Reivindica el fileteado porteño con su arte y hasta le hizo bodypainting a Charly García: la historia de Alfredo, uno de los mejores del país

En 2012 fue declarado “Personalidad Destacada de la Cultura” en la legislatura porteña. Su primer fileteado fue en un camión y, desde entonces, aprendió de los mejores maestros para defender con orgullo su trabajo en el mundo. Hoy da clases a todo el globo y logró que la compañía internacional de tipografía Omnibus-Type incorpore la “Filetia”  entre sus opciones, inspirada en sus trazos.

14 de septiembre, 2023 | 00.05

De muy chico, los camiones y colectivos coloridos, únicos por el fileteado que los caracterizaba, fascinaron a Alfredo Genovese. Nunca hubiera imaginado que ese sentir, que disparaba su imaginación fácilmente con solo verlos pasar por las apedreadas y a veces grises calles de Buenos Aires, iba a cambiarle tanto la vida como para que en un futuro no podría evitar dedicarse a eso. 

El fileteado porteño nació a fines del siglo XIX, era un estilo de arte diferente a los que se venían desarrollando. En una Buenos Aires repleta de migración, entre los locales, los originarios y los europeos se gestó una porteñada que pasó por colectivos, calles y hasta cuerpos argentinos. Genovese y otros son parte de esa historia viva que no para de mutar.

Tenía que acercarse la primavera e inaugurarse la década de los 70s para que un 14 de septiembre se llevara adelante la primera exposición de filete porteño, que tuvo lugar en la Galería Wildenstein, evento por el cual hoy es el día del fileteado porteño.

Ese mismo año, tras largo tiempo de que los transeúntes se acostumbraran a verlo en colectivos, se prohibió su uso en ese medio de transporte a través de un decreto porque decían que hacía que se confundan los números de las líneas, veto que mudó el fileteado a otro tipo de objetivos.

A finales de los 80s, mientras estudiaba Bellas Artes, Genovese dejó su trabajo en el Banco Central y empezó a “laburar como letrista para tener un oficio, pero el fileteado me pareció algo mucho más creativo; había mucho por hacer, innovar y para experimentar cosas nuevas”, rememora, a la vez que se lamenta de nunca haber participado en eventos de colectivos fileteados.

Alfredo es uno de los fileteadores porteños más importantes del país. Como artista visual, su carrera tomó forma de a poco, primero como letrista, por lo llamativo que le parecía la labor de quienes vivían de eso. Pero fue el año 1986 el que marcó el puntapié inicial definitivo de su carrera, al conocer al maestro León Untroib, quien, según recuerda “en sus clases me enseñó los principios básicos del dibujo y la composición del fileteado porteño. Eran apasionantes, te daban ganas de que sean eternas”.

A pesar de que ya era poco usual ver vehículos con este tipo de arte plasmado en sus chapas, Genovese realizó su primer fileteado en la puerta de un camíon: “Fue un trabajo muy sencillo, cuando aún era letrista, en un taller de chapa y pintura del barrio de Flores”, destaca.

13 años pasaron desde que conoció al principal maestro de su vida hasta que Alfredo llevó el fileteado porteño al “bodypainting”, gracias a una campaña de un canal de música popular por esos días: “Fue cuando pasó algo increíble, inesperado para cualquiera: conocí a Charly Garcia, a quien le pinté un brazalete de ‘Say No More’, el principio de lo que hicimos un par de años después junto al artista corporal Claudio Momenti, introducir diseños fileteados en tatuajes”, expresa.

En Argentina hubo varios eventos que marcaron su carrera. Uno de ellos fue el Cow Parade (más de 100 artistas exhiben por toda la ciudad esculturas de vacas pintadas con diferentes estilos), que en 2006 se hizo en Buenos Aires. Genovese no consiguió sponsor para participar pero eso no frenó su impetú para exponer su arte: “Decidí pintar una ‘vaca’ de verdad. En un campo de Capilla del Señor conseguí que me prestaran un toro campeonazo de 1160 kg y pude filetearlo en dos ocasiones, una de ellas para Expoagro en 2011”, resalta.

En 2012 Alfredo fue declarado por la legislatura porteña “Personalidad Destacada de la Cultura”, dándole otro tipo de reconocimiento a su labor, uno que tardaría tres años en llegar por parte de la UNESCO, que en 2015 definió al fileteado porteño “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” (que en 2009 le había dado el mismo reconocimiento al tango y en 2020 lo hizo con el chamamé).

Pero su pasión por el fileteado no se quedó en la Buenos Aires que lo vio nacer: lo que más disfruta es poder dar clases alrededor del mundo, tal cual como detalla. “Estuve dictando un workshop en Tokio en 2018 en una gran sala descalzo, tal como se usa allí. Ese curso lo dicté en español traducido simultáneamente al japonés por una ex alumna mía de Argentina. Tanto el nivel de precisión como el interés de los estudiantes fue increíble”, cuenta aún emocionado recordando que, para él, la clave para ser bueno en este arte es “primero trabajar profundamente el dibujo”.

Así como la historia del fileteado y la de Alfredo se entrelazaron a lo largo de su vida, a comienzos de diciembre del año pasado esa unión se profundizó: la compañía internacional de tipografía Omnibus-Type anunció la incorporación de la tipografía “Filetia”, basada en el clásico fileteado porteño, diseñado junto al mismo Genovese. La nueva fuente contará con 340 caracteres, entre minúsculas, mayúsculas, números y símbolos.

Al igual que el trabajo de Alfredo se adaptó a los avances tecnológicos, también lo hizo con la Inteligencia Artificial, que si bien puede ser tomada como algo negativo o una herramienta que vuelva “reemplazables” en algún sentido a los humanos, no es el caso de Genovese, que le encuentra la faceta útil: “Puede ser un recurso más para trabajar, las utilizo para transformar mis fileteados en diseños reproducibles en cualquier producto y lugar”, cierra.