La Justicia está investigando la llegada de embarazadas rusas a la Argentina para traer hijos en el país. Según la nota de The Guardian, firmada por el periodista Piotr Sauer, Argentina es uno de los destinos más elegidos ya que no se necesitan visas para dar a luz en hospitales locales, lo que facilita el plan de las familias rusas de darles una segunda nacionalidad a sus hijos.
Florencia Carignano, directora nacional de Migraciones, especificó que las mujeres de nacionalidad rusa que llegan a parir al país son "víctimas" de organizaciones que "se aprovechan" del convenio existente entre la Argentina y Rusia que permite que las personas de dicho país no tengan que presentar visa para permanecer durante tres meses en condición de turista o para realizar actividades que no sean remuneradas.
El jueves pasado, seis jóvenes rusas fueron retenidas y luego liberadas. Tras este hecho, en los medios se desató una oleada discursiva plagada de estereotipos de género y sesgos sobre las personas migrantes. Con el objetivo de llamar a la reflexión, y tomando este caso como punto de partida, distintas agrupaciones y asociaciones en defensa de los derechos migratorios cuestionaron el abordaje mediático de la causa.
Mujeres migrantes y la vulnerabilidad de quien no tiene patria
En el 2022, según un informe del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, el 49% del total de migrantes internacionales fueron mujeres, y el 51% varones. A su vez, la ONU señaló que las mujeres son el grupo más vulnerado y quienes más sufren situaciones de violencia, discriminación, racismo, exclusión y condiciones laborales paupérrimas al instalarse en un país extranjero.
Aún previendo la mayoría de estas situaciones, la feminización de la migración, es decir, la alta participación de las mujeres en los movimientos migratorios, es un fenómeno cada vez más presente en los estudios que abordan este tema. Junto con esta tendencia, los estereotipos que rondan la migración y, más específicamente, a las mujeres migrantes, intentan instalarse con mayor resistencia en los discursos mediáticos.
La detención de seis mujeres rusas el pasado jueves 9 de febrero se enlista entre los episodios más recientes de la polémica alrededor de las mujeres extranjeras que arriban al país. En diálogo con El Destape, el abogado Christian Rubilar, su representante, afirmó que el motivo de detención que presentó Migraciones es “falso turismo”, siendo que “es una categoría que no existe”. Según el letrado, la audiencia del habeas corpus determinó que fueron arrestadas por ser mujeres embarazadas y no haber arribado en compañía de un hombre.
Tras la cobertura mediática de esta causa, el Bloque de Trabajadorxs Migrantes (BTM) puso la lupa sobre Migraciones, que “aplicó una disposición del 2014 para desconocer los motivos de ingreso”, haciendo referencia a la denominación de “falsas turistas”. En esta misma línea, el colectivo Ni Una Migrante Menos declaró para El Destape que se busca endurecer el tránsito internacional a través de la criminalización de determinados colectivos de mujeres migrantes.
Marco legal migratorio de la detención a las embarazadas rusas
Sumado al agravante del género, el contexto migratorio de Rusia no es un detalle menor. “Las sanciones que están recibiendo los ciudadanos rusos, tanto de la OTAN como de su propio gobierno, genera la pérdida de los Derechos de Ciudadanía”, esclareció Rubilar. Esta condición, conocida legalmente como “apatridia”, implica “la pérdida de derechos básicos en cualquier nación”. En Argentina, la ley 27.512, conocida como Ley General de Reconocimiento y Protección de las Personas Apátridas, establece que “toda persona apátrida que se encuentre en el territorio argentino tiene derecho a que se le expida un documento de identidad cuando no posea un documento válido de viaje”.
Rubilar, quien es de los pocos que tuvo contacto con las jóvenes rusas detenidas, afirma que la ley migratoria argentina es como una carta de liberación para ellas. “No se las puede criminalizar por buscar la libertad”, agregó. La ley migratoria nacional argentina, reconocida mundialmente por su perspectiva de derechos humanos innovadora y su tendencia a la integración regional, reconoce que las personas migrantes tienen los mismos derechos que los nacionales independientemente de su condición migratoria.
En referencia a esta causa en particular, el BTM mostró preocupación por la divulgación de discursos xenófobos y rusofóbicos por parte de los medios de comunicación, recalcando una vez más que migrar es un derecho y no un delito. A su vez, llamó a la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) a investigar con perspectiva de género los casos que respondan efectivamente a la trata de personas, resguardando la integridad de las victimas y, así mismo, a informar con responsabilidad sobre este tipo de casos.
Migración rusa en Argentina: antecedentes hasta la actualidad
A la fecha, la comunidad rusa más grande de Latinoamérica reside en Argentina. Se estima que los inmigrantes rusos serían 300.000 en total, incluidos sus descendientes. La mayoría de ellos llegaron entre 1880 y 1921, durante las tres primeras oleadas migratorias.
Gran parte de estas migraciones se deben a grandes éxodos políticos desencadenados por eventos como la Revolución Rusa (1905), la Revolución de Octubre (1917) y la guerra civil rusa (1917-1922). Entre 1881 y 1914, llegaron al país unos 160.000 rusos, lo que convirtió a Rusia en la cuarta migración más importante que recibió Argentina en ese momento, precedidos por los italianos, españoles y franceses.
Si la migración es ancestral y, actualmente, un derecho, es necesario un tratamiento no xenófobo y con perspectiva de género que esté a la altura de una ley migratoria pionera como lo es la argentina.