Las pirámides de Egipto son, sin dudas, uno de los vestigios más portentosos y emblemáticos legados por los egipcios de la antigüedad. Después de muchos años, se dio a conocer una historia inédita acerca de su construcción y el secreto que esconde generó mucha curiosidad en los amantes de la arqueología.
Hace más de 4.500 años, en la tercera dinastía de Egipto, el arquitecto Imhotep cambió la historia de la arquitectura al rediseñar la tumba del faraón Zoser. Su visión era que la estructura tuviera la forma de una escalera gigante, con el objetivo simbólico de permitir que el soberano pudiera "subir" hacia el cielo después de su muerte. Así nació la primera pirámide de la historia humana, según indicó National Geographic.
Para lograr esto, Imhotep decidió expandir la base de la construcción con bloques de piedra que alcanzaban casi 3 metros de grosor. Sobre esta base se levantaron tres escalones, conocidos como mastabas, alcanzando una impresionante altura de 42 metros. Actualmente, esta pirámide resistió el paso del tiempo y sigue en pie con aproximadamente 4500 años de antigüedad.
Si bien fue estudiada durante siglos, la pirámide registra muchos secretos que los científicos siguen tratando de desenmascarar. De hecho, un equipo de arqueólogos lanzó una revelación sobre uno de los mayores enigmas: cómo lograron los egipcios construir semejantes estructuras. La revista científica Plos One publicó los resultados de una investigación que explico el método utilizado.
El secreto detrás de la construcción de las pirámides de Egipto
El equipo de científícos sugirió que los antiguos egipcios pudieron haber usado una especie de sistema de elevación hidráulica para mover los enormes bloques de piedra hacia las partes más altas de la pirámide. Para probar esta teoría, estudiaron la presencia de fuentes de agua cercanas, ya que las condiciones geográficas actuales no parecían propicias para este método.
Los investigadores descubrieron que en tiempos antiguos existía un brazo del río Nilo cercano al sitio de la pirámide y en la región de Gisr el-Mudir, encontraron una estructura que podría haber servido. Esto indicaría que los egipcios podrían haber controlado el flujo de agua para generar la presión necesaria que permitiría usar flotadores o mecanismos para mover las piedras.
Sumado a eso, se identificaron varios compartimientos subterráneos que habrían servido para tratar y canalizar el agua. En la época del Imperio Antiguo de Egipto, esta región tenía un clima mucho más húmedo que el actual, lo que habría permitido que el agua fuera utilizada como una herramienta esencial en la construcción de las pirámides.
Esta nueva teoría potenció la idea de que los antiguos egipcios tenían conocimientos avanzados de ingeniería hidráulica. Con esta técnica, habrían podido levantar bloques de piedra gigantes facilitando la construcción de la monumental pirámide de Zoser.
Descubrimiento arqueológico inesperado debajo de Notre Dame: estuvo enterrado casi 500 años
Un hallazgo sorprendente sacude el mundo de la arqueología y la literatura. Durante las excavaciones en la catedral de Notre Dame, en Paris, hace dos años, los arqueólogos descubrieron un secreto que estuvo enterrado por casi 500 años y recién ahora lograron identificar de qué se trata.
Debajo de la imponente catedral francesa, los especialistas encontraron dos féretros, durante las excavaciones en la catedral de Notre Dame para su reconstrucción. Si bien uno de los cadáveres fue identificado con rapidez, el otro tardó dos años en ser identificado. De acuerdo con la nueva información, sería la posible tumba del poeta renacentista francés Joachim du Bellay. El poeta, fallecido hace casi cinco siglos, podría haber permanecido enterrado bajo los cimientos de la emblemática catedral desde el siglo XVI.
Este descubrimiento se produjo hace dos años, en plena reconstrucción de Notre Dame tras el devastador incendio de 2019. Investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (Inrap) desenterraron dos ataúdes de plomo. Mientras uno fue identificado rápidamente como perteneciente al canónigo Antoine de La Porte, la identidad del otro permaneció en el misterio… hasta ahora. Según los análisis recientes realizados por el equipo forense del Hospital Universitario de Toulouse, los restos pertenecen a un hombre de unos treinta años que presentaba signos claros de una vida a caballo y una enfermedad poco común para la época: tuberculosis de los huesos cervicales. Estas pistas llevaron a los expertos a una teoría audaz: el esqueleto podría ser el del influyente poeta Joachim du Bellay, cofundador del grupo literario La Pléiade.
El director de la investigación, Éric Crubézy, profesor de antropología biológica en la Universidad de Toulouse 3, no dudó en expresar la posibilidad: "Responde a todos los criterios. No solo era un consumado jinete, sino que sus escritos mencionan las dolencias que sufría, y su círculo familiar estaba vinculado a la corte y al entorno papal". Du Bellay, famoso por su obra "La Complainte du déspéré", describió en sus poemas la desesperación causada por sus enfermedades, lo que refuerza la teoría de los investigadores.