De manera reciente, un equipo de científicos de la Universidad Nacional de Quilmes publicó un artículo que explora cómo vismodegib, una droga oncológica de última generación, se transporta a través de la vía tópica para el tratamiento de cáncer de piel. ¿La hipótesis? Si se calibra su administración, es posible inocular menos fármaco y, como resultado, disminuyen los efectos secundarios y el costo de la terapia. Al respecto, los referentes del trabajo, David Ybarra y Fernando Alvira, del Laboratorio de Bionanotecnología, cuentan sus hallazgos difundidos en la revista Open Nano a la Agencia de noticias científicas de la UNQ.
De la vía oral a la tópica
“Nosotros trabajamos con una droga oncológica de última generación llamada vismodegib”, expresa Ybarra, estudiante de doctorado de la Universidad Nacional de Quilmes. El futuro científico detalla que aunque la droga funciona de manera precisa contra las células tumorales, presenta numerosos efectos colaterales. “Se administra oralmente en una dosis elevada de 150 mg por día, lo que hace que aparezcan efectos secundarios y los tratamientos tengan un costo muy elevado”, describe. El objetivo de la línea de investigación es incrementar la disponibilidad en el cuerpo a la vez que se utiliza la vía tópica como alternativa de administración. “La idea es que con una dosis menor se alcance el mismo efecto”, plantea Ybarra.
“Nuestro principal aporte es salir de la vía oral en la cual se presentan los efectos secundarios. En nuestro grupo ya se trabajó con vismodegib; hay incluso una tesis doctoral al respecto”, detalla Fernando Alvira quien dirige a David Ybarra en su tesis doctoral. Previamente se demostró que la droga podía ser administrada por la vía tópica para el tratamiento de carcinoma basocelular, un tipo de cáncer de piel sumamente agresivo y metastásico. El aporte actual radica en mejorar su transporte para poder administrar una menor dosis y hacer los tratamientos menos costosos.
Pequeños transportadores
“Para poder utilizar una dosis menor de droga y que llegue al lugar donde debe ejercer su acción utilizamos unos transportadores conocidos como dendrímeros”, cuenta Ybarra. Los dendrímeros son macromoléculas con muchas ramificaciones que tienen “bolsillos” donde puede ubicarse el vismodegib. Estos transportadores son capaces de penetrar a través de las capas de la piel; es por ello que son ideales para la vía tópica y para tratar tumores presentes en este órgano. “En el artículo que publicamos lo que hicimos fue estudiar diversas relaciones entre dendrímeros y drogas para quedarnos con la que mejor funciona”, continúa Ybarra. En concreto, se demostró una alternativa al tratamiento convencional ya que puede penetrar en la piel y alcanzar una dosis de efecto terapéutico en el sitio de acción.
Ahora bien, la pregunta del millón: ¿cuánto falta para que el tratamiento esté disponible? Desde la perspectiva de Alvira aun restan varias etapas. “Logramos demostrar la penetrancia en un modelo de piel in vitro, la idea ahora es ver lo que ocurre en animales de laboratorio. Una vez que se atraviesen estas fases se puede llegar a pensar en algún tipo de ensayo clínico”, detalla el científico. “Serían entre cinco y ocho años al menos”, advierte Alvira.
Los recursos más valiosos
Ybarra cuenta que lo que mas lo emocionó de los resultados obtenidos fue observar que el complejo formado por el dendrímero y el vismodegib era capaz de penetrar a través de las capas de la piel. “Me hace pensar que este será un tratamiento posible contra el cáncer de piel”, comenta con entusiasmo. También menciona que el hecho de aprender durante todo el proceso fue sumamente importante: “Hacer ciencia implica tomar cosas que ya se saben y hacerlas converger en un punto para alcanzar una meta”.
Mientras tanto, Alvira narra lo emocionante que resulta participar de la formación de recursos humanos de calidad: “Desde la parte humana, trabajo con David desde 2018 y lo vi crecer desde sus épocas de estudiante. Me pone muy contento participar de su formación”, relata el científico.
Ybarra y Alvira cuentan también que, a partir de los resultados obtenidos respecto de los dendrímeros y el vismodegib, se abrió otra línea de investigación con el objetivo de hacer aun mas especifica esta terapia. La idea es utilizar un dendrímero modificado con ácido fólico. En general, las células tumorales presentan receptores de ácido fólico en su superficie. Los dendrímeros modificados actuarían, de este modo, como una llave que se acerca a una cerradura y al interaccionar liberan la droga solo donde debe ejercer su efecto.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas