El alcoholismo y sus consecuencias en la salud

07 de diciembre, 2021 | 01.12

Desde hace algunos años ya, Argentina presenta el mayor índice de prevalencia en consumo de alcohol de América Latina. Tenemos una tasa de bebedores que alcanza el 94% en hombres y el 90% en mujeres. Por ello es tan importante hablar de las consecuencias del alcoholismo.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, nuestro país se ubica en el tercer lugar de consumo de alcohol en América. Solo por debajo de Canadá y Estados Unidos, si tomamos en cuenta el consumo anual per cápita (9.3 litros de alcohol puro).

Desde el inicio de la pandemia, el alcoholismo continuó siendo uno de los puntos focales del CONICET. En su último estudio, el ente reflejó un aumento del 400% de consumo entre adultos de 35 a 44 años que consumen todos los días.

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Las consecuencias de su consumo en exceso pueden llegar a ser perjudiciales tanto para los individuos como para la sociedad. Acá te decimos todo lo que tenes que saber de las consecuencias del alcoholismo.

¿Qué es el alcoholismo?

La Asociación de Alcohólicos Anónimos de Argentina brinda su propia definición del problema. Afirma: “El alcoholismo es una enfermedad primaria, crónica, con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influyen en su desarrollo y sus manifestaciones.”

Esta enfermedad es a menudo crónica y se caracteriza por un bajo control de impulsos. También existe una preocupación obsesiva por comenzar o seguir consumiendo bebidas alcohólicas, y un sustancial deterioro cognitivo.

En la actualidad, el consumo de alcohol es un problema de salud pública que padece una gran parte de la población. En nuestro país, más de siete millones de personas muestran algún tipo de padecimiento relacionado al alcohol.

En la Argentina hay más de siete millones de personas que muestran algún tipo de padecimiento relacionado al alcohol.

El alcoholismo es una de las principales causas de pérdidas sociales y económicas. Tiene consecuencias tanto para las personas como para la sociedad en su conjunto. 

Además, el estigma social asociado a las personas con trastorno por consumo de alcohol afecta los distintos ámbitos de la vida. Así, impacta negativamente en las capacidades y oportunidades de:

  • Encontrar y mantener un trabajo o una vivienda.

  • Establecer relaciones sociales e interpersonales.

  • Mantener un autoconcepto positivo.

La estigmatización puede retrasar la búsqueda de un tratamiento y ser, mejor dicho, una barrera para tener acceso y concluir con las intervenciones. Las consecuencias del alcoholismo, que pueden ser continuas o periódicas, comprenden los siguientes síntomas:

  • Ansiedad ante su consumo.

  • Sensación de pérdida de control.

  • Poco control para dejar de beber.

  • Dependencia física y psicológica.

  • Síndrome de abstinencia cuando se deja de consumir (sudoraciones, fiebre, temblores).

  • Tolerancia (necesidad de beber cada vez mayores cantidades de alcohol).

El riesgo de desarrollar alcoholismo depende de varios factores. Entre ellos, podemos destacar:

  • La vulnerabilidad individual: los hijos de padre o madre alcohólica tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas con el alcohol, sobre todo en varones.

  • La edad de inicio: cuanto antes se empieza a beber, más riesgo existe de desarrollar dependencia en la edad adulta.

  • La cantidad que se bebe: aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que no hay una cantidad “segura” de consumo, se establecen categorías de bebedores en función de la cantidad ingerida y el sexo.

¿Cuáles son las consecuencias del alcoholismo?

En concordancia con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en 2012 el consumo de alcohol provocó que más de 300.000 personas perdieran la vida. Esa cifra abarca solo a esta región, en lo que equivale a aproximadamente una muerte cada 100 segundos.

Podemos seguir desmenuzando esta información a un nivel local. Se estima que en Argentina más de 8.000 personas mueren cada año por enfermedades relacionadas al consumo en exceso de alcohol.

Se estima que en Argentina más de 8.000 personas mueren cada año por enfermedades relacionadas al consumo en excesivo de alcohol.

Las enfermedades como el cáncer de páncreas generan altos costos. Provocan también otras secuelas tanto para quien lo consume como a quienes le rodean, e incluso para la sociedad y el Estado.

The Lancet realizó un estudio en 2018 en donde se afirma que ningún nivel de consumo es beneficioso para la salud”. Esto se debe a que el alcohol es uno de los factores de riesgo asociados a desastres viales o lesiones producidas por riñas, suicidio y homicidio.

Los daños relacionados con el alcohol y su dependencia no son entidades estáticas. Las personas dependientes pueden dejar de serlo y recaer durante el transcurso de sus vidas.

Es sabido que las personas que consumen alcohol en exceso suelen hacerlo acompañados de personas que tienen este mismo problema. Su entorno les motiva continuamente a seguir consumiendo.

Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos descubrió que:

  • El 18% de las personas que habían sido dependientes en el período previo al último año, fueron abstemias durante el último año.

  • Un 18% fueron bebedoras de bajo riesgo.

  • El 12% fueron bebedoras de riesgo asintomáticos y mostraron un patrón de bebida que los ponía en riesgo de recaídas.

  • Un 27% estaban en remisión parcial.

  • El 25% fueron clasificados como aún dependientes.

  • Solo una cuarta parte de estas personas había recibido alguna vez tratamiento para su dependencia al alcohol.

Estudios acerca de las consecuencias del alcoholismo demuestran que a menudo las personas tienden a no reconocer la realidad de la enfermedad. También minimizan las dificultades físicas, psicológicas y sociales derivadas de su consumo de alcohol.

Presentar falta de conciencia puede reducir las posibilidades de mantener la sobriedad. Esto se puede atribuir al déficit en la memoria episódica, capacidad de retener nueva información y experiencias recientes, provocando un desconocimiento de la adicción.

¿Cómo sé que estoy bebiendo en exceso?

La dependencia creada por el consumo del alcohol va más allá del solo abuso. No se trata de beber un par de cervezas solo o con amigos, sino que es constante y sistematizado.

Implica también que el organismo ya se ha acostumbrado a cierta cantidad o medida de alcohol. Para que surta el mismo efecto, se necesita de mayores dosis de ingesta.

Cuando no se consume o se limita el consumo, puede crearse un síndrome de abstinencia. Este puede ser leve o grave, dependiendo de la severidad del consumo.

Una persona que ha perdido el control sobre su consumo suele organizar su vida con respecto al alcohol. Lo cual provoca que su voluntad no sea suficiente para detenerse, agravando así las consecuencias del alcoholismo.

Quien ha perdido el control sobre su consumo de alcohol organiza su vida con respecto al alcohol y agrava las consecuencias del alcoholismo.

En el plano psicológico, el alcohol produce alteraciones de la personalidad y el carácter. También ocasiona cuadros de ansiedad y estados anímicos depresivos, deterioro intelectual, comportamientos disfuncionales o impredecibles, e inestabilidad afectiva.

Es importante desarmar la actitud defensiva de un paciente con alcoholismo. Una forma de hacerlo es situándolo en su realidad contextual y los conflictos a los que se enfrenta día a día por su impulso a beber.

Aquí te presentamos una serie de preguntas clave. Se trata del test CAGE para el diagnóstico del alcoholismo, que ayuda a identificar el problema:

  • ¿Pensaste alguna vez que debería reducir su consumo de alcohol?

  • ¿Te enojaste en alguna oportunidad porque la gente criticó tu consumo de alcohol?

  • ¿Te has sentido culpable o mal por haber bebido?

  • ¿Has tomado una copa por la mañana al despertar para aliviar la resaca o la tensión?

¡Ojo! Si respondiste que sí a 2 o 3 de estas preguntas, hay que sospechar problemas con el alcohol. Si respondiste afirmativamente a las 4, es indudable la existencia de dependencia. Igualmente, puedes prestar atención a los siguientes síntomas:

  • Necesidad de beber.

  • Necesidad de beber cantidades cada vez mayores, ya que se produce una tolerancia que nos hace beber más para notar su efecto.

  • Pérdida de control. Esta se manifiesta en una dificultad para parar de beber una vez se ha empezado.

  • Dependencia física que produce síntomas de abstinencia. Entre estos están temblores, ansiedad, sudoración, náuseas, dolor de cabeza, aumento de la frecuencia cardíaca o la presión arterial.

A pesar de esto, lo más elemental es reconocer que se tiene un problema con el alcohol. El no reconocimiento de la problemática hace tan difícil llegar a un diagnóstico.

¿Cómo sé que estoy bebiendo con moderación?

Hay que mencionar que el alcohol, al ser es una droga ‘depresora’, implica una mayor probabilidad de agravamiento parcial o total de síntomas de depresión. Si has presentado síntomas de depresión los últimos 6 meses, te recomendamos evitar su consumo.

Puedes revisar nuestro artículo sobre qué es la depresión. Ahí vas a enterarte de todo acerca de esta enfermedad, cómo combatirla y cuántas personas la padecen en el mundo.

El efecto principal del alcohol reside en la relajación de las restricciones de tu personalidad localizadas en el lóbulo prefrontal de tu cerebro. Esta sustancia inhibe el funcionamiento de esa parte del sistema nervioso, provocando una conducta más impulsiva y menos ‘cohibida’.

La mejor recomendación que podemos darte es la misma que si se tratara de cualquier sustancia psicoactiva o nociva: consumir con moderación. Esto significa no alcanzar el nivel de ebriedad o de intoxicación.

En el caso de las mujeres, se recomienda no sobrepasar un trago al día (350 ml de cerveza - 45 ml de licor fuerte). En cuanto a los hombres, lo aconsejable es no superar los dos medidas de bebidas alcohólicas por día.

A continuación, te presentamos algunas maneras de beber responsablemente. Estos consejos aplican siempre y cuando no presentes antecedentes previos con la bebida, tengas la edad legal para tomar alcohol y no estés embarazada:

  • Nunca tomes alcohol y conduzcas un automóvil o cualquier vehículo.

  • Si vas a beber, designá a otro conductor o planificá una forma alternativa de llegar a casa, como un taxi o colectivo.

  • NO tomes alcohol con el estómago vacío. Comé algún snack o bocadillo antes y mientras estés bebiendo alcohol.

  • Si estás tomando medicamentos -como fármacos de venta libre- consultá con tu proveedor de atención médica antes de beber alcohol. Tené en cuenta que esta combinación puede provocar efectos adversos.

Te recomendamos también hacer un poco de investigación entre los miembros de tu familia. Quienes tienen familiares con alcoholismo tienen más probabilidades de presentar esta enfermedad que quienes no. 

También es importante hacer una revisión de tu estado anímico general. Los padecimientos psicológicos que pueden conducir al abuso del alcohol son los siguientes:

  • Depresión.

  • Ansiedad.

  • Trastornos de la personalidad.

  • Si se está atravesando por un momento difícil, como una pérdida importante (trabajo, familiar, pareja, etc.).

Por esta razón, a veces lo mejor que puedes hacer es abstenerte completamente de beber alcohol. Es la manera más segura de cuidar a tu salud física, social y psicológica.

Hay que mantener la mente abierta, y ser optimistas, el tiempo que se esté sin beber es un logro, por mínimo que sea. Las consecuencias del alcoholismo son importantes en América, si se comparan con la mayoría de regiones del mundo.

En este último año la tendencia de consumo pareció haberse estabilizado en algunos sectores. Sin embargo, ha habido un aumento en la población de mujeres y jóvenes, lo que echa abajo los avances que se han hecho por disminuir este problema.

 

Afectaciones del alcoholismo a corto plazo

Las consecuencias del alcoholismo pueden incidir en el organismo desde el primer trago. Sin embargo, los efectos no son los mismos para todos. Estos dependen de su edad, sexo, su peso y salud mental.

El consumo elevado de alcohol puede generar somnolencia y relajación, que afectan a la percepción y coordinación. Por este motivo, beber alcohol eleva el riesgo de sufrir un accidente de tráfico o laboral.

Según su nivel en la sangre, el consumo etílico puede causar desde dificultades en la atención, el habla, apatía, vómitos. Incluso la muerte, si la ingesta es muy elevada. Te enlistamos otras consecuencias del alcoholismo a corto plazo:

  • Pérdida de conocimiento: son habituales cuando se consumen grandes cantidades de alcohol de manera muy rápida. Los niveles de alcohol en la sangre aumentan, provocando desfallecimientos y pérdida de conciencia.

  • Lapsos de memoria: se deben a pequeños deterioros en el hipocampo. Estos pueden presentarse unas horas después de haber consumido pequeñas cantidades de alcohol, sobre todo cuando la ingesta se da con el estómago vacío.

  • Impulsividad: el alcohol interfiere en las conexiones del córtex prefrontal del cerebro. La persona se vuelve así susceptible de experimentar comportamientos impulsivos y agresivos.

Afectaciones del alcoholismo a largo plazo

Según el Plan Nacional sobre Drogas español, el alcohol puede provocar graves problemas de salud, y conflictos familiares y sociales. Estos “pueden manifestarse aunque quien los padece no haya desarrollado una dependencia, es decir, no sea alcohólico/a.” Las consecuencias del consumo de alcohol a largo plazo son:

  • Hipertensión arterial.

  • Alteraciones del sueño.

  • Gastritis.

  • Agresividad.

  • Úlcera gastroduodenal.

  • Depresión clínica.

  • Cirrosis hepática.

  • Disfunciones sexuales.

  • Cardiopatías.

  • Deterioro cognitivo.

  • Encefalopatías.

  • Demencia.

  • Cáncer.

  • Psicosis.

Otros son los efectos colaterales cuando el consumo de alcohol se produce en períodos muy cortos de tiempo, como por ejemplo el fin de semana. En estos casos, los riesgos y el daño sobre el organismo se multiplican.

Conclusión

Está demostrado que el consumo de alcohol afecta gravemente a la salud. También tiene profundas repercusiones sociales y económicas. En América Latina generalmente se acepta el consumo de alcohol como norma cultural.

El alcoholismo no es solamente un vicio o un estilo de vida, es una enfermedad. Es importante recordar que las recaídas son frecuentes y no deben ser motivo de exclusión, sino de motivación para continuar con el tratamiento. 

Queda todavía mucho por hacer para concientizar acerca de las consecuencias e implementar las políticas que puedan limitar dichas secuelas. Para conocer más sobre salud e interés general, te recomendamos seguir leyendo El Destape.