La prestigiosa chef de la Embajada de Paraguay en la Argentina, Elizabeh Fleitas, denunció al titular del organismo, Julio César Vera Cáceres, y al ministro Alfredo Porro Campos, por acoso y maltratos vividos durante prácticamente un año.
Los episodios tuvieron lugar desde finales de 2018 hasta el mismo período de 2019, cuando Elizabeth definió comunicar que ya no aceptaría trabajos de la Embajada. Ella, junto a su equipo Cocina Móvil, era contratada para cocinar comida autóctona del Paraguay en distintos eventos, incluso desde antes de que asumiera Vera Cáceres, cuya acreditación data del 5 de noviembre de 2017. En tanto, la de Porro Campos es del 26 de noviembre de 2013.
Según contó la abogada Yamila Cirigliano a El Destape, en la denuncia figuran dos de las víctimas "pero hay más". Durante ese año, recibieron "situaciones de maltrato y hostigamiento" que, incluso, derivaron en el acoso físico de las mujeres que estaban trabajando en la Embajada.
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Cirigliano contó que Elizabeth, recientemente madre, debió soportar comentarios de parte de Porro como "¿otra vez estas preñada? Mira que las paraguayas cogen y cogen y quedan embarazadas cada dos por tres”. La otra denunciante, explicaron en un comunicado, "escapaba constantemente del Embajador porque éste la invitaba a salir con el argumento de ser “astrólogo”, diciéndole “que ella era muy inteligente, que podía llegar lejos, pero que lo más importante era su belleza, que era como un poder que ella tenía y para eso debía confiar y que él la iba a ayudar”. Incluso la invitó a seguir la conversación con un café de por medio.
Pero también, narró la abogada, la chef denunciante tuvo que contener a miembros de su equipo porque Porro "en una oportunidad se refirió a uno de los camareros y le dijo 'dale putito, traeme más vino'".
En diálogo con El Destape, Elizabeth contó que comenzó a "tener problemas con el señor Alfredo Porro porque empezó a hostigarnos, a molestarse por el chico que trabajaba conmigo y empezó a tratarnos mal. Bajaba a la cocina y me decía 'traé chicas lindas como éstas' “, en referencia a las camareras. Además, "nunca estaba conforme con el personal porque decían que servían mal aparte de 'parecer muertos de hambre' o 'negritas de mierda'", en palabras textuales.
Durante el último evento para el que trabajó, el 29 de noviembre del año pasado, ocurrió un acoso físico: "Porro se acerca a mí y me quiso besar la mano y me agarró la cintura, como que me acarició la espalda" y se justificó diciéndole que era una especie de agradecimiento por los servicios prestados.
La denunciante aseguró que "a medida que pasaban los eventos el trato fue cada vez peor, se volvió insostenible y tomé la decisión de decir basta, de renunciar con una carta a la Cancillería porque no soportábamos más el maltrato", pero no recibieron ni siquiera un llamado telefónico como respuesta.
Esta decisión se volvió en su contra: "El Embajador salió a desprestigiarme en los medios paraguayos. Me sentí atacada, denigrada porque al principio yo buscaba que (otros trabajadores) se cuiden de estos señores, pero me empecé a dar cuenta que es muy grave lo que hicieron y empecé a saber de otros casos".
Por eso, aseguró que hizo la denuncia no sólo por ella sino "por todos los que están sufriendo". Tal fue el maltrato, que comenzó a no tener ganas de trabajar, pese a que ella es feliz haciéndolo: "Trabajo para otras Embajadas y siempre los tratos fueron espectaculares. Me dolió mucho porque jamas me pasó que mi equipo no tenía ganas de hacer un evento conmigo".
Cirigliano destacó a El Destape que, en muchos casos, las mujeres que allí desarrollan sus tareas son "chicas que vienen buscando oportunidad de trabajo y otra vez vuelven a sufrir la expulsión" mediante estas conductas abusivas. Pero además, después de un año de padecerlas, "costó mucho animarse a hacer ésto por todo lo que implica denunciar funcionarios".
La denuncia se presentó el 12 de marzo, poco tiempo antes del inicio de la cuarentena obligatoria en la Argentina y pese al aislamiento, "la causa se estuvo moviendo". La acusación fue realizada ante la Corte Suprema de Justicia porque, al tratarse de funcionarios diplomáticos, la competencia es del Máximo Tribunal.
Sin embargo, la letrada analizó que están buscando ganar tiempo porque se trata de una denuncia de alto impacto. La Corte, contó, remitió la acusación al Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal Nº 10 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, comandado por Julián Ercolini. El fiscal Gerardo Pollicita solicitó que Cancillería acredite que se trata de funcionarios diplomáticos, algo que se puede chequear fácilmente en la web de la Embajada, para avanzar.
La abogada analizó que, tras esa medida, el juzgado definirá que no tiene competencia y que la causa le corresponde a la Corte Suprema. Dado que la Convención de Viena les otorga inmunidad diplomática, la defensa pide que se solicite la renuncia a la misma para que puedan ser juzgados o que la Argentina los declare personas no gratas, no avalándolos como funcionarios.
Según explicó, las denunciantes viven en Argentina y la relación de trabajo se desarrolló en suelo argentino, por lo que el país tiene que intervenir. ¿Cómo? Sostuvo que la Corte debe comunicar la denuncia a la Cancillería para que ésta transmita el mensaje a su organismo par del Paraguay y, en caso de que este país lo considere oportuno, pida la renuncia a la inmunidad para poder someterse a un juicio.
La respuesta de la Embajada
Con un comunicado fechado el 13 de marzo, un día después de radicada la denuncia, la Embajada negó las acusaciones y sostuvo que los funcionarios "rechazan todos y cada uno de los supuestos hechos denunciados y se reservan el derecho de ejercer en plenitud todas las acciones legales pertinentes a fin de neutralizar la falsedad y calumnia consignadas por la/s supuesta/s denunciante/s, sin ningún indicio y/o prueba fehaciente que demuestre los incomprensibles, persecutorios y graves hechos denunciados".
Además, agregaron que "los afectados solicitarán las sanciones penales que correspondan en derecho para salvaguardar la honorabilidad de los funcionarios de la representación diplomática".
Sobre este comunicado, Elizabeth reflexionó: "A esta altura me da mucha bronca y, por otro lado, me causa gracia porque no puedo creer el nivel de cinismo de estos señores. Dicen que vengo a buscar prensa pero este tipo de prensa no me suma".