Este martes 27 de agosto la Iglesia Católica celebra a Santa Mónica. Nació en el siglo IV en Tagaste, Argelia, en una familia noble pero arruinada. Mónica fue criada con sencillez y devoción, y desde pequeña mostró una inclinación hacia la piedad y las cosas espirituales.
La vida de Santa Mónica, madre de San Agustín, estuvo marcada por una serie de eventos que la llevaron a convertirse en una figura emblemática en la historia del cristianismo. Fue criada en una familia religiosa y disciplinada. Aunque tuvo desafíos en su vida, los superó con su fe inquebrantable.
Su matrimonio con Patricio no fue fácil. A pesar de las dificultades que enfrentó con su esposo, Mónica nunca dejó de rezar por él y de mostrarle generosidad. Su persistencia y ejemplo finalmente dieron resultado cuando Patricio se convirtió al catolicismo en el año 371. Sin embargo, la verdadera prueba llegó con su hijo mayor, Agustín.
Agustín, conocido por su inteligencia y talento, fue enviado a estudiar a Cartago. Sin embargo, su padre solo se preocupaba por su éxito académico y social, sin prestar atención a su vida espiritual. Esto llevó a Agustín a alejarse cada vez más de la fe y a caer en pecados y errores cada vez más graves. Mónica recibía noticias preocupantes sobre el comportamiento de su hijo, lo cual la llevó a tomar una decisión difícil pero necesaria.
Enfrentando la difícil tarea de alejar a su hijo de las malas influencias, Mónica decidió echar a Agustín de su casa cuando escuchó sus argumentos contra la verdadera religión. Esta decisión no fue fácil, pero Mónica estaba dispuesta a proteger su fe y no permitir que su hogar fuera un refugio para los enemigos de Dios.
A pesar de la separación, Mónica nunca dejó de rezar y ofrecer sacrificios por la conversión de Agustín. En esos momentos de incertidumbre, tuvo un sueño revelador: vio a Agustín regresar a su lado. Este sueño le dio esperanza y la convicción de que su hijo encontraría el camino correcto algún día.
Después de muchos años de lucha y perseverancia, la conversión de Agustín finalmente ocurrió en el año 387. Agustín se instruyó en la religión y se bautizó en la fiesta de Pascua de Resurrección. Este fue el resultado de los esfuerzos de Mónica, quien pudo ver su gran deseo hecho realidad: su hijo se había convertido al cristianismo.
Con su misión cumplida, Mónica partió de este mundo poco después de la conversión de Agustín. Aunque su vida estuvo llena de desafíos, Mónica es recordada como una mujer valiente y perseverante, cuya fe y amor por su familia la llevaron a superar cualquier obstáculo. A lo largo de los siglos, miles de personas han encontrado en ella una fuente de inspiración y han encomendado a sus seres queridos a su intercesión, obteniendo conversiones admirables.
MÁS INFO
Oración a Santa Mónica
A ti recurro por ayuda e instrucciones, Santa Mónica, maravillosa ejemplo de firme oración por los niños. En tus amorosos brazos yo deposito mi hijo(a) (mencionar aquí los nombres), para que por medio de tu poderosa intercesión puedan alcanzar una genuina conversión a Cristo Nuestro Señor. A ti también apelo, madre de las madres, para que pidas a nuestro Señor me conceda el mismo espíritu de oración incesante que a ti te concedió. Todo esto te lo pido por medio del mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Santoral del 27 de agosto
- Santa Antusa mártir
- San Cesáreo de Arlés
- San David Lewis
- San Gebhardo de Constancia
- San Guarino de Sión
- San Juan de Pavía
- San Licerio de Couserans
- San Narno de Bérgamo
- San Poemeno de Tebaida
- San Rufo de Capua
- Beato Ángel Conti
- Beato Carlos Renato Collas du Bignon
- Beato Domingo de la Madre de Dios Barberi
- Beato Fernando González Añón
- Beato Francisco de Santa María y compañeros
- Beato Juan Bautista Vernoy de Montjournal
- Beata María del Pilar Izquierdo Albero
- Beato Raimundo Martí Soriano
- Beato Rogerio Cadwalador