Por qué los mosquitos zumban en el oído: este es el motivo

Descubrí las razones de esta molesta situación. Enterate por qué pasa.

23 de enero, 2025 | 09.37

Llega el verano en Argentina y con él también uno de los aspectos más molestos de la temporada: los mosquitos. Estos pequeños insectos no solo son conocidos por las picaduras que dejan marcas rojas y comezón, sino también por el característico zumbido que emiten al volar cerca de nuestras cabezas, especialmente por la noche. Este sonido, que parece perseguirnos en los momentos más inoportunos, tiene una explicación biológica que está íntimamente relacionada con nuestra fisiología y el comportamiento de los mosquitos.

La sensación de que los mosquitos prefieren revolotear cerca de nuestras cabezas no es casualidad. El verano trae consigo un aumento de las temperaturas, lo que intensifica nuestra sudoración y calor corporal, factores que atraen enormemente a estos insectos. Además, el hecho de que los mosquitos sean capaces de detectar el dióxido de carbono (CO2) que exhalamos desde grandes distancias juega un papel fundamental en explicar su comportamiento. Pero, ¿sabías que el zumbido que emiten no es solo una molestia? También tiene funciones esenciales dentro de su vida social y reproductiva.

Entender por qué los mosquitos zumban en nuestro oído implica explorar cómo perciben el mundo. Estas pequeñas criaturas tienen sentidos altamente desarrollados que les permiten identificar a sus objetivos con precisión. Desde la composición del aire hasta el calor emanado por nuestra piel, todo está diseñado para guiar a los mosquitos hacia nosotros. Si bien este comportamiento puede parecer un capricho de la naturaleza, en realidad responde a un complejo sistema de supervivencia que ha evolucionado durante millones de años.

¿Por qué vuelan cerca de nuestras cabezas por la noche?

La principal razón por la que los mosquitos suelen revolotear cerca de nuestra cabeza es el CO2 que exhalamos al respirar. Este gas es una señal química que los mosquitos pueden detectar desde una distancia de hasta 50 metros. Al ser una fuente clara de alimento para las hembras, que necesitan sangre para reproducirse, nuestras cabezas se convierten en un blanco preferido, especialmente porque las mayores concentraciones de CO2 se encuentran alrededor de la boca y la nariz. Dado que los oídos están ubicados cerca de estas zonas, el zumbido constante es casi inevitable.

Otro factor que los atrae es el calor corporal, que aumenta durante los meses de verano. Los mosquitos también son sensibles al olor del sudor, ya que contiene compuestos químicos que actúan como señales adicionales para su localización. Por lo tanto, durante las noches cálidas, es común que estos insectos se concentren cerca de nuestras cabezas, donde encuentran una combinación perfecta de calor, olor y CO2.

Los mosquitos aumentan en cantidad cuando llega el verano.

¿A qué se debe el zumbido de los mosquitos?

El sonido característico que asociamos con los mosquitos es el resultado del rápido batir de sus alas. Estos pequeños insectos pueden moverlas hasta 1.000 veces por segundo, generando un zumbido agudo que puede resultar insoportable en medio de la noche. Aunque este ruido es un efecto colateral de su vuelo, también cumple con funciones esenciales en su comunicación.

Por ejemplo, el zumbido es clave en la atracción entre machos y hembras. Las hembras, que son las responsables de las molestas picaduras, emiten un sonido más agudo que el de los machos, lo que facilita el encuentro entre ellos para reproducirse. Este mecanismo, aunque crucial para su ciclo de vida, puede ser un fastidio constante para nosotros.

En conclusión, el zumbido de los mosquitos no es solo una molestia, sino una parte fundamental de su supervivencia y reproducción. La combinación de CO2, calor corporal y sudor nos convierte en un objetivo fácil para estos insectos, especialmente durante las noches de verano. Ahora que sabes el motivo, quizá no te moleste tanto su presencia, aunque probablemente seguirás intentando ahuyentarlos cada vez que los escuches.