunos de ellos son la migraña, la jaqueca y la cefalea tensional. Esta última puede tener diferentes causas, pero es principalmente interpretada por la comunidad médica como uno de los síntomas del estrés.

 

Está vinculada a la tensión de los músculos del cuello y de la zona craneal, aunque la explicación clínica del dolor no está del todo desarrollada. Se trata del tipo de dolor de cabeza más frecuente entre adolescentes y adultos.

 

La cefalea tensional, ocasionada por el estrés, es el tipo de dolor de cabeza más común entre adolescentes y adultos.

 

Cuando se presenta más de la mitad de los días del mes, estamos hablando de una cefalea tensional crónica. A diferencia de la jaqueca y la migraña, es un dolor que puede convivir con mayor facilidad con nuestras actividades cotidianas. ¿Por qué?

 

La cefalea tensional no se acompaña de otros síntomas como fotofobia, molestias frente a los ruidos, náuseas o vómito, que resultan más difíciles de ignorar. En consecuencia, puede ser normalizada o desestimada por parte de quienes la sufren de manera crónica. 

 

Son diferentes los medicamentos indicados para jaqueca que para cefalea tensional, de allí la importancia de distinguirlas. Existen algunos indicadores de que el dolor que se sufre es tensional.

 

Insomnio, cansancio, irritabilidad y dolores musculares son síntomas que pueden acompañar esta dolencia. Para el tratamiento de este síntoma de estrés se recomiendan técnicas de relajación, aspirina, paracetamol o antiinflamatorios.

Falta de concentración

Te traemos una paradoja. Frecuentemente, los síntomas del estrés se presentan cuando tenemos muchas presiones laborales, que demandan nuestra atención y concentración. Pero el mismo estrés nos dificulta resolver las tareas.

 

Esto sucede porque, como ya sabemos, el estrés nos acelera. La excitación que nos provoca el aumento de adrenalina y cortisol en sangre dificulta la concentración. Así, disminuye el rendimiento. Para colmo, la pérdida de rendimiento fácilmente actúa como factor estresante.

Diarrea

En muchas personas, el estrés y la ansiedad generan alteraciones en el proceso digestivo. La explicación está en el aceleramiento que las hormonas del estrés producen en el organismo.

 

Si los músculos del intestino trabajan demasiado rápido, no absorben la cantidad normal de líquidos. Así se desata la diarrea. Entonces, si ante situaciones críticas llegás a sufrir de esta molestia, que no te quepan dudas: se trata de un síntoma de estrés.

Aumento o pérdida de peso

Mucho se dice sobre la relación entre las variaciones de peso y el estrés. Lo cierto es que algunas personas tienden a bajar de peso por esta causa mientras otras, por el contrario, engordan. 

Las variaciones de peso aparentemente injustificadas muchas veces son síntomas del estrés. ¿Cómo se explica?

El incremento del cortisol, como hemos visto, acelera el organismo para que esté listo a reaccionar ante una amenaza. A corto plazo, es normal que esta hormona nos reduzca el apetito. La energía está enfocada en otras cosas que nos son la alimentación.

Pero, si el estrés es crónico y el aumento de cortisol es persistente, puede suceder lo contrario. En este estado, podemos tener la sensación de que el cuerpo nos reclama alimentos, energía extra para responder a la amenaza. Y algunas personas comen como escape emocional durante momentos de tensión.

Esta es la explicación simplificada de por qué, en situaciones de estrés, algunas personas suben de peso mientras otras, bajan. Sea cual sea el caso, las variaciones por este motivo son un síntoma indeseable que se aleja del ideal de salud.

Problemas de salud relacionados al estrés

No estamos hablando de un problema menor. Su importancia va más allá de los síntomas del estrés que, de por sí, pueden hacer nuestra vida más difícil.

La perpetuidad de este estado puede tener graves consecuencias en nuestra salud. Algunas de ellas, irreparables. Los efectos que puede generar el estrés crónico en el organismo son:

 

  • Cambios de humor

  • Irritabilidad

  • Fatiga

  • Sensación de debilidad

  • Desórdenes menstruales

  • Alteraciones del sueño

  • Diarrea

  • Estreñimiento

  • Eczemas

  • Dolor de cabeza

  • Disfunciones sexuales

  • Aumento de la frecuencia cardíaca

  • Dificultad para respirar

  • Problemas de memoria

  • Pérdida de cabello

  • Hipertensión arterial

  • Obesidad

  • Diabetes

  • Ataques de pánico

  • Debilitamiento del sistema inmunológico

¿Cómo se cura el estrés?

Si lo que sufrís es estrés crónico, la mejor alternativa es cambiar, en mayor o menor medida, tu estilo de vida. Lo ideal sería eliminar los principales factores de estrés, o atenuarlos. Lamentablemente, la mayoría de las veces esto no es posible.

Sin embargo, existen una serie de hábitos que uno puede incorporar a su vida que no deberían requerir un esfuerzo demasiado grande. Te compartimos una serie de recomendaciones para que puedas empezar hoy a vivir más tranquilo.

 
  • Establecé objetivos realistas y ordená tus prioridades. Al final del día, pensá en tus logros.

  • Tomate recreos: el tiempo de ocio es importante.

  • No dejes de socializar: aislarse es más fácil de lo que uno cree.

  • Buscá la técnica de relajación que mejor te resulte y ponela en práctica.

  • Hacé ejercicio físico regularmente.

  • Cuidá tu alimentación.

  • Si podés y sentís que lo necesitás, buscá ayuda profesional. Existen distintos tipos de terapias. El apoyo psicológico puede cambiar la vida de las personas y hasta salvarla.

 

Conclusión

Todos sufrimos de estrés en algún momento de nuestra vida. Esto no siempre es algo malo. Sin embargo, cuando se presenta como estrés crónico o a modo de trastorno de estrés agudo, es necesario trabajarlo.

Ya sabés cuáles son los síntomas del estrés. Si te reconociste en las descripciones, aprovechá esta información para comenzar a bajar los niveles de cortisol. Tu salud te lo va a agradecer. Para seguir aprendiendo sobre salud y estilo de vida, no dejes de leer El Destape.

 

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