El 3 de junio de 2015 y la consigna Ni Una Menos inauguraron una ola de movilizaciones contra la violencia machista a partir del femicidio de Chiara Páez en la provincia de Santa Fe. Ni Una Menos fue la consigna que logró convocar y sintetizar la impotencia devenida en una poderosa fuerza que se expandió en todo el continente, puesto que basta con ser mujer para estar expuesta a la misoginia en cualquiera de sus dimensiones. Veinte años antes la misma consigna había sido utilizada por una escritora en México, para denunciar también innumerables crímenes cometidos contra mujeres en Ciudad Juárez y, aparentemente inexistentes ante los ojos la Justicia y los medios de comunicación masivos.
Corría mayo del 2015 y Chiara, quien estaba embarazada de dos meses, fue asesinada a golpes por su novio, el femicida Manuel Mansilla y enterrada en el patio de la casa de los abuelos del criminal. Pero las mujeres reaccionamos por acumulación, porque el caso de la adolescente no fue el primero en nuestro país ni en nuestra historia.
En medio del horror generalizado, la periodista Marcela Ojeda lanzó un desafío: “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales ... mujeres, todas, bah.. ¿no vamos a levantar la voz? NOS ESTAN MATANDO”. Una colega respondió a su tuit con la propuesta de convocar una gran movilización y la aceptación fue inmediata y masiva. A los pocos días, se determinó una fecha y una consigna que, al igual que la violencia machista, sigue vigente: Ni Una Menos.
El macabro hecho se convirtió en la chispa que hizo arder nuestros temores que volaron por los aires al momento de salir a las calles para sentenciar que acá no se calla nadie y a pedir acciones por el fin de la impunidad machista en todos sus órdenes. Posteriormente la consigna se hizo fuego y se expandió a gran escala, a partir del 3 de junio de 2015, hacia varios países de Hispanoamérica y otras regiones del mundo.
En 2016, el movimiento regresó con más fuerza, pero con más dolor: Las manifestaciones se repitieron el 3 de junio y el 19 de octubre tras el espeluznante caso de Lucía Pérez, una adolescente que fue violada y asesinada en Mar del Plata. Hasta 2016 en promedio se cometía un femicidio cada 30 horas, en 2017 esta cifra se elevó a que se cometa un femicidio cada 18 horas.
Ante la violencia generalizada, la respuesta de las mujeres de América Latina fue la organización como medio para poner en evidencia el odio y los crímenes invisibilizados y, luego, apropiarse de las calles como espacios de lucha. La violación y el asesinato de Lucía volvieron a encender la mecha que se convirtió en fuego en Chile, México, Perú, Uruguay, Bolivia, Guatemala, Ecuador y más, para arder con más fuerza de cara a un cambio social.
Los vaivenes es económicos y políticos de Latinoamérica se sucedieron acompañados por violencia estructural y la ausencia de políticas eficientes. Una de las manifestaciones más terribles de estos emergentes fueron las olas de crímenes misóginos hacia los sujetos no contemplados en el modelo hegemónico de masculinidad que se recrudecieron a lo largo y ancho de la región. La indignación y el dolor ante la indiferencia son la causa de personas de todas las edades y de todos los orígenes que marcharon en contra de la lluvia, del frío y de las propias fuerzas de seguridad que no apoyaron tal atrevimiento por parte de mujeres y disidencias, tan formateadas para guardar silencio ante la violencia.
En Uruguay se repitió la convocatoria y la bandera del primer Ni Una Menos en Argentina, con movilizaciones en más de 15 departamentos. En Chile, la manifestación principal se hizo en plaza Italia de la ciudad de Santiago y contó con la autorización de la Intendencia de la Región Metropolitana de la capital chilena y además se realizó en forma paralela en otras 30 ciudades.
El asesinato de Karla Tapia, desaparecida durante una semana cursando el octavo mes de embarazo elevó a 27 las mujeres chilenas que habían sido asesinadas a junio de 2015 por hombres desconocidos o de su entorno personal. Además, Chile se ubicaba como el quinto país en Latinoamérica con mayor índice de violencia de género y a finales de mayo anotó el triste récord de nueve femicidios en 10 días: cinco mujeres asesinadas por sus parejas, dos niñas murieron a manos de su padre, una mujer de 88 años fue asesinada por su sobrino, y una adolescente de 14 años, como Chiara Páez, fue asesinada por su novio.
En Perú el 13 de agosto de 2016 se convocó la marcha Ni Una Menos reclamando el cese de la violencia patriarcal en todas sus expresiones. En la marcha participaron el Presidente Pedro Pablo Kuczynski y varios de los ministros, además de la vicepresidenta Mercedes Aráoz, quien reconoció haber sido víctima de violencia psicológica. En Ciudad de Guatemala, la protesta también sumó como consigna la lucha contra los embarazos infantiles.
Según Adriana Quiñones, representante de ONU Mujeres en Guatemala, “cuando una mujer es asesinada en su casa y la gente comienza a preguntar sobre la historia de violencia en ese hogar, a menudo se descubre que la mujer había acudido a la policía o había buscado atención médica, pero nadie había puesto todas las piezas juntas para establecer el riesgo al que estaba expuesta esta persona. En 2012, por ejemplo, casi la mitad de las mujeres asesinadas en todo el mundo fueron por su pareja o expareja. Esta proporción es de 1 en 20 para los hombres ".
Ni Una Menos en Brasil
Con una participación mayoritariamente femenina, la protesta tenía especial importancia en uno de los países con más femicidios del mundo y que se sumaba a la segunda movilización en nuestro país, en octubre de 2016, tras el aberrante asesinato de Lucía Pérez. "¡Ni una menos, vivas nos queremos!" fue la consigna que centenares de brasileñas gritaron al unísono en las calles del centro de Río de Janeiro.
"Este acto es contra la barbarie del femicidio, contra la cultura de la violación, en un movimiento de solidaridad. Nuestra lucha tiene que estar unida y nuestra respuesta también", determinó Clara Saraiva, una de las organizadoras del evento, que estimó que la manifestación tuvo una participación de unas 3.000 personas en aquel entonces, aunque fueron muchísimas más las brasileñas encolumnadas tras el mismo horror.
Aunque la movilización fue convocada después de otro de los femicidios que conmocionó a Argentina, se sumaron casos que generaron la indignación colectiva en Brasil, como el caso de una mujer de 34 años que fue víctima de una violación en patota en Sao Gonçalo, sumado a una tasa de de 4,8 mujeres asesinadas por cada 100 mil, según los datos relevados por ONU Mujeres con la colaboración del gobierno del país en el 2016.
La solidaridad y la causa común de las cariocas con las mujeres del continente quedó demostrada con una gran pancarta en español con la frase “Ni una menos”, también reproducida en portugués: “Nenhuma menos”. Al igual que en distintos puntos de la protesta a lo largo del continente, la mayoría de las manifestantes iban vestidas de negro y también lucían partes del cuerpo pintadas de rojo emulando la sangre derramada por miles de mujeres latinoamericanas.
Ni Una Menos en Bolivia
Organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres en Bolivia participaron el 25 de noviembre de 2015 en una movilización en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Las marchas se iniciaron el martes 24 en la ciudad de El Alto, y prosiguieron en La Paz, Potosí y otras ciudades bolivianas.
En La Paz, el punto de concentración fue la calle Comercio, cerca al centro del poder político donde cientos de mujeres se concentraron también vestidas de negro y con carteles en mano exigiendo el cese a la violencia. Además de colectivos de defensa de las mujeres, participaron la representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU) Mujeres para Bolivia, Elizabeth Salguero, la presidenta de la Cámara de Diputados, Gabriela Montaño, y otras legisladoras. Por otro lado, la plaza principal 14 de Septiembre, de Cochabamba, fue un nuevo centro de las protestas. Los manifestantes colgaron en árboles prendas de vestir de mujeres con los nombres de las víctimas de femicidios y se movilizaron hasta distintos juzgados para exigir justicia.
Fue la primera vez que las bolivianas levantaron la bandera de Ni Una Menos, a partir del fogonazo que nació en junio de ese año en Argentina, según afirmaron distintos medios del país vecino. Por aquel entonces, la Policía de Bolivia llevaba reportados 61 casos de femicidios de enero a octubre, mientras que el Ministerio Público recibió 25807 denuncias bajo la Ley 348 contra toda forma de violencia que está en vigor desde marzo de 2013 en Bolivia. La fiscalía de Bolivia precisó que con dicha ley, en dos años y siete meses, hubo 192 casos de femicidios, de los cuales 38 concluyeron con sentencia máxima de 30 años de prisión para los feminicidas.
Ni Una Menos en Colombia
En el marco del paro nacional de mujeres en Argentina, como respuesta al femicidio de Lucía Pérez en octubre de 2016, el movimiento feminista de Colombia sumó su organización e indignación para reclamar a la sociedad latinoamericana no más femicidios.
Este año, la Fiscalía General de la Nación de Colombia entregó un informe en el que confirma que, entre el 1 de enero y el 28 de febrero del 2021, se registraron 37 femicidios en Colombia, estas cifras indicarían, según la entidad, que con relación a los asesinatos de mujeres registrados en 2020, la cifra aumentó en un 8.8%.
El año pasado, al hallazgo del cadáver de una joven estudiante en las aguas del río Cauca, en los límites de Caldas y Antioquia, se sumó el asesinato de una mujer y su hijita en un barrio de la perisferia bogotana en un lapso de pocas horas. Los dos crímenes estremecieron a Colombia donde, según cifras oficiales, al menos 315 mujeres han sido asesinadas y más de 16.000 han sufrido violencia intrafamiliar en el 2020. Debido a las medidas para evitar contagios de coronavirus, organizaciones de mujeres y diversidades colombianas se manifestaron a través de redes sociales y actos simbólicos en reclamo de justicia.
Ni Una Menos en Perú
En el caso peruano, el movimiento NiUnaMenos se formó en julio del 2016 y logró reunir a un aproximado de 50 mil personas, convirtiéndose en una de las movilizaciones ciudadanas más grandes de la historia del país. Al igual que en Argentina, lo que motivó una respuesta de tal magnitud no fueron las cifras, sino la brutalidad de los intentos de asesinato contra dos mujeres y la impasibilidad de un Poder Judicial que sólo considera que hay delito cuando se acaba con la vida de la mujer y no en las instancias “intermedias”.
La protesta fue convocada como una muestra de indignación luego de la liberación del golpeador Adriano Pozo Arias quien, en julio de 2015, fue captado en un video atacando a su pareja en un hotel en la ciudad de Ayacucho, y arrastrándola por el suelo. El ataque le dejó dañada una de sus piernas, lo que requirió el uso de un bastón. El 22 de julio de 2016, un panel de tres jueces emitió una sentencia de prisión suspendida de 1 año contra Pozo y le concedió la libertad.
Al igual que en la mayoría de los casos en la región, las redes sociales jugaron un rol importante: en Perú se creó un grupo de Facebook llamado "Ni una menos, movilización nacional ya", cuyo objetivo principal era organizar la marcha del 13 de agosto. Sin embargo este grupo se convirtió en una plataforma donde, por primera vez en su vida, muchas mujeres compartieron los distintos abusos de los que habían sido víctimas. La solidaridad y el apoyo como respuesta a los testimonios hizo que cada vez más mujeres se animaran a contar su historia y a salir a reclamar por sus derechos, poniéndole un paro al silencio que el modelo heteropatriarcal le impuso como pauta estructural e histórica a las mujeres y a las disidencias.
Este grupo sirvió de inspiración y fuerza para las peruanas que vivían en Francia y que decidieron también organizarse en la misma fecha. Esto, dio el nacimiento del Ni Una Menos en el país europeo, agrupando a todos los países de América Latina. El 13 de agosto de 2017 se llevó a cabo la segunda marcha Ni Una Menos. Entre las demandas se planteó la despenalización del aborto, la promulgación de una ley de identidad de género e igualdad de derechos para las mujeres transexuales, así como el incremento de penas para los casos de femicidio.
El 25 de noviembre de 2017, Ni Una Menos convocó nuevamente a decenas de miles de personas para marchar hacia el Palacio de Justicia. El 2 de junio de 2018, después del femicidio de Eyvi Ágreda, una mujer de 22 años que fue quemada por su acosador, el femicida Carlos Hualpa Vacaslos, los manifestantes fueron atacados por la policía mientras se manifestaban en Lima pidiendo justicia y acabar con la impunidad.
Ni Una Menos en España
El grito circuló por toda la geografía española para exigir el fin de la violencia machista en las multitudinarias manifestaciones que se han sucedido en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre de 2018, luego del femicidio de una mujer senegalesa de 44 años en manos de su expareja.
Ese día, el movimiento feminista español derribó, sin dudas, el muro simbólico que lo opone a la violencia patriarcal en ciudades como Madrid, Zaragoza, Toledo, Santander, La Palma, Valencia, Murcia, Euskadi, Andalucía, Zamora, Barcelona, Pamplona, Castilla-La Mancha, entre otras, al canto de "ni una menos, libres nos queremos".
Ni Una Menos en México
En la Ciudad de México se realizó una concentración en el Monumento a la Independencia, a partir de la primera movilización argentina. Diversas agrupaciones denunciaron los femicidios y las trágicas cifras de la violencia contra las mujeres en ese país y referentes como Norma Andrade, fundadora de Nuestras Hijas de Regreso a Casa de Ciudad Juárez y la organización Padres de hijas asesinadas y desaparecidas del Estado de México.
Lejos de disminuir, los delitos contra mujeres y niñas se han incrementado en México. Desde 2015 a noviembre de 2020 se han duplicado los femicidios, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). En 2015 se registraron 411 delitos tipificados como femicidios. En 2016 aumentaron a 605, en 2017 fueron 742, en 2018 contabilizaron 893, en 2019 escaló a 940, mientras que hasta noviembre de 2020 oficialmente fueron 860.
Hay que señalar que las cifras anteriores únicamente corresponden a los delitos que legalmente se tipificaron como femicidios, sin embargo la muerte de mujeres es inmensamente mayor. No casualmente, los datos brutos de las muertes de mujeres por homicidio doloso también sufrieron un imparable incremento: En 2015 fueron 1735, para 2016 aumentaron a 2191, en 2017 se incrementaron a 2535, en 2018 fueron 2763, para 2019, 2869 y para 2020 sólo hasta noviembre habían sido 2567, según las cifras oficiales.
Ya en 1995, la poeta y escritora Susana Chávez escribió un poema con la frase “Ni una muerta más” como respuesta a los femicidios en Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde la escalada de violencia no cesa y en 2011, fue víctima de femicidio. A partir de este hecho alegórico, se utiliza la expresión “Ni una menos” como consigna contra la violencia hacia las mujeres.
¿Quién fue Susana Chávez?
La historia del movimiento Ni Una Menos está escrita con sangre y con la narrativa propia de la región, el realismo mágico, en donde la tragedia, lo esperable o lo impensado se entralazan sin diferenciarse. Susana Chávez, escritora mexicana, indígena y activista incansable por los derechos de las mujeres, en 1995 pronunció la frase “Ni una mujer menos, ni una muerta más” haciendo referencia a los femicidios en Ciudad Juárez y en todo México.
Con esta frase, emprendió una cruzada para denunciar las desapariciones y asesinatos masivos de mujeres, principalmente mujeres pobres, que quedaban sin investigar, pero pagó con su propia vida el haberse opuesto a un sistema que permite y fomenta que nos maten y donde nadie hace nada por evitarlo. Como ninguna mujer está exenta, tan lastimosa como alegóricamente, Susana se convirtió en parte de las estadísticas de femicidios en México.
En el 2011, su cadáver fue encontrado con una bolsa de plástico en la cabeza y en un intento de disfrazar el asesinato con un ajuste de cuentas propio del narcotráfico, le amputaron la mano izquierda. La versión del procurador de Chihuahua Carlos Manuel Salas es que la noche del 6 de enero Susana tuvo "un encuentro desafortunado" con tres menores de edad que "decidieron matarla".
De los 25 países con las tasas más altas de femicidios en el mundo, 14 se encuentran en América Latina. La tendencia se replica a lo largo y ancho del continente y no cesa. Las movilizaciones se convierten, año tras año, en una realidad imposible de eludirse.