Gripe aviar en Argentina: los criaderos toman con escepticismo el brote pero implementan medidas

Mientras la cantidad de casos aumenta en todo el país, los criaderos no muestran una efusiva preocupación sobre la enfermedad y remarcan su confianza con el SENASA. No obstante, todos decidieron reforzar las medidas de protección de sus animales.

07 de marzo, 2023 | 00.05

Los criaderos de Buenos Aires y Córdoba, dos de las provincias que registraron los primeros casos de gripe aviar en el país, reaccionaron con un dejo de descreimiento ante la enfermedad que afecta tanto a las aves de corral como a las silvestres. La influenza no se transmite por el consumo de carne aviar, huevos o subproductos; pero hay datos de que el virus puede afectar ocasionalmente a las personas que se dedican a la cría y a la producción. Si bien algunos trabajadores hablaron de una supuesta "exageración" de los medios de comunicación en la difusión de noticias sobre el tema, todos decidieron reforzar las medidas de protección de sus animales. Para ellos, los barbijos volvieron y los mamelucos son más obligatorios que antes para evitar cadenas de contagios. 

La clave para los criadores está en evitar que aves migratorias entren a sus gallineros, por lo que están implementando tejidos y techos antipájaros en los alrededores de los galpones, una especie de "barrera de contención" para evitar cualquier tipo de contacto con el exterior. En ese mismo sentido se prohibió el ingreso de animales de otros corrales y se reforzaron las medidas sanitarias de desinfección. Así y todo, algunos no mostraron una efusiva preocupación sobre la enfermedad. 

Ya se confirmaron 34 casos de Gripe Aviar en el país. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) a través de un comunicado advirtió que la influenza aviar registró su último caso en la provincia de Neuquén, y que afectó a pájaros de traspatio en la localidad de San Patricio de Chañar. Las provincias afectadas son Córdoba, Buenos Aires, Neuquén, Santa Fe, Río Negro, Jujuy, Santiago del Estero, San Luis y Salta.

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Agustín Ramos, dueño de un criadero de Las Flores, resaltó a El Destape que descree de los que se informó a través de los medios. "Les creo la mitad por el virus anterior. Y de nuevo es ir temiendo otra vez como pasó con la famosa viruela del mono, que empezaron a hacer un lío por una cosa que no era para nada grave", opinó. Aunque ponderó el rol del SENASA como "uno de los organismos decentes y realmente serios en el país". 

En cuanto a las formas de crianza y de seguridad, detalló que se decidió no traer animales de ningún lugar, al mismo tiempo que se intenta "tener a raya" a las aves salvajes, como cotorras y palomas. "Hay que tirar los nidos que están cerca", opinó. En esa misma línea, remarcó la importancia de las condiciones de salubridad: “hay que tratar siempre de mantener limpios los lugares. Por ejemplo, hacer con viruta la limpieza de camas, siempre con barbijos, anteojos, desinfectar con agua con cloro y, preventivamente, darle a los animales varios vitamínicos para que no se apesten”.

Ramos remarcó que también es importante que todos los ciudadanos tomen recaudos porque “en general hay mucho animal suelto en el campo, cuando uno sale del pueblo empieza a ver gallinas caminando por la calle y no son cuidadas por sus dueños, pero estos pueden tener menos problemas”. Y agregó: "En un criadero de pollos doble pechuga, ya sin que salte nada como este brote, es muy complicado el tema sanidad y mortalidad”.  

Por su parte, Jorge Gonzales, dueño de la granja La Victoria ubicada en La Capilla, provincia de Buenos Aires, indicó que el problema es que no se puede avanzar en algunas medidas de bioseguridad porque son muy caras. "Si uno tiene una granja y cumplís con las normas de bioseguridad, es casi imposible que te contagies. El tema es que por una cuestión de costos y de rentabilidad, es muy complicado”, destacó. 

Asimismo, enfatizó que todas las granjas por norma “tienen que tener alrededor del galpón un tejido antipajaro, para que no entren de afuera, ya sea local o de migración”, y señaló que “ese es el primer punto, la barrera de contención. Si todas las granjas tuvieran los tejidos en condiciones no pasaría nada”.

“Hoy en día es raro que alguien traiga la enfermedad de la casa, ya nadie tiene aves, pero puede pasar. Si uno tiene un ave y viene otra que come ahí, puede haber una cadena de contagio”, reflexionó. Además, detalló que en su granja tiene 30 mil aves, pero el negocio hoy en día “no es rentable, entonces muchos no invierten y empiezan a ser deficientes”.

En esa línea, denunció que conoce “muchas granjas que son un desastre, pero quienes deben hacer el control hacen la vista gorda". Ante la consulta sobre los trabajadores, explicó que se tendrían que poner un mameluco, botas, tener una pileta para mojar los pies y desinfectarse, tener un cambiador y ropa de trabajo, no la de la casa, pero “pocas lo hacen así”. 

Por su parte, Albino Konsen, dueño de un criadero en Los Cisnes, provincia de Córdoba, asumió que está "preocupado". "Estamos tomando las medidas y no vamos a continuar hasta reparar todos los tejidos y techos. Sin duda hay que tener más cuidado”, dijo. 

A diferencia de sus pares, se mostró más atento al brote y contó que junto con sus empleados usan “barbijo y se realiza mucha desinfección”, en tanto que tomó la decisión de cerrar el criadero unos días para "reorganizar".  "Las medidas son estas, tejidos y tejidos, todo bien cerradito y que no entre nada”.

Los síntomas por contagio pueden ser tos, dolor de garganta, coriza o dificultad para respirar; con o sin fiebre. Desde el SENASA se recomendó no acercarse a aves muertas, que estén visiblemente enfermas, no tocar superficies que puedan estar en contacto con fluidos de las aves y lavar frecuentemente manos con agua y jabón. Además, ante cualquier duda hay que comunicarse con el organismo.