En Uruguay, la Navidad no forma parte del calendario oficial y se la conoce con otro nombre. Desde 1919, el Día de la Familia reemplazó a la Navidad como parte del proceso de secularización del país. Esta decisión marcó un hito en la separación entre Iglesia y Estado en el país vecino.
Las listas de los países que no reconocen la celebración de la Navidad suelen estar dominadas por regímenes autoritarios o naciones que profesan de manera oficial religiones diferentes a la católica. Por eso el caso de Uruguay es tan curioso.
A pesar de que la Navidad ya no tiene reconocimiento oficial, sigue siendo una fecha importante en el país, aunque con características diferentes a las de otros países de Sudamérica. En lugar de centrarse en las tradiciones cristianas, los uruguayos celebran la Navidad como un momento para compartir con sus seres queridos y amigos.
Este cambio también afectó a otras celebraciones cristianas como el Día de Reyes o Semana Santa, que pasaron a llamarse "Día de los Niños" y "Semana de Turismo", respectivamente.
El primer hito significativo que marcó este proceso de secularización del país sucedió en 1861, unos 30 años después de que el país aprobara su primera Constitución. Ese año los cementerios, que estaban bajo el control de la Iglesia, pasaron a estar bajo la órbita del Estado. Luego, en 1917 se aprobó una Constitución que separó formalmente a la Iglesia del Estado y garantizó la libertad de culto, la institución católica fue perdiendo cada vez más poder real y simbólico.
Además, en 1885, se volvió obligatorio el matrimonio civil antes del religioso. Y pocos años después, en 1907, se aprobó la ley de Divorcio y se suprimieron las referencia a Dios y los evangelios en el juramento de los parlamentarios. Un tiempo antes se había definido remover todos los crucifijos de los hospitales públicos.
Religión en Uruguay
Según un estudio del Pew Research Center de 2014, que se sigue utilizando como referencia en estudios académicos, situó a Uruguay en la cima de países latinoamericanos con más personas sin filiación religiosa: un 37% en total, dividido entre aquellos que no tienen una religión particular (24%), los ateos (10%) y los que se definen como agnósticos (3%).
Pew calificó a Uruguay como un caso “atípico”. “En ningún otro país de Latinoamérica encuestado, las personas sin filiación religiosa llegan incluso al 20%” de la población”, afirmaron desde la consultora. Para ponerlo en contexto, en los países vecinos estos porcentajes ascienden a 11% en el caso de Argentina y 8% en el caso de Brasil. En el otro extremo de la lista regional está Paraguay, donde apenas un 1% entra en estas categorías.
En cuanto a la filiación religiosa de quienes sí se declaran como parte de una religión, el estudio de Pew registra un 42% de católicos, 15% de protestantes y 6% pertenecientes a “otras” religiones.