En las últimas horas se conoció una beatificación aprobada por el sumo pontífice de la Iglesia Católica, el Papa Francisco I que trajo sorpresa dentro del catolicismo ya fiel a su costumbre, es algo poco común dentro de las costumbres eclesiásticas.
Se trata de la canonización de Juana de la Cruz, monja de la Tercera Orden de San Francisco y abadesa del convento de Nuestra Señora de la Cruz en Cubas de la Sagra, Madrid.
La sorpresa en esta beatificación es que se otorga sin la necesidad de un milagro, algo conocido cómo "beatificación equipolente". Esto es algo muy poco frecuente dentro de la Iglesia Católica pero que ya sucedió en el pasado y que el propio Papa Francisco ya realizó en otras ocasiones.
Juana Vázquez Gutiérrez, a la que desde hace siglos se la conoce popularmente como Santa Juana, es una figura reconocida en España. Nació en 1481 en Toledo y falleció en Madrid el 3 de mayo de 1534.
Juana de la Cruz huyó de su casa para no tener que casarse y se refugió en el Monasterio de Santa María de la Cruz donde vivió un grupo de mujeres de la Tercera Orden Franciscana. En 1509, fue elegida abadesa con sólo 27 años de edad y en este cargo se distinguió por las exhortaciones espirituales transmitidas a las monjas. Rápidamente recibió culto popular que fue limitado por la iglesia hasta esta santificación por parte de el Papa Francisco.
Se conocieron detalles del funeral del Papa Francisco
El Papa Francisco I está cercano a cumplir los 88 años (el 17 de diciembre) y sorprendió a todo el mundo al revelar como será su funeral. El sumo pontífice argentino contó que quiere un velatorio mucho menos ostentoso que el de sus antecesores.
Es así como se publicó en el Vaticano la nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, un libro que regula los rituales del funeral del máximo jefe de la Iglesia Católica.
En ese sentido, por pedido del Papa Francisco, se realizaron varias modificaciones en el libro para que la constatación de la muerte en la capilla y no en la habitación del líder religioso; la deposición inmediata del cuerpo del difunto adentro del ataúd y la exposición a la veneración de los fieles directamente en la basílica del Vaticano y no en el Palacio Apostólico. También Jorge Bergoglio dispuso que el cuerpo se exhiba sin el catafalco y que se eliminen los tradicionales tres féretros de ciprés, plomo y roble, para que sea un funeral más simple y despojado.