Día Mundial del Corazón: 1 de cada 3 personas en Argentina padece hipertensión arterial

Especialistas del Clínicas recomiendan estudios ante la presencia de síntomas y realizar controles anuales para evitar enfermedades coronarias.

29 de septiembre, 2021 | 21.01

Este 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón y según información propia del Hospital de Clínicas, 1 de cada 3 personas en Argentina padecen de hipertensión arterial. Lógicamente, por la pandemia del COVID-19 y las cuarentenas dictaminadas por el Gobierno Nacional, los controles cardiológicos fueron postergados y muchas personas con factores de riesgo no se acercaron al médico para prevenir cualquier inconveniente. Ahora, con las flexibilizaciones y aperturas, los diferentes especialistas aconsejan que argentinos y argentinas retornen a realizarse chequeos de rutina.

Entre los factores más destacados aparecen la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, el sobrepeso u obesidad y el sedentarismo que, en este último tiempo, empeoraron en la mayoría de los casos. Una médica cardióloga del Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas, resaltó: “Todos ellos han empeorado si ya estaban presentes o aparecieron, dado por los cambios en la dieta, la falta de ejercicio, y el estrés psicosocial que pasamos”. Por eso, remarcó: “Es importante escuchar las señales que el corazón y el cuerpo nos dan. Muchas enfermedades pueden cursar en forma asintomática por mucho tiempo y ponerse de manifiesto de repente y luego de más de un año de restricciones donde las consultas han bajado más del 60% durante la pandemia, resulta crucial visitar al doctor antes de retomar nuestras actividades”.

Al mismo tiempo, la especialista manifestó: “Unos de los síntomas que debemos reconocer es el cansancio o la agitación cuando realizamos nuestras actividades cotidianas. Prestar atención si este cansancio aparece más rápidamente, o aparece en reposo o dura más de lo habitual. Esto podría estar indicando la presencia de disnea, cuyas causas pueden ser múltiples, entre ellas, la enfermedad del corazón”. Mientras que señaló: "Hoy en día es frecuente que nuestros pacientes nos refieran palpitaciones, muchas veces este síntoma no se traduce en un problema grave de salud, pero debemos tener en cuenta que puede estar asociado a una secuela post COVID-19, y debemos investigar mediante estudios específicos". 

Al mismo tiempo recomiendan que tras un período prolongado de inactividad física, para retomar el ejercicio, realizar controles clínicos cardiológicos. La idea es analizar, tras los respectivos estudios: la presencia de síntomas, si tuvo coronavirus, si toma alguna medicación. Entre los estudios más destacados mencionan el electrocardiograma, el ecocardiograma y una prueba de esfuerzo con o sin imágenes -ya que permite evaluar la capacidad funcional del paciente-. Cabe destacar que, más allá del cansancio y la agitación, la presencia de dolor de pecho también nos alerta sobre las enfermedades del corazón. Si bien este tipo de enfermedades coronarias, muestra una prevalencia elevada en la población adulta y su detección rápida nos ayuda a evitar complicaciones graves, puede aparecer en los más jóvenes.

Recomendaciones para cuidar el corazón

Desde la ciencia dejan en claro que, si bien ante síntomas es razonable hacerse estudios previamente, es recomendable que a partir de los 40 años se realicen chequeos anuales de factores de riesgo cardiovascular como: presión arterial, colesterol en sangre, azúcar en sangre y evaluación del peso. “Si el paciente presenta algún síntoma sugestivo de enfermedad cardíaca como son: la falta de aire, las palpitaciones, el dolor de pecho, o historia familiar de enfermedad del corazón, debemos consultar al médico, sin importar la edad”, sostuvo Aquieri

Entre las afecciones más frecuentes está la hipertensión arterial. Desde el Clínicas, remarcan que la prevalencia en Argentina es de alrededor del 33 % y sostienen que es uno de los factores de riesgo cardiovascular más importante. Puede pasar desapercibida por el paciente durante mucho tiempo ya que es asintomática y por eso remarcan que es clave realizar diversos controles anuales de la presión arterial, si se realiza el diagnóstico de hipertensión arterial. Es clave, según indican especialistas, lograr su control para evitar las complicaciones como la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal, la demencia y el accidente cerebrovascular, entre otros.

Sobre esto, Aquieri manifestó que el diagnóstico "es muy rápido" y que la base principal es una "buena evaluación clínica cardiológica" para llegar a dicho diagnóstico. "Con un análisis de sangre para chequear el valor de azúcar (diagnóstico de diabetes), el de colesterol (diagnóstico de dislipemia), con la toma de presión diagnosticamos hipertensión arterial, solicitamos un electrocardiograma (arritmias), un ecocardiograma (miocardiopatías, pericardiopatías, valvulopatías) y una prueba de esfuerzo si la sospecha es la enfermedad coronaria principalmente", lanzó. Y sentenció: "Hay que tener hábitos saludables: deja de fumar, bajá de peso si estás fuera de tu peso ideal, hace una dieta rica en frutas y verduras, con poca sal y menos azúcar. Utilizar alguna técnica de relajación".

¿Y los pacientes recuperados de COVID-19?

Más que nunca, ante pacientes de coronavirus tras cursar una enfermedad leve, moderada o grave, los controles deben ser una obligación. La cardióloga destaca que, si fue leve y moderada, es necesario esperar un mes luego del alta de la enfermedad y realizar el control clínico cardiológico junto a los estudios complementarios: electrocardiograma, ecocardiograma y prueba de esfuerzo. Si hay alteraciones, deberán continuar con otros estudios específicos como holter de 24 hs y resonancia magnética nuclear. En cambio, tras cursar la enfermedad de forma grave, se debe esperar 3 meses para reanudar la actividad física, previamente realizando los controles antes mencionados y la rehabilitación cardiopulmonar adecuada.

¿Qué comer para controlar los problemas cardíacos?

  • Dieta rica en verduras y frutas, para bajar el consumo de hidratos de carbono y grasas saturadas.
  • Aportar más potasio desde los vegetales.
  • Disminuir el consumo de sal -todas las sales tienen la misma cantidad de sodios, salvo las sales potásicas-.
  • Evitar alimentos como embutidos, chacinados, conservas.
  • Utilizar más condimentos como el ajo, la pimienta, el perejil.
  • Más consumo de aceite de oliva, lácteos descremados, cereales y legumbres.