Durante los últimos dos años y medio de pandemia en todo el mundo se puso en evidencia la importancia de los sistemas públicos de salud y la necesidad de que los Estados fortalezcan la inversión en el área. Dentro de dicho universo la primera barrera de contención fue la de lxs enfermeras y enfermeros que debieron adaptar y transformar su forma de trabajo a los requerimientos protocolares, realizar tareas nuevas en los centros de testeo y al mismo tiempo trabajar en la contención y el acompañamiento humano.
En Argentina según cifras de 2019 del Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA) las y los trabajadores de enfermería son 234.527. Esto significa que existen 52,19 enfermerxs cada 10 mil habitantes, realidad que supera el “piso aceptable” establecido para garantizar un buen servicio en salud que es de 4 enfermeros cada diez mil habitantes. No obstante, la alta demanda en hospitales e instituciones de salud y la rutina pluriempleo evidencian que la actividad debería jerarquizarse a través de mejores salarios e instancias remuneradas de capacitación y desarrollo profesional. No casualmente fallecieron más de 250 enfermerxs en todo el país combatiendo el COVID. En este marco, organismos nacionales e internacionales, e incluso el Gobierno Nacional, evalúan que en los próximos años se necesitará incorporar por lo menos 50 mil enfermerxs más de los que van a recibirse.
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En la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta mantiene a la tarea en una jerarquía inferior y a lxs 10 mil trabajadorxs del sector con salarios promedio de 70 mil pesos, es decir, por debajo de la línea de la pobreza. Por otro lado, si bien se supone que la jornada laboral es de 35 horas semanales, la mayoría suele tener otros empleos en el sector privado o en otra jurisdicción. Es que la enfermería en Capital Federal está profundamente condicionada por la ley 6.035 que fue aprobada en 2018 y establece el escalafón profesional que se aplica a todos los hospitales y centros de salud de la Ciudad. Según esta norma la enfermería es considerada personal administrativo y no profesional, como sí lo están reconocidos los médicos, odontólogos u otras especialidades, hasta licenciados en sistemas de información. Ante los reclamos, desde el Ministerio de Salud porteño afirmaron a El Destape que "las conversaciones entre el ejecutivo porteño y las distintas asociaciones y sindicatos son permanentes. El GCBA se encuentra abierto al diálogo para escuchar sus necesidades, llegar a acuerdos sobre las condiciones laborales y ofrecer soluciones siempre que sea posible".
"Las conversaciones entre el ejecutivo porteño y las distintas asociaciones y sindicatos son permanentes. El GCBA se encuentra abierto al diálogo para escuchar sus necesidades, llegar a acuerdos sobre las condiciones laborales y ofrecer soluciones siempre que sea posible"
Sin embargo, el 21 de septiembre de 2020, en el marco del Día de la Sanidad, lxs trabajadores sanitarios se movilizaron hacia la legislatura para entregar un petitorio por el urgente tratamiento de la inclusión de los licenciados en enfermería en la Ley 6.035. En ese momento la respuesta del gobierno porteño fue la violencia y la represión policial. Pero la historia no termina ahí: hace unas semanas vienen denunciado el despido de más de 150 enfermeros y técnicos que fueron contratados durante la pandemia para desempeñarse en las postas de vacunación y en las Unidades Febriles de Emergencia (UFE). Desde ALE, Asociación de Licenciados en Enfermería, aclaran que, luego de ese episodio, en ningún momento desde la Legislatura o el gobierno se han comunicado oficialmente para pedir disculpas o dialogar: “Lxs enfermerxs somos una piedra en el zapato para el gobierno porteño porque a pesar del ninguneo constante tenemos muchísimo apoyo social”.
Ante la indiferencia de Larreta y el ministro Quirós, desde ALE y en plena pandemia comenzaron a juntar firmas en todo el país en apoyo a la iniciativa Popular de su autoría, que impulsa el reconocimiento profesional, y ya han llegado a los 50 mil acompañamientos. Por eso en el marco del Día Internacional de la Enfermería, que se celebra hoy, se realizará un paro de actividades con concentración y conferencia de prensa en la puerta de la Legislatura, y desde las organizaciones acudirán al Tribunal Superior de Justicia que las convocó a una audiencia para seguir el avance del proyecto y la revisión de las firmas. Ante el anuncio del paro y las jornadas de lucha, desde el Ministerio de Salud porteño remarcan: "Los hospitales del Sistema de Salud Público de la Ciudad garantizarían la atención en todos los servicios".
Los reclamos de lxs enfermerxs
Si bien la ley 6.035 se trata de una cuestión técnica, en los hechos la falta de reconocimiento se traduce en salarios de menos de la mitad de lo que cobraría con la incorporación de la carrera a la ley; la falta de acceso a licencias de formación y académicas; el impedimento para desarrollar horas de capacitación y servicio, como el resto de los profesionales; y la imposibilidad de acceder a concursos para cargos interdisciplinarios de gestión en hospitales y centros de salud, a pesar de contar con carreras de grado, licenciaturas, en incluso maestrías en administración pública, y gestión o salud pública.
“La situación de enfermería en CABA es de salarios por debajo de la línea de la pobreza que nos obliga a tener por los menos dos empleos. La mayoría de las enfermeras y enfermeros tienen pluriempleo para poder llegar a fin de mes, con toda la angustia y el agotamiento que nos dejó la pandemia trabajando con muchísima dificultad de acceso a los equipos de protección personal, prácticamente sin licencias, sin descanso, sin contención psicológica ni emocional”, denuncia Carolina Cáceres, enfermera del Hospital Tornú y secretaria de prensa de la Federación de Profesionales . Desde el gremio encabezan el reclamo por un aumento salarial con un piso de 140 mil pesos y el pase a planta de todos lxs enfermerxs que fueron contratadxs en pandemia y están siendo despedidos en los hospitales.
Además del reconocimiento profesional y el aumento salarial, reclaman el reconocimiento del plus sanitario, la licencia por estrés, el aumento de las guardias técnicas, el aumento de los módulos de enfermería, la incorporación por cada partida vacante, el reconocimiento de quienes trabajan en las áreas críticas y las especialidades, las 6 horas de trabajo, y la jubilación anticipada.
Las razones de la exclusión de enfermería, según la referente de Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE), se explican por una confluencia de intereses económicos, burocráticos, corporativos y políticos, entre las cuales se destacan dos razones: “La conducción histórica de médicos municipales que consideran que la enfermería profesional podría competir con cargos de gestión que hoy monopolizan; y además Larreta y sus socios de la medicina privada que hacen lobby porque una enfermería salarialmente precarizada y con pluriempleo ahorra presupuesto en salud y garantiza que los empresarios de las prepagas y los sectores que lucran con la salud tengan fuerza laboral barata para elegir”. Asimismo plantean que la discriminación esta enraizada en una cuestión de género teniendo en cuenta que la enfermería es una actividad fuertemente feminizada en las bases y se define como la ciencia del cuidado de la salud , y son justamente las tareas del cuidado las menos reconocidas y remuneradas..
Para ellos, la pandemia "fue una prueba durísima. Si bien nos preparamos para cuidar y asistir ante una catástrofe, no estábamos preparados para ver el cinismo del gobierno porteño. Las compañeras y compañeros se pusieron a disposición para garantizar el acceso de la salud a la población en condiciones precarias, con contratos basura, a través de monotributo encubriendo la relación laboral. Tuvimos que salir a luchar y reclamar en la calle con amparos judiciales porque desde el Gobierno de la Ciudad no nos querían entregar equipos de protección personal ni barbijos. Y concluye: "No nos cuidaban para nada. Nuestro colectivo fue el que más contagios tuvo y además desde el gobierno no se hicieron cargo de las secuelas. Tenemos casos de compañeras que ingresaron a trabajar en plena pandemia en salas COVID, se contagiaron y quedaron con secuelas oftalmológicas severas, después las dieron de baja porque no le renovaron el contrato. Esa es la forma de tratarnos de forma descartable”.