El 30% de los diagnósticos de VIH-sida todavía se hace en forma tardía

La importancia crucial del test, cuyo resultado se obtiene en 20 minutos; aunque todavía sin vacuna, hay avances en el tratamiento

01 de diciembre, 2023 | 12.28

Como todo balance, el de este nuevo Día Mundial del VIH-sida llega con datos positivos… y de los otros. Por un lado, se esperan nuevas formulaciones de antirretrovirales que podrán inyectarse una vez cada dos a seis meses, autotests, y que se habilite la posibilidad de amamantar a las personas con niveles indetectables del virus y buena adherencia al tratamiento. Por el otro, a pesar de contar con una prueba sencillísima y rápida, gratuita y confidencial, todavía es tardío el diagnóstico en más del 30% de los 5300 nuevos casos que se detectan anualmente en la Argentina, donde se calcula que alrededor de 140.000 personas viven con VIH. También para anotar en el “debe”, la adherencia a los tratamientos y el uso de la PrEP, la estrategia “preexposición”, cuya alta efectividad fue confirmada esta semana por un nuevo estudio realizado en 24.000 personas del Reino Unido.

El diagnóstico tardío en el país de tres de cada 10 nuevos casos es sin duda la variable a mirar con más atención y que exige pensar estrategias para que ese número se reduzca –explica Leandro Cahn, director ejecutivo de la Fundación Huésped–. Tienen que ver con promover más la prueba, derribar las barreras de acceso al testeo, facilitarlo y trazar políticas activas que promuevan el autotest, que empieza a llegar a la Argentina. Por eso la la campaña de Fundación Huésped para este año tiene el lema “Sumá tu gotita”. Se trata de explicar lo fácil y accesible que es el test de VIH. Es un pinchacito en el dedo, un test rápido que en 20 minutos da un resultado. Hay que tener muy, muy en claro que además de cuestiones vinculadas con el acceso equitativo a la salud, a lo que marcan las normativas vigentes con respecto a las herramientas y tecnologías de prevención, de cuidado y de tratamiento, no hay estrategia más costo-efectiva que promover la prueba, detectar tempranamente y poner en tratamiento a las personas HIV positivas, porque es muchísimo más caro tratar las consecuencias de un VIH no detectado a tiempo que tratar a las personas con VIH que, luego, con carga viral indetectable, no van a transmitir el virus por vía sexual. De esa manera, podremos controlar la epidemia para 2030, que es lo que se plantea el programa de Naciones Unidas Onusida”.

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Leda Guzzi, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y de la International Aids Society, además de infectóloga del Hospital de Vicente López y la Clínica Olivos, coincide: “Que el 30% de los diagnósticos siga sucediendo en forma tardía es un llamado de atención. El testeo tiene que estar más disponible, tiene que haber menos prejuicios por parte de los prestadores de salud para pedir el test y también de las personas para solicitarlo. Hay que liberarlo del estigma. El estigma y la discriminación siguen siendo probablemente las barreras más importantes para el testeo, pero también para el acceso al tratamiento y para la adherencia de las personas que tienen diagnóstico y que tienen que estar bajo cuidado. Muchas veces, los efectores de salud tienen mecanismos que pueden resultar discriminatorios y esto hace que los pacientes terminen huyendo del sistema de salud”.

En la Argentina, según un informe presentado por las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación en 2022, aproximadamente un 17% de las personas que viven con VIH aún no conoce su diagnóstico y 2,5 habitantes de cada 100 mil mueren anualmente a causa del sida. Según el estudio Positive Perspectives, realizado en 25 países, más de la mitad de las personas que viven con VIH no están totalmente satisfechas con su tratamiento.

En este sentido, hay avances. “Es importante trabajar en la promoción y ampliación de la política de profilaxis preexposición (PrEP) –comenta Leandro Cahn–. El año último (2022) se empezó a generalizar su oferta. Con respecto a vacunas, lamentablemente el estudio de fase tres Mosaico se dio de baja en 2022 porque cumplía con las expectativas de seguridad, pero no de eficacia. Hay algunos candidatos vacunales en etapas tempranas, pero en el cortísimo plazo no se avizora una vacuna cuya efectividad amerite desarrollarla”.

Otra novedad importante en materia de tratamiento son los antivirales inyectables de larga duración: en un caso, se aplicarían una vez cada dos meses; en otro, cada seis meses. “No son vacunas, son tratamientos antirretrovirales, pero que para la  población con más difícil acceso al sistema de salud, cambiar el régimen de una pastilla o dos una vez al día, a una inyección cada dos o seis meses es sin duda una mejora sustancial en su relación con el hecho de vivir con VIH”, comenta Leandro Cahn.

Algo de lo que no se conoce tanto es que se está investigando y analizando la posibilidad de que las mamás con VIH bajo tratamiento puedan amamantar. “Hace ya algunos años, la OMS permitió el amamantamiento en personas VIHpositivas que están bajo tratamiento antirretroviral –explica Guzzi–. Sobre todo, porque en países sobre todo de África subsahariana, las enfermedades asociadas con la pobreza, la falta de agua potable, las diarreas infecciosas, la desnutrición representaban una causa de mortalidad mayor que la posible adquisición de VIH. Esto se basó en una serie de estudios y de pruebas de concepto en las que se vio que las pacientes que estaban tratadas e indetectables tenían una probabilidad bajísima de transmitir el virus. En 2016, termina de cristalizarse la evidencia científica que permitió construir el ‘indetectable igual a intransmisible’, que significa que las personas que tienen niveles de virus muy bajos en la sangre no lo transmiten a sus parejas sexuales, ni siquiera en ausencia del preservativo. Fue un hito que marcó un antes y un después en la historia del VIH. Comenzó a plantearse si esto era extrapolable también a la situación de lactancia y a partir de ahí se hicieron estudios. El más importante se llama ‘Promise’, y en él se ‘randomizó’ (distribuyó al azar) a más de 2000 binomios a los que se administró tratamiento antirretroviral a la madre o profilaxis con estos fármacos al bebé. Y lo que se vio es que en ambos escenarios el riesgo de transmisión perinatal es menor al 1%, 0,3% en los primeros seis meses, 0,5% en los siguientes seis meses y 0,6% hasta los 18 meses. O sea, muy bajo frente al beneficio enorme  que ofrece la lactancia materna tanto en términos de aporte nutricional para el recién nacido, como de anticuerpos para prevenir una serie de enfermedades infectocontagiosas, reducción de alergias... Y en el aspecto vincular, que es tan importante. Pero también para la persona que amamanta, ya que disminuye el riesgo de cáncer de mama y de ovario, de diabetes, de hipertensión, de obesidad, de depresión posparto. Las virtudes de la lactancia materna son enormes. Esto motivó que desde la sociedad civil y desde el activismo surgiera la demanda por la lactancia materna como un derecho humano. Gracias a los estudios, se habilitó un cambio en la mirada y en las guías terapéuticas dejó de utilizarse un lenguaje que prohibía la lactancia materna para pasar a proponer que el modo de alimentación del recién nacido se discuta entre la persona gestante y el equipo tratante con información actualizada, completa”.

Según detalla Guzzi, para que pueda encararse la lactancia materna personas con VIH tienen que cumplirse ciertos requerimientos que harán que ese riesgo mínimo se sostenga en el tiempo. En lo posible tiene que ser exclusiva, la persona que amamanta tiene que mantener una excelente adherencia y tiene que poder concurrir a un centro asistencial ante complicaciones, como agrietamiento de los pezones, mastitis u otras.

“En Suiza, que es uno de los países pioneros en salud perinatal en personas con VIH –destaca Guzzi–, ya tienen estudios que muestran que el riesgo es muy, muy bajo en escenarios óptimos. Y ellos consideran que lo son cuando la persona gestante tiene carga viral indetectable idealmente durante todo el embarazo o en dos determinaciones separadas por al menos cuatro semanas, habiéndose tomado la última después de las 36 semanas de gestación. En nuestro país también está comenzando a discutirse. Es algo muy positivo porque estamos hablando de un derecho, pero también de mejorar las condiciones de salud la madre y el bebé”.

Para Pedro Cahn, director científico de Huésped, “los dos principales problemas son el diagnóstico y el acceso al tratamiento tardíos, lo cual es malo para la persona y malo para la sociedad, por aquello de que indetectable es igual a intransmisible. También lo es la falta de seguimiento de pacientes que desaparecen del sistema y no hay un mecanismo para ir a buscarlos, para recuperarlos”.

Autotest

Con respecto a la provisión de tratamientos, que hoy están garantizados por el Estado, Pedro Cahn destaca que "la compra de 2024 quedó garantizada por el gobierno saliente”. Y agrega Leandro: “Siempre los cambios de gobierno son momentos en los que hay que mirar con atención cómo se sostienen estas políticas. Éste es especial, pero la Argentina tiene una nueva ley votada prácticamente por unanimidad en el Congreso hace apenas un año y medio, que asegura la provisión de antivirales a través de los distintos subsistemas de salud. El acceso universal no solo es algo que se viene sosteniendo a lo largo de casi 30 años, hay fallos de la Corte y antecedentes que nos permiten confiar en que lo mejor que se puede hacer para dar respuesta a esto es sostener y ampliar el acceso tanto a la prevención como al testeo y el tratamiento”.