En pleno corazón de Recoleta, uno de los barrios más elegantes de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra un lugar mágico y encantador que resistió el paso del tiempo. Hablamos del afamado Pasaje del Correo, también conocido como Pasaje Suizo, un rinconcito escondido en un callejón que conservó su arquitectura original desde la década de 1920 y forma parte de una de las tantas curiosidades de CABA.
Este pasaje fue diseñado hace más de 100 años por Felipe Resteno, sin imaginar que se convertiría en uno de los lugares más queridos y visitados de Buenos Aires. En sus dos plantas, destacan el imponente portón de hierro en la entrada, los balcones de estilo francés, las grandes puertas de madera rústica y los faroles coloniales que le dan un encanto único. Actualmente, el Pasaje del Correo alberga varios comercios que invitan a los visitantes a perderse entre sus encantadores negocios.
Pero más allá de su belleza arquitectónica, este lugar esconde una interesante historia. Durante mucho tiempo, funcionó allí una oficina postal, lo que llevó a las 21 familias que habitaron el pasaje a bautizarlo como Pasaje del Correo. Incluso hoy en día, se conserva el icónico buzón rojo del Correo Argentino, recordando aquel pasado postal.
A medida que pasó el tiempo, el Pasaje Suizo se transformó en un centro comercial, pero sin perder su esencia original. Hoy en día, se puede disfrutar de cafés, restaurantes, escuelas de teatro y comedia musical, talleres de yoga y oratoria, un centro de diplomacia e incluso un jardín de infantes. Sin dudas, un lugar perfecto para recorrer y disfrutar de diversas propuestas.
Es importante destacar que desde 2009, el Pasaje del Correo forma parte del listado de "Inmuebles Singulares" del código de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires. Esto significa que sus fachadas y estilo histórico están protegidos y no pueden ser modificados, y solo se pueden intervenir los interiores de las construcciones. De esta manera, se garantiza que este rincón único en el corazón de Recoleta permanezca intacto para las futuras generaciones.
Dónde queda el Pasaje Suizo
El Pasaje del Correo, o el Pasaje Suizo, está ubicado en la calle Vicente López 1650 del barrio porteño de Recoleta: se puede llegar fácilmente a pie y no es necesario pagar entradas: los turistas o vecinos de la ciudad pueden ingresar por su puerta de entrada y apreciar su singular arquitectura. También es posible quedarse a almorzar o tomar el té en los emprendimientos gastronómicos del lugar.
En qué parte de Buenos Aires está la "Estatua de la Libertad" original: la de Nueva York es igual
A metros del famoso Barrio Chino de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra una curiosa estatua que puede pasar desapercibida si no prestamos atención. Se trata de la Estatua de la Libertad porteña, que fue inaugurada 11 años antes que su contraparte estadounidense. Ambas fueron diseñadas por el escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, reconocido por su trabajo en la Escuela francesa.
De acuerdo al Archivo General de la Nación (AGN), la estatua porteña fue adquirida por la Municipalidad de Buenos Aires. A diferencia de la majestuosa Estatua de la Libertad en Estados Unidos, que alcanzó los imponentes 93 metros de altura, esta versión porteña tiene una modesta altura de tan solo 3 metros. Está hecha de hierro fundido y en sus inicios fue pintada de color bronce, pero con el paso de los años y la exposición al sol, la pintura se oxidó y la estatua adquirió ese característico tono verde que la distingue.
Ubicada en la esquina de la calle La Pampa y la Avenida Virrey Vértiz, la estatua parece estar escondida entre los árboles. Es necesario acercarse a unos 10 metros para poder apreciarla en toda su magnitud. La obra representa a una mujer en marcha, con la mano derecha en alto, portando una antorcha que simboliza "La luz de la libertad por el mundo". En su brazo izquierdo lleva grabada la declaración de la Independencia, y a sus pies se encuentra una cadena rota que representa la ruptura con la tiranía.
La emblemática Estatua de la Libertad, que está en una pequeña isla al sur de Manhattan, en Nueva York, se inauguró en 1886 y fue un regalo del gobierno francés por los 100 años de la independencia de Estados Unidos. Mientras que la porteña se instaló en 1875, un dato que fue confirmado en 1990 tras un intercambio entre el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y un francés, llamado Francis Beaumatin, miembro del Club de los Amigos de la Estatua de La Libertad, quién había visto una foto de la versión argentina en una revista.
Sin embargo, existen mucho mitos y dudas sobre la procedencia de la Estatua de la Libertad porteña, ya que el barrio de Belgrano era un territorio provincial y no fue incorporado oficialmente a la ciudad hasta 1887. Para ese entonces ya tenía dos años instalada en la zona hoy conocida como Barrancas Belgrano. De hecho, 1886, fue vandalizada, al igual que el altar donde está posada.