Pueblos originarios podrían haber llegado a las Islas Malvinas antes que los europeos

Investigadores norteamericanos y de las islas hallaron vestigios de fogones, restos de focas y pingüinos y una punta de flecha que sugieren que los Yámanas podrían haber estado en ese territorio hace casi un milenio; una hipótesis controvertida

31 de octubre, 2021 | 00.05

Cuando Darwin visitó las Islas Malvinas, en 1833, una de las cosas que llamó su atención fue la presencia del único mamífero terrestre de las islas, el “zorro malvinero” (Dusicyon australis), un animal pequeño, más o menos del tamaño de un perro, de orejas cortas, y el primer cánido en extinguirse. La aparición de este animal en esa zona siempre había sido un misterio para la biología evolutiva: ¿cómo “demonios” había llegado? “No estaba  resuelto –afirma Rolando González-José, director del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas del Conicet, en Puerto Madryn–. La hipótesis más sólida (que era, de hecho, muy poco sólida) planteaba que en la última glaciación el mar estaba mucho más bajo que en la actualidad y entonces era más fácil cruzar. Pero aún así no había ninguna evidencia de que hubiera habido una conexión entre Malvinas y el continente. Se trataba de un enigma, como de alguna manera ya lo había sido para Darwin”. 

Sin embargo, un trabajo de arqueólogos y antropólogos norteamericanos, y del Instituto de Investigación Ambiental del Atlántico Sur, de las Islas Malvinas, que acaba de publicarse en la revista Science Advances, podría empezar a saldar la cuestión con una hipótesis provocativa. Según los científicos, el zorro malvinero podría haber llegado a las islas entre 1275 y 1420 en las canoas de poblaciones Yámanas, antes que las carabelas de Colón al Caribe y que los colonizadores europeos al Atlántico Sur.

“Se había rechazado el transporte humano prehistórico debido a la falta de pruebas de actividad humana preeuropea en las Islas Malvinas –escriben los autores, de las universidades de Maine, Adelphi, Wyoming, California en Irvine y Cincinnati–. Presentamos varias líneas de evidencia que indican que los humanos estuvieron presentes allí siglos antes que los europeos, incluido un aumento abrupto en la actividad de los incendios, depósitos de vertebrados marinos mixtos que anteceden por siglos a la exploración europea y una punta de flecha hecha de cuarcita local”.

Lo que descubrieron y analizaron comparativamente estos científicos fue una serie de fogones arqueológicos descubiertos en tres puntos diferentes: la isla Goicoechea (en inglés, New Island), situada al Oeste de la Gran Malvina, la Isla María (Bleaker Island) y el Cerro Alberdi (Monte Usborne), el más alto de Malvinas. 

Ilustración del "zorro malvinero"

“Encontraron una anomalía en los registros de carbón que no puede explicarse más que por un origen antropogénico –explica González-José–. La idea toma más fuerza porque en esos lugares hay restos de lobo marino y de pingüino de penacho amarillo. El paper está muy bien hilvanado: la conjunción de una serie de evidencias, como una punta de flecha que se encontró en 1976 y nunca nadie supo explicar cómo había llegado allí, estos fogones, que están a pocos cientos de metros, sumados al registro de lobos marinos y pingüinos que hay en ese lugar (que no murieron ahí, sino que fueron transportados), solo pueden ser explicados como fuegos hechos por humanos”. 

Para los investigadores, los únicos que pueden haber llegado allí en las fechas que surgen de estos restos arqueológicos son pueblos de cultura canoera marítima asentados en el extremo austral de lo que hoy es la Argentina, los Yámanes o Yaganes. Entusiasmado por lo inesperado del hallazgo, González-José se sorprende: “Un pueblo originario, que todavía sigue vivo, que dejó su huella genética y cultural en nuestro país, llegó a las Malvinas entre 1275 y 1420, hizo estos fuegos y comió estos lobos marinos”. 

Cómo llegaron

La cultura de estas etnias es “mutualista”. Llevaban perros en sus canoas, los utilizaban como animales de compañía, pero no los consumían en su alimentación ni usaban sus cueros.

Algunos arqueólogos sostienen que los Yámanas no podrían haber atravesado el largo camino que va desde el continente a las islas en sus canoas, pero los autores se defienden argumentando que no eran viajes planificados, sino accidentales, y que habían arribado a esas costas arrastrados por temporales y corrientes marinas. “Por otro lado –agrega González-José–, algo que respalda esta hipótesis es que hay registros bien comprobados de presencia Yagan en la Isla Diego Ramírez, que está en un lugar que no podría ser más inhóspito: a 105 km al Sur del Cabo de Hornos, en el pasaje de Drake. Sería un caso parecido”. 

Punta de flecha hecha de cuarcita local

La comparación de los restos de carbón de los primeros balleneros, de los primeros colonos y los generados en un sitio no ocupado (por fenómenos naturales, como los rayos), en el Monte Usborne, indica que el de la isla Goicoechea es varios órdenes de magnitud mayor para las fechas indicadas, y no podría ser ballenero por la antigüedad. 

“No hay evidencia directa; es decir, ningún hueso humano, pero el análisis que hacen de todo el contexto paleontológico es muy sólido –destaca González-José–. También es muy interesante el perfil isotópico de los restos de zorros malvineros. Lo que infieren es que coincide con el de los Yámanas; es decir, que comían lo mismo que estos pueblos canoeros, con alta ingesta de alimentos de origen marino. Solo existen dos posibilidades: o se alimentaban de focas muertas y ballenas varadas, o vivían con las familias yaganes y comían los que éstas dejaban”. 

Sin embargo, no todos coinciden. Para María Isabel Hernández Llosas, investigadora del Conicet en el Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, los autores son bien conocidos, pero la hipótesis que plantean es muy  débil. "Da la impresión de que toda la evidencia es tangencial –afirma–. A partir de datos geomorfológicos y biomorfológicos tratan de encontrar algún indicador de ocupación humana. Por un lado, un distinto patrón de los reservorios de carbón, del que argumentan que no se explicaría por fenómenos naturales. Dejan la pregunta abierta acerca de si se debe a la interferencia humana. Lo otro que analizan son las acumulaciones de valvas: encuentran en un punto específico de la isla dos especies mezcladas que no están en otras partes de ese territorio. Pero ellos mismos aclaran que no hay evidencias de corte que indiquen rastros de manipulación humana, es nada más que una señal ambiental. Y lo otro que están usando [para sostener su planteo] es una punta de proyectil, una sola. Pero las misiones anglicanas transportaron durante muchos años a aborígenes Yaganes y Selk'nam (u Onas) desde la Tierra del Fuego a sus asentamientos de Malvinas, de modo que la punta no quiere decir nada. Y la presencia del zorro... es muy especulativa. Un zorro, que por sus características etológicas es amigable con el ser humano, que se extingue por sobrecaza en el Siglo XX, no le ofrece mucho sustento al trabajo. Da la impresión de que quieren seguir investigando en la zona. La posibilidad existe, pero el estudio no es para nada conclusivo".