La fábula de Milei

El enjuague contable con las Letras Intransferibles busca desviar el debate de lo sustancial: aumenta la deuda con el FMI y, por lo tanto, la deuda externa del sector público. Los dólares adicionales que entregará el Fondo servirán para facilitar la dolarización de la bicicleta especulativa diseñada por la dupla Milei-Caputo.

26 de marzo, 2025 | 00.05

Los gobiernos, cuando buscan un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, justifican la decisión por una situación económica excepcional que los obliga a acudir a esta asistencia financiera.

Mauricio Macri, el 8 de mayo de 2018, dijo:

  • Durante los dos primeros años hemos contado con un contexto mundial muy favorable, pero eso hoy está cambiando. Las condiciones mundiales están cada día más complejas y se deben a varios factores: están subiendo las tasas de interés y el petróleo, y se han devaluado las monedas de los países emergentes. Todas estas variables son factores que nosotros no manejamos. Frente a esta nueva situación internacional, y de manera preventiva, he decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de apoyo financiero".

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Alberto Fernández, el 29 de enero de 2022, informó: 

  • Sufríamos un problema, y ahora tenemos una solución. Teníamos una soga al cuello, una espada de Damocles, y ahora tenemos un camino que podemos recorrer. Sin acuerdo (con el FMI), no teníamos un horizonte de futuro. Con este acuerdo, podemos ordenar el presente y construir un futuro. Teníamos una deuda impagable que nos dejaba sin presente ni futuro, y ahora tenemos un acuerdo razonable que nos va a permitir crecer y cumplir con nuestras obligaciones a través de nuestro crecimiento”.

En ambos casos, con matices, advirtieron que sin el salvataje del Fondo Monetario la situación económica sería crítica. El riesgo del default, sin mencionar explícitamente esta posibilidad, fue el factor que definió la urgencia.

El Banco Central devaluó el activo de Letras Intransferibles del Tesoro Nacional.

El gambito contable entre el Banco Central y el Tesoro Nacional

Javier Milei eligió otro fundamento para justificar la corrida desesperada hacia los brazos del Fondo. El 8 de marzo de 2025, en una columna de opinión en La Nación, afirmó: 

  • El dinero que aporte el Fondo Monetario Internacional será destinado a sanear el BCRA para terminar con la inflación, y es el paso adicional que falta para terminar de ordenar el funcionamiento de la autoridad monetaria. El dinero que ingrese del FMI, el Tesoro lo utilizará para cancelar parte de su deuda con el Banco Central, de modo tal que la deuda bruta no sube y en caso de que se utilice para rescatar títulos cuyo valor de mercado está por debajo de la par, ésta caerá. Se busca restaurar el patrimonio del BCRA, para que, de este modo la inflación sea solo un mal recuerdo del pasado”.

Recuperar estas explicaciones iniciales de los presidentes revela que, mientras Macri y Fernández reconocieron la necesidad de un acuerdo para evitar una crisis, Milei eligió fabular que los dólares del Fondo están al servicio del fortalecimiento del Banco Central para bajar la inflación y que este préstamo tendrá efecto neutro en la deuda pública.

No es así. Sólo los fanáticos pueden respaldar semejante desvarío.

El gambito contable entre el Banco Central y el Tesoro Nacional involucra las denominadas Letras Intransferibles. El origen de este instrumento del pasivo público fue la cancelación de la totalidad de la deuda con el FMI (9530 millones de dólares) durante el gobierno de Néstor Kirchner. 

Luego, se continuó utilizando para pagar vencimientos de otras deudas. Se trata de papeles de deuda intrasector público que no tienen cotización de mercado, instancia que no tendría sentido, puesto que no se comercializan y reflejan asientos contables entre organismos del Estado.

Los dólares del Banco Central fueron girados al Tesoro Nacional, y esas divisas se utilizaron para cubrir intereses y cuotas de capital de títulos públicos con cotización pública. El comprobante de estas transferencias fue denominado Letras Intransferibles, pactadas a diez años y a una tasa simbólica del 1% anual, con intereses que se refinanciaban al vencimiento. 

¿Cuántas Letras Intransferibles tiene el Banco Central?

En enero de 2024, el stock de Letras Intransferibles en manos del Banco Central ascendía a 69.344 millones de dólares. Estas fueron emitidas por todos los gobiernos desde el primero que lo hizo (el de Néstor Kirchner), hasta el de Javier Milei, quien las emitió a las pocas semanas de asumir en la Casa Rosada.

En términos contables, cuando el Tesoro emite una Letra Intransferible a cambio de dólares de las reservas del Banco Central para cancelar deuda con el sector privado u organismos internacionales lo que se registra es un cambio en los pasivos del Tesoro (disminuye la deuda con el sector privado o con los organismos internacionales y aumenta la deuda intrasector público) y, simultáneamente, un cambio en los activos de la entidad monetaria (disminuye la posición en divisas y aumenta la posición en títulos del Tesoro). 

La operación financiera que propone Milei es exactamente la inversa: se utilizará deuda con el FMI para recomprar Letras Intransferibles en poder del Banco Central. 

A nivel contable, se registraría un cambio en los pasivos del Tesoro (menos deuda con el Banco Central y más deuda con el FMI) y, a la vez, una modificación en los activos del Banco Central (aumentan las divisas y disminuye la posición en títulos del Tesoro). 

Aumenta la deuda externa del sector público

Un reciente informe de la consultora PxQ apunta que esta operación tiene un detalle importante: el Banco Central modificó la metodología de valuación de las Letras Intransferibles en su balance, pasando del valor técnico (100%) a registrarse a “costo amortizado considerando el límite del valor recuperable”. 

Esta arbitraria modificación en las normas contables entró en vigencia en mayo de 2024. De este modo, se devaluó el stock de Letras Intransferibles: en el activo del Banco Central ahora se registran por un valor de 23.161 millones de dólares, es decir, a una paridad caprichosa del 33%.

El economista Jorge Carrera, que fue vicepresidente segundo del Banco Central y, por lo tanto, entiende en detalle esta cuestión, escribió en su cuenta de la red X: “Me parece que se busca que discutamos esto para no discutir lo importante”. 

Explica que esta maniobra contable se realiza porque los dólares serán utilizados para intervenir vía el Banco Central. Apunta que si la intervención se concretara vía subastas del Tesoro (como ocurrió con Macri), esos dólares quedarían depositados en el Banco Central.

Aclara que “los dólares del FMI (que vienen en DEG, la moneda del Fondo) siempre los recibe el Tesoro y siempre van al Banco Central y forman parte del activo de la entidad monetaria”.

Este enjuague contable con las Letras Intransferibles, en realidad, busca desviar el debate de lo sustancial: el incremento de la deuda con el FMI y, por lo tanto, la deuda externa del sector público. En la práctica, los dólares adicionales que entregará el Fondo servirán para facilitar la dolarización de la bicicleta especulativa diseñada por la dupla Milei-Caputo.